Aún estaban calientes los primeros y, para el Bayern, muy agradables rescoldos del primer gol oficial conseguido por Harry Kane en la Bundesliga (0-4 contra el Werder Bremen en el partido inaugural de la Bundesliga, cuando el frío les ha entrado por los despachos: el gigante Siemens dejará de ser gran patrocinador del club próximo 30 de junio.
En efecto, el grupo industrial más importante de Europa —con sedes en Berlín y, precisamente, Múnich— acaba de anunciar que no extenderá a partir de esa fecha el acuerdo que les liga hasta entonces con el Bayern desde el año 2017.
No parece que la separación sea fruto de ningún conflicto. Un portavoz del grupo ha subrayado que “no hemos tomado esta decisión a la ligera” y que esta se debe estrictamente a que “en el futuro, vamos a centrar aún más nuestras acciones de patrocinio en nuevos productos, en nuestra cartera digital y en tecnologías sostenibles para apoyar mejor nuestra estrategia corporativa».
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🫢 Una decisión de negativo valor simbólico
Obvio es decir que la noticia no es buena para el Bayern. No tanto por su impacto económico, pues el club tiene toda la temporada por delante para buscar alternativas y, dado su enorme potencial, no parece que vaya a tener excesivos problemas en encontrarlas. Pero sí por lo que tiene de simbólico que un gigante empresarial considere que patrocinar a uno de los mayores clubes del mundo no es lo mejor para su estrategia corporativa.
En este sentido, la importancia de este “hecho simbólico” puede extenderse sin excesiva exageración al resto de los grandes clubes europeos. De manera cada vez más intensa, se asiste en ellos a una progresiva sustitución de los patrocinios de las principales empresas industriales, comerciales y financieras por los de marcas asociadas al capital árabe, a los juegos digitales o a las casas de apuestas.
Por ejemplo, según datos de SpornsorUnited, las compañías de gaming ya han superado a las tecnológicas en 2022-23 como las que tienen suscrito un mayor número de acuerdos de patrocinio con el conjunto de los clubes de las cinco grandes ligas que juegan competiciones de la UEFA.
📉 La calidad del patrocinio
Por lo que al caso concreto de Siemens se refiere, el Bayern bien puede consolarse pensando que viene a ser algo así como una ruptura anunciada. Al fin y al cabo, la estrategia de patrocinios del grupo alemán es descrita por este como “un compromiso con las comunidades locales, el arte, la cultura, la educación y la ciencia, así como los deportes, para desarrollar soluciones sostenibles e ingeniosas”.
Ese significativo «así como» (las comillas son nuestras) y el hecho sintomático de que los deportes se hallen al final de la lista parecen sugerir que el patrocinio deportivo tiene para Siemens un peso estratégico más bien… ligero; o, desde luego, no prioritario.
De hecho, el gigante teutón justificaba su patrocinio al club bávaro como una forma de “ayudarle a realizar su transformación digital”, lo que no supone precisamente un vínculo de acero ni de muy largo plazo.
Por el contrario, sus otros dos grandes patrocinios deportivos —la Copa América y las competiciones de automovilismo— sí se hallan más estrechamente relacionados con sus actividades tecnológicas e industriales y, sobre todo, con sus declarados propósitos de impulsar la sostenibilidad (por no hablar de que resultan también más “glamourosos” a efectos de reputación social).
Sea como fuere, y aunque parezca solamente un prejuicio derivado de los “buenos y viejos tiempos”, que el Bayern deje caer con tanta naturalidad su acuerdo con Siemens, salvo que haya algún gato en la oscuridad que de momento no se adivina, no es un buen signo para el presente y el futuro de la calidad del patrocinio del fútbol europeo.