La selección italiana de fútbol vuelve a la carga con una renovada esencia. Con un entrenador distinto, líderes emergentes y un estilo de juego transformado. Ciertamente, el pronóstico con Italia es muy incierto. Vienen de quedarse fuera del Mundial de Rusia 2018, de ganar la Eurocopa de 2020 y de no clasificar tampoco para la Copa del Mundo de Catar 2022. La noche y el día. El combinado transalpino no figura entre los favoritos en Alemania, pero eso no inquieta a Luciano Spalletti, que tomó las riendas del equipo hace nueve meses tras el adiós de Roberto Mancini. El técnico Certaldo coge el timón de la Squadra Azzurra tras llevar al Nápoles a conquistar la Serie A contra todos los pronósticos 23 años después de su último título liguero. Spalletti es un entrenador peculiar, pero que ha demostrado que sus métodos funcionan. Unos procedimientos que evocan al sentimiento, a la unión, al no tener miedo a los cambios y, sobre todo, a la fe en una idea; la suya. Con esto y con una convocatoria bastante renovada, Italia quiere, como hace tres años, reeditar una Eurocopa que nadie les adjudicaba.
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👊 Italia, una mezcla de orden y talento de una exquisita Generación Z
«Personalmente, yo gano si logro crear un equipo», declaraba Spalletti ante de empezar su andadura en la Eurocopa de Alemania. Italia ha cambiado de nombres. Ha dejado de lado a los históricos Gianluigi Buffon, Leonardo Bonucci y Giorgio Chiellini, para dar paso a otras figuras como Gianluigi Donnarumma, Nicolò Barella, Bastoni o Federico Chiesa. Estos son los nuevos líderes de la Azzurra. Y Spalletti, claro, que a sus 65 años asume por primera vez el mando en un gran torneo internacional tras una carrera en clubes como Roma, Zenit, Inter de Milán y Nápoles. Siempre le ha perseguido la mano firme, el no eludir los conflictos y el tomar decisiones lejos del agrado de todos.
Es un entrenador, por otra parte, que cuida al máximo los detalles. A su lado, ha incorporado a Gianluigi Buffon, campeón del Mundial de 2006, mientras que invitó a otros míticos como Alessandro Del Piero, Francesco Totti, Roberto Baggio, Giancarlo Antognoni y Gianni Rivera a pasar un día en la concentración previa para animar a los actuales integrantes del equipo y llenarles así la mochila de experiencias y nacionalismo. Spalletti jugó su mano de cartas. Cierto es también que quiere seriedad y concentración en su plantel. Es por ese motivo que prohibió los videojuegos y limitó el uso de los teléfonos a ciertas horas del día: «La selección debe ser una manada de lobos, no jugadores de Call of Duty», fue la frase del entrenador.
La mayoría de los integrantes de la nueva Azzurra crecieron viendo a Italia levantar el Mundial de 2006. La mayoría de los integrantes del equipo, salvo Darmian (34 años), Jorginho (32), El Shaarawy (31) o Giovanni Di Lorenzo (30) tienen 28 años o menos. Un puñado de futbolistas de la Generación Z que aspiran a llevar el futbol italiano a reinar de nuevo en el continente. Lo cierto es que la tendencia del fútbol italiano es positiva. Es el país que más entrenadores aporta a la Eurocopa (5), Atalanta es el actual campeón de la Europa League y Fiorentina perdió contra el Olympiakos en la Conference League. Además, Italia ha sido la federación con mejor rendimiento en las competiciones UEFA y, por ese motivo, el curso que viene tendrá cinco representantes en la nueva Champions League y ocho equipos en total en los torneos europeos.
🤔 Un equipo que puede vivir sin un delantero goleador
Italia basa su modelo de juego en un sistema que oscila entre el 1-3-4-2-1 y el 1-4-3-3. Los transalpinos siempre se han abrazado a sus líderes. En este caso, Spaletti quiere que el bloque prevalezca por encima de las individuales. Si algo ha tenido el conjunto italiano históricamente es solidez defensiva. Sin Chiellini, Bonucci, Acerbi o Scalvini, Bastoni y un jovencísimo Calafiori, al que comparan ya con Maldini por su melena al viento y su poderío, son los nuevos guardianes de la zaga.
A partir de ellos nace todo. Puntales defensivos, pero primeros focos de ventajas para construir un modelo de juego basado en el dominio y el control de la posesión del balón como elemento para empalmar las piezas, potenciar a los jugadores y articular los mecanismos competitivos. Di Lorenzo se suma a sus compañeros centrales para dejar de ser lateral y ser el defensor que forma una línea de tres en la primera línea de construcción. Su sitio por fuera lo ocupa Chiesa, que réplica el rol de un asentadísimo Dimarco: rápido, potente, excelente centrador, buen pie para asociarse, explosividad y esplendor físico para proyectarse, recuperar e impornerse en duelos—.
Con la primera zona asegurada y las bandas dispuestas para que Italia sea un equipo. muy ancho, al que hay que correr mucho para defender de lado a lado, llega el centro del campo, clave de Spalleti. Cuatro jugadores, a diferentes alturas y roles, especialmente el de Jorginho, más especialista y posicional que el resto, componen el argumento premium de Italia. Barella, Frattesi y Pellegrini reciben, cortan, se alejan, se desmarcan, filtran, finalizan, golpear, abastecen las bandas o juegan con Scamacca. Incluso Fagioli puede ser importante pese a perderse gran parte de la temporada por una sanción por apuestas.
Spaletti ha encontrado en la versatilidad y movimiento constante de su medular y ataque la mejor arma para suplir su gran debilidad: el gol. Las figuras de Paolo Rossi, Vieri, Inzaghi, Totti o Del Piero ya quedan muy atrás. Lo más cercano a ellos, salvando las distancias, es un Ciro Immobile que no ha sido convocado. El técnico transalpino confía en Scamacca, Retegui y Raspadori. Incluso en un recuperado Stephan El Shaarawy, ya sin su icónica cresta. La movilidad de los puntas italianos y la habilidad de extremos como Pellegrini o Chiesa son las fortalezas más contrastadas de Italia. Desde el control del balón, es un equipo que le gusta acumular la posesión, se despliegan con bastante facilidad.
Italia, con su rica historia y nueva piel, se prepara para conquistar Europa nuevamente. Con dudas y siendo un equipo tapado es cuando ha conseguido sorprender el conjunto Azzurri. De momento, en su debut ante Albania, recibieron el gol más rápido anotado en una Eurocopa, pero consiguieron remontar en una jugada de estrategia definida por Bastoni y con un disparo lejano de Barella. Juventud y un jefe experimentado y ordenado en el banquillo son las cartas que ponen en juego. ¿Será esta su próxima gran hazaña? Los campos de Alemania dictaminarán si eso es así.