Ser o no ser. Irse o quedarse. En semejante encrucijada shakespiriana está Trent Alexander-Arnold. El lateral derecho está en el último año de su contrato con el Liverpool, y cada vez hay más incertidumbre sobre su figura. «Quiero ganar trofeos. Soy un jugador al que le motiva mucho ganar cosas y estar en la élite», declaró recientemente. Sus palabras resuenan con fuerza en los pasillos de Anfield por el interés del Real Madrid en el inglés. Cada día es más difícil pensar en él como un One Club Man. Como en 2005, con el interés del Chelsea en su ídolo Steven Gerrard, el scouser debe elegir si quiere pasar a la posteridad como uno de los mejores entre los suyos o desde el destierro.
❤️ El niño que se hizo hombre en Anfield
A los 25 años, Alexander-Arnold ya ha ganado más títulos de los que muchos jugadores podrían soñar en toda una carrera. Y, como no, lo ha hecho en el club de su ciudad. Desde su debut en 2016 ha ganado todos los títulos posibles a nivel de clubes. Bajo las órdenes de Jürgen Klopp se consolidó como una pieza clave del equipo y uno de los mejores laterales del mundo por su especial sensibilidad con el balón. Sus centros precisos, su visión de juego y su capacidad para crear oportunidades revolucionaron el rol del lateral derecho en el fútbol moderno.
A pesar de este éxito, el joven inglés quiere más. El Liverpool ya no es ese equipo puntero que arrasaba, sino uno que vive a la sombra de la dinastía que ha formado el Manchester City. Competir por la Premier League, pese a quedarse cerca el año pasado, es una quimera. Y, claro, ni hablar de volver a ganar otra Champions. Trent Alexander-Arnold ve como su talento diferencial no se va a traducir en títulos en el corto plazo. Al otro lado, desde su ventana, ve como Jude Bellingham, gran amigo suyo, ya lo ha ganado casi todo en un único año con el Real Madrid. Siente que se está perdiendo algo por quedarse en casa.
— Trent Alexander-Arnold (@TrentAA) September 1, 2024
🔙 Como Gerrard, pero dos décadas después
Esta situación es conocida de sobra en los despachos de Anfield. Hace casi dos décadas, se hablaba de que Steven Gerrard podía irse al Chelsea por razones similares a las de Trent Alexander-Arnold. Sentía que su nivel y ambición estaba por encima de lo que buscaba el club, y estuvo muy cerca de salir. Y, si se mira con retrospectiva, semejante tentación era entendible. Por mucho que fuese un chico de la casa y que llevase al Liverpool en su corazón, a su puerta estaba llamando uno de los equipos del momento. Sabía que lo mejor para su carrera era marcharse.
Nadie lo entendió. A todo el mundo le pareció mal que su emblema quisiese irse así, que apostase por ganar títulos por la vía fácil. No eran capaces de comprender que uno de los suyos se marchase. Comenzaron a llamarle pesetero, a evaluar todos sus movimientos con desdén. A Alexander-Arnold, por ejemplo, le está empezando a pasar lo mismo. Que si sus caras cuando le cambian, que si su actitud… Todo les parecía mal a todos. Y, claro, sus últimas declaraciones no han ayudado. Otra vez, la misma historia y el mismo guion. Lo bueno es precisamente esto: si se repite todo, el Liverpool va a ganar la Champions. Gerrard decidió quedarse y ganó la Orejona aquel año, eliminando al Chelsea en semifinales. Por seguir con el paralelismo, en aquella campaña también debutó un nuevo entrenador en el banquillo de los reds. Si hace 20 años fue Rafa Benítez, en la actualidad es Arne Slot.
Gerrard consiguió resarcirse ganando la Champions en el mismo año de su hipotética salida del club.
💭 ¿Qué podría suponer la marcha de Alexander-Arnold?
La cosa está en que la salida de Trent Alexander-Arnold sería un duro golpe para el Liverpool. El club sabe que, como con Gerrard en su momento, están al borde del abismo. Si se marcha, no solo perderían a un jugador clave en su esquema táctico, sino algo más. Alexander-Arnold es un ícono local, un símbolo del éxito de la academia del Liverpool y un modelo a seguir para futuras generaciones de jugadores. Perderlo mandaría un mensaje a los canteranos del futuro con la misma ambición: si queréis ganar títulos, aquí no va a poder ser.
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Sin embargo, el Liverpool aún tiene tiempo para intentar convencer a su estrella de quedarse. En Anfield trabajan en silencio para mantenerle más allá de 2025, y saben que el factor emocional puede ser determinante. “Quiero ser jugador del Liverpool esta temporada (como mínimo); es lo que diré. Llevo 20 años en el club”, mencionó el inglés durante sus incendiarias declaraciones. Alexander-Arnold es consciente de que el corazón le pide quedarse en casa para seguir siendo un héroe local. Por mucho que su cabeza le invite a vestirse de blanco para ganar todo lo que (teóricamente) no va a conseguir en su hogar, puede convertirse en el nuevo Gerrard. Y, claro, se le suma el ilusionante proyecto de Arne Slot. La situación deportiva puede reflotar en el corto plazo.
La moneda ya está en el aire. En lo que cae, surge la gran pregunta. ¿Seguirá los pasos de su ídolo, eligiendo la lealtad y el legado sobre las oportunidades de gloria en otro club o tomará un camino diferente lejos de casa? La respuesta solo depende del propio Alexander-Arnold, y de nadie más. Por mucho que le quieran tentar de un lado u otro, no tiene más vuelta de hoja. Él, acostumbrado a dar asistencias, será el encargado de definir esta situación. En sus manos está la posibilidad de ser un héroe para los suyos o una leyenda para el resto.
