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⚽ Champions League

El viejo Madrid en la nueva Champions: noche gris, triunfo seguro

En una noche donde el vigente campeón de Europa volvió a mostrar más sombras que luces, el Real Madrid logró imponerse (3-1) a un valiente Stuttgart en el arranque de la Champions League 2024/2025. El equipo de Ancelotti, lejos de su mejor versión, demostró esa capacidad innata y a veces inexplicable para sacar adelante partidos complicados, en una velada donde el vigor y atrevimiento alemán pusieron contra las cuerdas a los blancos durante largos pasajes del encuentro. Lejos de casi cualquier recurso colectivo, la quebrada pizarra de Ancelotti, que además experimentó más de lo previsto en el once con Carvajal de central y Lucas Vázquez de lateral, se salvó por el acierto individual de algunas de sus estrellas, especialmente de Courtois o de Rodrygo.

🔁 El Madrid y la Champions, una historia mil veces vista

El Santiago Bernabéu fue testigo, una noche más, como tantas otras que terminaron en júbilo, de un Madrid irreconocible en la primera mitad. El Stuttgart, con un fútbol directo y vertical, sometió a los locales a un asedio constante. Solo la figura colosal de Courtois mantuvo a flote a los merengues. El guardameta belga se erigió como un muro infranqueable, frustrando hasta cuatro ocasiones claras de los germanos. Leweling y Millot se toparon una y otra vez con las prodigiosas manos del cancerbero madridista.

El runrún en las gradas crecía con cada minuto que pasaba. El Madrid, atascado en su juego y superado en intensidad, apenas lograba hilvanar jugadas de peligro. Ni Mbappé ni Vinícius conseguían desequilibrar, ahogados por la presión asfixiante de los hombres de Sebastian Hoeneß. Especialmente el ‘7’, como viene ocurriendo durante todo el curso. Solo Rodrygo, en la media hora final del primer tiempo, logró insuflar algo de vida al ataque blanco, pero sin consecuencias en el marcador. Una vez más, el más perjudicado, alejado de su mejor posición y sacrificado en defensa, fue el mejor de los atacantes.

⏩️ De Courtois a Rodrygo

Y así lo corroboró La segunda mitad arrancó con un golpe de efecto. Un pase largo de Tchouaméni encontró a Rodrygo, quien asistió a Mbappé para abrir el marcador. Quién sino. El del gol, claro. Y el del pase, obvio. Pero el gol, lejos de asentar al Madrid, pareció despertar aún más al Stuttgart. Los alemanes redoblaron su presión y, finalmente, Undav logró batir a Courtois con un certero cabezazo. Tanto va el cántaro a la fuente…

El empate sumió al Bernabéu en un silencio sepulcral. El fantasma de una debacle europea en la noche inaugural planeaba sobre el coliseo blanco. Sin embargo, como tantas veces en su historia, el Real Madrid encontró la forma de sobreponerse a la adversidad. Rüdiger, precisamente ex del Stuttgart, aprovechó un córner para devolver la ventaja a los locales. Hubo celebración, por si alguien lo dudaba. Y lluvia de collejas de Kylian, que aprovechó la primera oportunidad que tuvo para devolverle al central las celebraciones venidas y, seguramente, también las celebraciones por venir.

Aún hubo tiempo para más sobresaltos. El Stuttgart, lejos de rendirse, buscó con ahínco el empate. Pero cuando el reloj marcaba el minuto 96, Endrick, en su debut en Champions, sentenció el partido con un contragolpe de manual. Dos jugadores abiertos, seguramente dos de los atacantes más prestigiosos y determinantes del planeta. Y Endrick, poco más que un juvenil que apenas lleva unos minutos en el campo, decide finalizar la jugada. Desde fuera del área. Con ese cañón, todo le da igual. 3-1 definitivo y el final de la historia que todos nos sabíamos.

Madrid

La victoria, aunque trabajada y sufrida, no logra disipar las dudas sobre el juego del Real Madrid. Ancelotti tiene trabajo por delante para ajustar un equipo que, si bien sigue sumando triunfos, dista mucho de ofrecer un fútbol convincente. La Champions, una vez más, demostró ser el hábitat natural de los blancos, capaces de sacar adelante partidos incluso en sus peores días.

Al final, la historia se repite. El Real Madrid, aun jugando mal, sigue encontrando la forma de ganar en su competición fetiche. Quince Champions adornan sus vitrinas, y noches como esta demuestran por qué. La magia europea del conjunto blanco sigue intacta, aunque el camino hacia la decimosexta se antoja más complicado de lo esperado, incluso con Mbappé, si no logran elevar su nivel de juego.

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