El talento de Vinícius vuelve a brillar cuando más lo necesitaba el Real Madrid. El brasileño, más comprometido que nunca en las tareas colectivas, fue el gran protagonista en la victoria merengue ante el Salzburgo, contribuyendo con un gol de categoría y una asistencia que selló el rumbo del partido antes del descanso. Un triunfo que alimenta las aspiraciones del equipo de Xabi Alonso, cada vez más sólido y convincente.
Vinícius, inspiración y desequilibrio
Con el Salzburgo necesitado de puntos y el Real Madrid buscando asegurar su pase a la siguiente ronda, los de Xabi Alonso salieron al campo con determinación. El técnico apostó por un sistema renovado, adaptando las piezas sin perder la esencia ofensiva. La ausencia de Asencio por sanción obligó a reconfigurar la zaga, con Tchouaméni actuando como central, y los carrileros Trent y Fran García ofreciendo amplitud. En el centro del campo, Arda Güler asumió responsabilidades creativas, mientras que Gonzalo volvió a ser titular por delante de Rodrygo.
El Madrid dominó desde el inicio, acorralando al Salzburgo en su propio campo durante los primeros 30 minutos. Destacó la presión alta, la recuperación rápida y la anticipación de Huijsen, así como el esfuerzo defensivo de Gonzalo. A pesar del dominio territorial, las ocasiones claras tardaron en llegar. La más peligrosa nació de una buena acción colectiva entre Bellingham y Vinícius, pero el guardameta Zawieschitzky se lució en el mano a mano.
El aviso del marcador de Al Hilal, que complicaba el panorama para los austríacos, hizo reaccionar al Salzburgo, que comenzó a merodear el área blanca con algo más de ambición. Sin embargo, esa valentía les pasó factura. Una recuperación rápida de Fran García permitió armar una transición fulminante: Bellingham filtró un pase magistral y Vinícius, con su habitual descaro, dejó atrás a su defensor, recortó y definió con zurda para abrir el marcador.
Lejos de conformarse, el brasileño dejó una jugada de auténtico crack al borde del descanso. Tras una presión exitosa de Huijsen, Vini encaró la defensa rival, arrastró la marca y, en lugar de finalizar, asistió con una pisada sutil a Valverde, que solo tuvo que empujarla. Una acción de lujo que recordó al mítico tacón de Guti en Riazor. Cuando Vinícius está inspirado, es imparable.
El Madrid dosifica y sentencia a la contra
Con el 0-2 en el marcador, el Madrid bajó ligeramente el ritmo en la segunda parte. El Salzburgo introdujo a Kjaergaard y Daghim para intentar cambiar la dinámica, y este último dispuso de dos buenas oportunidades. Courtois, siempre fiable, desbarató la primera con una intervención magistral, mientras que la segunda se perdió por escasos centímetros.
El juego del Madrid perdió frescura en la medular, con Arda Güler menos participativo y Bellingham asumiendo riesgos que casi cuestan caro. Aún así, Valverde volvió a rozar el gol en dos disparos lejanos, mostrando su habitual llegada.
Los cambios volvieron a modificar el dibujo táctico, con Modric y Rodrygo ingresando al campo, y la anécdota de la noche la protagonizó Rüdiger, que en su afán ofensivo terminó acalambrado y debió ser sustituido.
El Salzburgo lo intentó sin demasiado peligro y se expuso a las contras del Madrid, que supo aprovechar los espacios. En una de esas transiciones, Gonzalo presionó, robó y definió con mucha clase tras un gran pase de Trent. Un gol que cerró el partido y reafirma las credenciales del joven delantero, que sigue ganándose minutos en el primer equipo.
El Real Madrid de Xabi Alonso sigue creciendo, mostrando solidez, variantes tácticas y una versión cada vez más madura. Próxima parada, los octavos de final ante la Juventus, donde se medirá el verdadero potencial de este equipo.
