El agua es uno de los aspectos más fundamentales de la vida. Nuestro cuerpo está compuesto de un 65% de agua. Por ese motivo, beber ayuda a regular la temperatura corporal, lubrica y amortigua las articulaciones y contribuye a que el sistema digestivo elimine los desechos. No beber lo suficiente puede afectar el estado de ánimo, producir sequedad en los labios y disminuir el rendimiento físico. Mantener una regular ingesta de agua, se recomienda ente 1,5 y 2 litros al día, es crucial. ¿Pero importa dónde conseguimos esta agua?
🤔 ¿Agua de grifo o embotellada?
En muchas regiones del mundo hay que ir con cuidado cuando se intenta conseguir agua. Sin embargo, en España tenemos una de las mejores aguas del mundo. Esto difiere a que en realidad no importa si se bebe agua del gripo o embotellada. En territorio nacional se considera que el 99,5% del agua de grifo es apta para su consumo. El único objeto de polémica es saber qué provincia tiene la mejor calidad de agua.
Pero, no en todo el mundo ocurre lo mismo. Por ejemplo, en países del sudeste asiático no es recomendable beber de las fuentes o grifos. A pesar de que el agua de grifo es segura para beberse, España es el tercer país con mayor consumo de agua embotellada en la Unión Europea (después de Francia y Alemania).
Y aunque es verdad que el agua del grifo lleva cloro para eliminar los microorganismos y bacterias, la embotellada no se salva de tratamientos.
😮 Pros y contras del agua del grifo
Empezando por el agua del grifo, su consumo tiene un precio muy reducido. Aunque todos los costes habituales en una vivienda han ido aumentando con el paso de los años, el agua sigue siendo la parte más barata, y el litro sale mucho más económico que si la compramos embotellada. En España, salvo en zonas donde no se recomienda su consumo, no hay diferencias apreciables entre el agua del grifo y la embotellada. De hecho, algunas aguas embotelladas conllevan un tratamiento potabilizador para adaptarlas al nivel del agua del grifo, algo que se paga en el precio final del producto.
Por otro lado, el agua que se consigue de manantiales asentados en zonas de tierras y rocas se conoce como dura. Durante mucho tiempo se ha argumentado contra las aguas excesivamente duras que podían provocar cálculos renales, aunque este punto no ha sido demostrado. Sí es cierto que la OMS recomienda a personas con tendencia a los cálculos evitar las aguas duras.
Otro punto positivo de beber del grifo es que no se necesitan plásticos, con lo perjudicial que puede resultar el mismo material y su reciclaje o transporte. También es cierto que la creación de embalses y canalizaciones ha tenido un impacto medioambiental. Por último, se sabe que las aguas que permanecen largos periodos embotelladas a temperatura ambiente, toman un metal llamado antimonio liberado del plástico, aunque en niveles bajos y no peligrosos. Con el agua del grifo nos evitamos este metal.
🤔 Pros y contras del agua embotellada
El principal aspecto positivo es el sabor. El agua embotellada no sabe a cloro como la del grifo porque se desinfecta por filtrado. El aumento de esta carga desinfectante para eliminar todo tipo de bacterias puede cambiar el gusto del agua, aunque eso no significa que la embotellada no esté del todo tratada. Añadido a este punto, nos ahorramos los microorganismos que no acabarían de ser eliminados con el cloro. En el agua embotellada, excepto que haya errores en la cadena de producción, la probabilidad de contaminación es mucho menor.
Eso sí, consumiendo agua embotellada gastaremos más para nuestra economía, la contaminación será mayor y también hay riesgo de ingerir el antimonio que proviene del plástico. También hay que tener en cuenta el transporte motorizado o la carga de llevar varias botellas de agua a pulso. En cualquier caso, es verdad que en casos de emergencias o catástrofes, si se corta el agua corriente, lo suyo es poder tener agua embotellada para seguir bebiendo.