El Manchester United-Galatasaray de la segunda jornada de la fase de grupos de la Champions League tenía un protagonista claro. Wilfried Zaha, que hace 10 años estaba atrapado en Old Trafford, volvía a la ciudad que pudo costarle su carrera para jugar un partido de la mayor competición europea de clubes. Como no podía ser de otra manera, el delantero marcó y se lo dedicó a una grada que le había despreciado. El lío, aunque ya estaba montado, le había quitado un peso de encima. La historia de su desencuentro por fin había terminado.
👎 El calvario de Zaha en Manchester
«Pasé por muchas cosas en el United. Hubo rumores de que no jugaba en el club porque había estado saliendo con la hija de David Moyes, y nadie intentó aclarar lo que pasó. Esto sucedió cuando tenía 19 años, viviendo solo en Manchester y sin nadie más cerca, ya que el club controlaba dónde vivía. No me dieron un coche como al resto de jugadores de la plantilla. Estaba viviendo un infierno lejos de mi familia. No podía parar de pensar ‘si esto no me hace más fuerte, ¿qué lo hará?’. El Manchester United trató de destruirme a mí y a mi carrera«, confesó Zaha hace algunos años en una entrevista concedida al Daily Mail. Solamente estuvo en Manchester seis meses, pero estos dejaron una herida que ha ido cicatrizando poco a poco.
Llegó procedente del Crystal Palace en 2013, siendo el último fichaje de Sir Alex Ferguson. El joven del sur de Londres había llegado al club inglés por excelencia, siendo el puente que uniría el final de una era con lo que venía. Quizás, su estancia en Old Trafford fue profética de lo mal que irían las cosas por allí sin Ferguson en el banquillo. Los red devils, para incomodarle lo mínimo, le dejaron cedido en el Palace hasta el verano, incorporándose con David Moyes. Ahí empezó todo. Durante esos primeros seis meses de temporada, Zaha no era el mismo. Ni su cesión al Cardiff fue fructífera. Necesitaba volver a sus raíces para reencontrarse consigo mismo y con su fútbol.
💖 Del sur de Londres… y orgulloso
El Crystal Palace, consciente de que el futbolista que creció cerca de Selhurst Park lo estaba pasando tan mal, hizo todo lo posible porque volviese al sur de Londres. Primero como cedido y poco después en propiedad, Zaha tardó poco en alcanzar la grandeza que se le presuponía cuando hizo las maletas rumbo a Manchester. Era más fuerte mentalmente, fruto de lo que sufrió allí. Puede ser que el sur de Londres no tuviese los focos que sí llegan a Old Trafford, pero él allí era feliz. Desde entonces, pocas dudas hay de que es el jugador más grande que ha vestido la camiseta del Crystal Palace.
Pese a ello, aún le quedaba por cumplir un sueño. Cumplirlo le obligaría a salir de nuevo de su zona de confort. Tras muchas idas y venidas, decidió no renovar con el Crystal Palace para marcharse al Galatasaray. Con 30 años, quería jugar la Champions League. Por ironías del destino, quedó encuadrado contra el Manchester United en la fase de grupos. Los que pudieron torcerlo todo estaban ahí, dándole la oportunidad de que su herida cicatrizase en el momento más especial de su carrera. Su gol en Old Trafford, clave para que los turcos se llevasen el triunfo, fue una liberación. Se lo dedicó, obviamente, a los aficionados locales y a todo aquel que llevase el escudo del Manchester United. Por fin, el Teatro de los Sueños fue como su nombre indica para Zaha.
@tntsports “I finally made it here” 🥹 Wilfried Zaha was absolutely delighted with his goal scoring #UCL debut as Galatasaray defeated Man Utd 👏 #championsleague #zaha #manutd #mufc #tntsports #soccer #football
«No es solamente el partido, la música o el resto. Es el sentimiento, es diferente. Es como si finalmente lo hubiese conseguido aquí. No hay nada como la Champions League, porque es jugar entre los mejores y poder demostrar mi talento aquí. Lo es todo para mí«, confesó Zaha en TNT Sports tras el partido. Nadie mejor que él podría verbalizar lo que implicaba todo este encuentro para él. La posibilidad de cumplir un sueño se conjugó con su traumático pasado para señalar hacia el futuro. Con todas las cuentas pendientes saldadas, al chico del sur de Londres solo le queda disfrutar.