El Barça no quiso prolongar la espera y selló este jueves su vigésimo octavo campeonato de Liga en un escenario cargado de simbolismo: el RCDE Stadium. Fue allí donde el conjunto azulgrana levantó su última Liga, y fue allí donde un zurdazo marca de la casa de Lamine Yamal rompió la igualdad y decantó un derbi que había comenzado muy parejo. A sus 17 años, el joven talento catalán se consagra como presente y futuro del club.
El Espanyol comenzó con valentía. Con un planteamiento agresivo, Manolo González apostó por presionar alto y buscar transiciones rápidas. Su equipo tuvo las primeras ocasiones claras del encuentro. Urko González de Zárate y Javi Puado dispusieron de dos manos a mano que pudieron cambiar la historia, pero se toparon con la imprecisión y con un Szczesny providencial, titular de nuevo bajo los palos del Barça.
La reacción culé fue gradual. Pedri, que celebraba su partido 200 con la camiseta azulgrana, tomó las riendas y empezó a generar juego ofensivo. Lewandowski, Yamal y el propio Pedri lo intentaron desde media distancia, pero sin éxito. El primer tiempo terminó con sensaciones encontradas: el Espanyol mereció más, pero el marcador no se movió.
En el segundo acto, Flick dio entrada a Balde buscando desborde. El cambio surtió efecto rápidamente. A los pocos minutos, una de esas jugadas tan características de Lamine Yamal desequilibró el partido y, con él, el campeonato: arrancada por banda derecha, recorte hacia dentro y disparo con rosca al ángulo. Joan García voló, pero no llegó. Un golazo de bandera que vale una Liga.
Con el marcador en contra, el Espanyol apeló al orgullo. Empujó más por emoción que por claridad, pero la resistencia blaugrana fue férrea. Szczesny volvió a aparecer para evitar el empate en una intervención crucial ante Roberto Fernández. Las esperanzas locales terminaron de desvanecerse con la expulsión de Cabrera por un codazo a Lamine a diez minutos del final.
Ya con superioridad numérica y espacios, el Barça sentenció en el descuento. Fermín López enganchó un disparo seco y preciso para poner el 0-2 definitivo y desatar la euforia de los visitantes. No solo ganaron un derbi, sino también una Liga. La primera para Hansi Flick, que ha sabido revitalizar un vestuario tocado, y la primera también para Lamine, que empieza a acumular títulos mientras sigue siendo menor de edad.
El partido estuvo marcado también por un incidente extradeportivo: en uno de los fondos del estadio, parte del público fue desalojado tras un atropello en las inmediaciones, derivado de una agresión a una conductora que intentaba huir al ver su vehículo zarandeado. La noticia, que corrió como la pólvora en el estadio, empañó una tarde que debía ser de celebración.
Pero el fútbol no detiene su curso. El Barça es campeón. Y lo es con justicia. La era de Lamine Yamal ha comenzado, y parece que va para largo.