El Barça se reencuentra con la victoria tras su pinchazo ante el Mallorca. Los de Xavi ganaron al Sevilla de Mendilibar (1-0) con un gol en propia de Sergio Ramos, cerrando un partido trepidante con esa fina y cruel ironía que solo tiene el fútbol. Con ello, los culés recuperan momentáneamente el liderato, quedando a expensas de lo que suceda en el resto de la jornada.
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— FC Barcelona (@FCBarcelona) September 29, 2023
🕺🏼 No podemos quejarnos de este viernes por la noche
Tal y como está confeccionado el calendario, es muy extraño tener un partido de la magnitud de un Barça-Sevilla ubicado en el viernes por la noche. Y es que, siendo sinceros, este día está reservado al descanso. No debería existir el fútbol en los viernes, pero aquí estábamos todos. Lo importante era que, ya que a la mayoría le gustaría hacer otros planes, los protagonistas al menos tuviesen el mismo sentido del deber. Ahí llegó una agradable sorpresa: los futbolistas de Barça y Sevilla conocen y aplican la filosofía de Immanuel Kant. Ellos debían ser los primeros en cumplir, y estuvieron dispuestos desde el primer momento a regalarnos un buen plan para dar entrada al fin de semana.
El Sevilla, fiel a la idea de Mendilibar, se plantó en Montjuic dispuesto a ir con la línea adelantada. Sabiendo como juega el Barça, el ritmo estaba asegurado. Ya fuese por medio de la creatividad de los Joaos (fue Félix el que tuvo la mejor ocasión de la primera parte tras una asistencia de Cancelo) o por medio de una jugada directa de los de Nervión, el fútbol estaba borrando de la primera plana las disputas directivas entre ambos clubes por el ‘caso Negreira’. Al menos, la zona noble del Sevilla no estaba pasándoselo mal después de plantar a la del Barça en el palco, pues desde la tribuna se viven mejor estos partidos. Los dos únicos lunares, entre tanto ingrediente de éxito para hacer entretenido el partido, eran la falta de goles y la lesión de Raphinha.
🫂 La unión entre Ramos y Yamal le da puntos al Barça
La segunda mitad mantuvo el nivel de emoción arriba, aunque de una forma muy distinta. Ya no era una relación casi de igual a igual, sino la de un Barça mandón que no lograba dañar la defensa de un Sevilla obligado a parapetarse cerca de su área. Los de Mendilibar, por mucho que intentaban desperezarse, no podían salir ante la presión de los locales, ansiosos por reencontrarse con la victoria. Así, de tanto llevar el cántaro a la fuente, acabó llegando el gol. Otra vez Lamine Yamal, que se mueve con comodidad en estos escenarios límite, se vistió de héroe. Su aparición por la derecha de la banda del Sevilla fue indetectable, mandando un centro que acabó marcando Sergio Ramos en propia. Esa unión entre asistente y goleador involuntario viene de lejos, pues el joven talento saltó al campo de la mano del camero en 2016. Todo estaba escrito.
Lamine Yamal fue el culpable del autogol de Ramos que le dio la victoria al Barça.
Xavi, que está empezando a saber más por viejo que por diablo, rápidamente cerró líneas. Sacó a Yamal del campo, introduciendo a Oriol Romeu. Tocaba dormir el partido, ya fuese con o sin balón. El Sevilla, sin tanto ímpetu como en el primer tiempo, estaba cayendo derrotado en cada jugada. Tuvieron su tiempo en el partido y no lograron aprovecharlo, maldiciendo las ocasiones en las que no tuvieron puntería. El inexorable paso del tiempo fue amargándoles la noche, fastidiando su inicio del fin de semana. Por la otra parte, claro, estaba la mayoría de presentes en Montjuic. Con la victoria y el liderato momentáneo del Barça en el bolsillo, el fin de semana se afronta de otra manera. No podrán quejarse de que hubo fútbol un viernes.
