MARTIAL LMANCHESTER UNITED
⚽ Fútbol internacional

Hasta Anthony se cansó de esperar a Martial

Anthony Martial se va del Manchester United. Se acabó aquello de esperar a que el talento se impusiera a la realidad. Son casi nueve años los que ha estado en el Teatro de los Sueños, tratando de encontrarse con el futbolista que pudo ser y nunca fue. Ahora, a sus 28 años, abre un nuevo capítulo en su carrera. Tendrá menos expectativas, lo que quizá le hace disfrutar de su fútbol. Lo que está claro es que Martial pudo serlo todo y ha acabado quedando en nada.

​🤩 Todos quisimos ser como Martial

Antes de que Mbappé arrasase con todo como una supernova, Martial era el elegido. Él debía ser el nuevo Thierry Henry. Como el legendario atacante francés y el aún extremo del PSG, comenzó a ganar relevancia en el Mónaco. Los del Principado no dudaron en acometer su fichaje pese a su juventud y sus pocas apariciones con el primer equipo del Olympique de Lyon. Había pulverizado los récords de precocidad de Karim Benzema a orillas del Ródano, por lo que lo vieron como una inversión a futuro. No tardó en devolver la confianza que pusieron en él: demostró que ya estaba hecho para el fútbol de élite.

Recordando a… Thierry Henry, el mejor de la historia de la Premier

Mediante su potente zancada y su calidad, se erigió como un asesino en el área. Llegaba y ejecutaba con frialdad, como si su meta siempre fuese el gol que aún no había marcado. Lo tenía todo para ser el jugador favorito. Por ello, tras destrozar al Valencia en la fase clasificatoria a la Champions de 2015, el Manchester United fue a buscarle. Los red devils, tal y como vive el Real Madrid por ganar y el Barça por la posesión, querían recuperar el ADN ofensivo que les estaba abandonando. Sin Sir Alex Ferguson en el banquillo, necesitaban nuevos referentes en Old Trafford. Martial tenía el aura de esos grandes delanteros de siempre, por lo que merecía la pena pagar por él. Fueron 60 millones a cambio de la certeza de que iba a empezar una nueva era dorada.

Sus primeros momentos con los mancunianos fueron la gasolina de la que se alimenta el Teatro de los Sueños. Ante el Liverpool salió solamente 25 minutos. Tras un excepcional gol de chilena de Benteke (posiblemente, lo mejor que hizo como red), arrancó por la izquierda y encaró al imponente Martin Škrtel. El esloveno estaba dispuesto a enseñarle lo que era la Premier League. Cuando se acercó a Martial para entrarle, se había desvanecido. Ya no estaba él, y el balón estaba en la red. «Welcome to Manchester United, Anthony Martial«, gritó exaltado el narrador. Aquel recorte y posterior tanto constataban la llegada de una supernova a la liga. Si Henry hizo Invencible al Arsenal, Martial lo haría con el Manchester United. Qué equivocados estábamos…

ANTHONY MARTIAL GOL LIVERPOOL MANCHESTER UNITED

Martial comenzó de la mejor manera posible: ante el eterno rival, en casa y con un gol antológico.

​📉​ De Henry a Anelka

Pese a que su temporada de debut fue buena (28 goles producidos en la 15/16) y cuenta con otra campaña de 17 tantos en la Premier, el fútbol de Martial comenzó a volverse apático. Su mirada, esa que transmitía frialdad en un primer momento, pasó a ser sinónimo de pasotismo. Dejó de ser la luz a final del túnel para ser una bombilla que brillaba de vez en cuando. Solo sus notables gestos técnicos y su elegancia permitían que hubiese esperanza por recuperar su mejor versión. Además, su juventud nos hizo ilusionarnos con que no se había perdido, con que su talento iba a volver a imponerse. Necesitaba tiempo, nada más. Iba a volver.

El problema es que fueron pasando los días, y su promesa comenzó a desvanecerse. Anthony Martial no era el nuevo Thierry Henry, sino que se le había puesto cara de Nicolas Anelka. Al igual que con el primero, compartía varias con el segundo: la ya mencionada frialdad (o insolencia), su enorme talento y la capacidad para desaparecer cuando más necesaria es su genialidad. Así como con el ex del Chelsea, se comenzó a hablar de lo que podía haber sido y nunca fue. Sumado a sus constantes problemas físicos, era una señal inequívoca de que se acababa de clavar el primer clavo en el ataúd del mejor Martial.

Para intentar revertir la situación, el Manchester United le cedió seis meses al Sevilla. En Nervión, lejos del clima cargado de un Old Trafford que ya no creía en él, podía volver a ser el jugador que rompió a Škrtel. Sin embargo, aquellos meses en el Sánchez Pizjuán no le ayudaron. Coincidió con aquel final de temporada convulso con Julen Lopetegui, y volvió a ser presa de un ambiente desfavorable. Se puede pensar que no tuvo suerte (porque no la tuvo), pero no fue suficiente excusa. Llegó a Sevilla para ser el factor diferencial de una buena plantilla, para darle ese punch diferente, y no logró imponerse en ningún momento. Su frialdad, una vez más, se tornó en insolencia.

​🔜​ El final en Mánchester, un nuevo capítulo

Tras su paso por Sevilla, Anthony Martial tuvo su última oportunidad en Old Trafford. Con la llegada de Erik ten Hag, estaba ante su último tren para ser importante. El neerlandés tenía la misión de hacer una limpieza en el club, y el atacante francés se quedó. Martial podía conseguirlo, volver a ser importante. Comenzó desde el banquillo, como en su debut, pero esta vez no supo aprovechar sus minutos. Para la segunda temporada con ten Hag, la actual y última de su contrato, la situación fue a peor. Ha jugado poco más de 629 minutos. Su carrera en el Manchester United empezó con un gol inolvidable, y ha terminado, irónicamente, en el olvido.

Su futuro es incierto. No se sabe quién se atreverá a apostar por él, ya que la jugada es mucho más arriesgada que cuando llegó a Mánchester. Pese a ello, su talento es innegable. Tras tanto Henry y Anelka, debe fijarse en Isco Alarcón: él también fue Golden Boy y supo aprovechar su oportunidad en un nuevo club. Solo una lesión le ha dejado fuera de la Eurocopa. Quizás, ahora que Martial no tiene expectativas, funciona tan bien como el español en el Betis. Ahora sí que no servirán las excusas del entorno y dinámica del equipo, pues todo dependerá de él. A sus 28 años, está ante el espejo, asumiendo lo que pudo ser y no fue. En sus botas está la posibilidad de demostrar que en el fútbol, así como en la vida, es mejor tarde que nunca.

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