En el corazón de Hamburgo, en el norte de Alemania, un barco pirata surca pletórico el río Elba ante la atenta mirada de miles de aficionados. El viento ondea las banderas que adornan el navío con imágenes identificativas de la ciudad y también se atisban identificativos piratas, algunos con colores LGBT. Hamburgo, transgresión, emblemas piratas… estamos hablando del St. Pauli. De una forma onírica, claro está. Este club alemán es uno de los más famosos dentro de los clubes más laureados del territorio germano. Después del Bayern Múnich y el Borussia Dortmund es el que más camisetas vende. ¿El motivo? Es una de las entidades más progresistas, anticapitalistas, antifascistas y liberales que existen. Una isla dentro del fútbol moderno. De algunas forma, siempre van a contramano del resto. O un paso por delante, según se mire.
Esta temporada ha conseguido un histórico ascenso a la Bundesliga, después de 13 años en Segunda. En el St. Pauli convive la paz y la armonía bajo el paraguas del fútbol y unos valores muy marcados. Sin embargo, esta visión se ha empañado este curso. ¿Contradictorio, verdad? En la campaña del regreso a la máxima categoría, una tormenta de controversia internacional amenaza con manchar el logro del equipo. Todos los ojos miran a Oriente Próximo. En concreto, a la guerra entre Israel y Hamás. Y aunque con lo explicado en estas líneas se podría entender que el pensamiento es solo uno, hay mucho más allá en este tema geopolítico que está salpicando a la reputación del St. Pauli.
😯 Entre lágrimas de alegría y mensajes de protesta
El 11 de mayo de 2024, el St. Pauli venció al Osnabrück en un partido vibrante (3-1). El pitido final desató una explosión de júbilo en las gradas del Millerntor-Stadion, el hogar de los piratas y que ha presentado este curso un 99.8% de ocupación de media. Tras 13 años de travesía por la Bundesliga 2, el equipo certificó su regreso a la máxima categoría del fútbol alemán. La alegría de los aficionados era palpable. Tanto, que los seguidores invadieron enseguida el césped con banderas, bufandas y cualquier identificativo del club. La muchedumbre envolvió a los jugadores, que lejos de sentirse extraños, se unieron a los festejos. Las banderas piratas ondeaban al viento, los cánticos resonaban en el estadio y las lágrimas de emoción corrían por las mejillas de los presentes. La temporada del club ha sido sensacional. Ha ganado la liga bajo las órdenes de Fabian Hürzeler, que tan solo tiene 31 años, y ha dejado fuera del ascenso al rival de ciudad, el Hamburgo. Jamás ha sucedido que el St. Pauli esté en la Bundesliga y el HSV, en Segunda.
Sin embargo, la celebración no fue tan eufórica para todos los aficionados del club. A raíz del conflicto armado entre Israel y Hamás, que ascendió de violencia a finales de 2023, el St. Pauli, fiel a su ideología antifascista y de izquierda, emitió un comunicado condenando los ataques a Israel y defendiendo los derechos humanos. Hay que poner el contexto de que el territorio israelí es la cuna de los judíos, el lugar que vio nacer a este pueblo. Y viendo que los valores del club son totalmente antifascistas y que la herida del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial está muy presente, la postura del club ha estado siempre a favor de Israel. Es bien sabido la gran relación que tienen con el Hapoel de Tel Aviv. Es más, todo pensamiento contrario está tachado de antisemita por parte de la entidad.
😢 Descontento en la escena internacional
Esta actitud, aunque coherente con los valores del club, generó una fuerte controversia entre las peñas internacionales del St. Pauli. Se calcula que hay más de 500 peñas desparramadas en todo el mundo. En los años 80, cuando la extrema derecha arrasaba en las gradas de media Europa, esta entidad de Hamburgo ganó popularidad en todo el mundo por su ideología contraria. La entidad alemana nunca se ha posicionado en contra del genocidio y del bloqueo que sufren desde hace décadas los civiles palestinos. Por ese motivo, en el panorama internacional muchas voces consideran que el club no ha tenido una postura firme con el sufrimiento de los palestinos. La tensión ha ido escalando hasta el punto que ha provocado comunicados por parte de las peñas internacionales de los piratas, donde se hablaba del «derecho del pueblo palestino a la autodefensa y autodeterminación», además de condenar a Hamás.
El ascenso a la Bundesliga debería ser motivo de celebración para el St. Pauli. Pero la discordia y la pérdida de apoyo internacional ponen en jaque la popularidad del club. Una de las estocadas más fuertes fue la disolución de peñas emblemáticas de la entidad en ciudades como Glasgow, Atenas, Barcelona o Bilbao. Ahora, la pregunta que se hace todo el mundo es clara: ¿Podrá mantener su identidad como club progresista sin perder su esencia? Con el ascenso a la Bundesliga también se han subido el precio de las entradas, algo que tampoco ha gustado.
El club está intentando mediar, pero la distancia con las peñas internacionales parece insalvable. Como las fuertes creencias del club. El tiempo dirá si este ascenso será la gloria del regreso o el inicio de un naufragio. El St. Pauli tiene una historia de 114 años y que se debe, en gran parte, a sus aficionados. En 2004, los seguidores más fieles consiguieron reunir 6 millones de euros para salvar al club de la desaparición. Ahora, una parte de sus seguidores reniegan de las formas de la entidad con el conflicto en la Franja de Gaza. La controversia también ha llegado a este club que es un fenómeno de culto en todo el planeta.