El partido del Real Madrid en Braga promete traer cola. La presencia de Ultras Sur en la ciudad del norte de Portugal se podía llegar a esperar, pero no que acabasen ocupando estancias teóricamente reservadas para aficionados blancos. Por ello, más de 70 peñas le han reclamado al Real Madrid más mano dura mediante un comunicado contra el grupo radical. «Siendo enemigos declarados del madridismo, ¿qué pintan dentro de las localidades reservadas para la afición? Nada. Pero unas decenas de entre ellos son socios del Club, que diez años después de haber expulsado a su organización violenta del Estadio no consigue evitar su presencia en los desplazamientos de nuestro equipo», reza el escrito.
El Real Madrid continua su pleno europeo tras conquistar Braga
⚪ La problemática de los ultras en el Real Madrid
Florentino Pérez, durante esta segunda etapa como presidente del Real Madrid, no tardó demasiado en expulsar a Ultras Sur del Santiago Bernabéu. Dentro de esa política de tolerancia cero con el grupo radical, dio entrada a una nueva grada de animación que buscaba alejarse de esos comportamientos nocivos. Esa prohibición llevó a los ultras a tener que buscarse la vida y aparecer en los desplazamientos del conjunto blanco. Esto lo han conseguido, según se comenta en el comunicado, mediante algunas peñas que ceden entradas que no deberían ser para los radicales.
Por ello, parece que esa guerra encubierta entre Ultras Sur y el Real Madrid alcanza un nuevo episodio. Tras mucho tiempo avanzando en silencio, con mensajes enviados desde las inmediaciones del Bernabéu hacia el interior del estadio, el comunicado de las peñas madridistas en contra de los radicales ha provocado opiniones encontradas en redes sociales. Queda por ver que acciones tomará el Real Madrid al respecto, ya que aseguran que no cedieron entradas a los radicales. Así, en la entrada del campo, el madridismo juega otro partido.
📋 Comunicado de las Peñas del Real Madrid
En las gradas del Estadio Municipal de Braga la leal afición madridista padeció la humillación de verse rodeada por decenas de policías antidisturbios armados con sus defensas y protegidos con sus cascos que la desplazaron de sus localidades para abrir espacio a más de un centenar de individuos agresivos que venían sin entrada. Nos sentimos tratados, y en definitiva fuimos tratados, como un colectivo indeseable y peligroso para la paz pública que parecía que tuvieran que proteger de nosotros las fuerzas de intervención de la Policía de Seguridad Pública.
La irrupción de un grupo violento organizado, a cuyos integrantes se distinguía con facilidad por sus vestimentas negras y sus actitudes belicosas, muchos embozados, cuya proximidad nadie deseaba y cuya confusión con la afición madridista en las localidades destinadas a los aficionados mereció el más unánime rechazo, fue la causa de que nos viéramos sometidos a semejante humillación.
No siendo madridistas, sino enemigos declarados del madridismo a los que nadie distinguiría de sus primos del Frente Atlético, que vienen insultando y coaccionando a los seguidores del Real Madrid ¿qué pintan dentro de las localidades reservadas a la afición del Madrid? Nada. Pero unas decenas de entre ellos son socios del Club, que diez años después de haber expulsado a su organización violenta del Estadio no consigue evitar su presencia, siempre agresiva, siempre perjudicial para la convivencia cívica y siempre dañina para el sosiego de la afición madridista, en los desplazamientos de nuestro equipo.
Gracias a ellos pueden continuar ensuciando en toda Europa y en toda España, no hay más que recordar la final de Copa en Sevilla, la imagen del Real Madrid, tristemente por la violencia y el abuso, teniendo, como tiene, una afición ejemplar. Estos socios, a los que todavía se sigue concediendo entradas de afición visitante, funcionan como núcleo de agregación de la mayoría de los elementos del grupo, que ni son socios ni van con entradas de afición visitante (a veces con entradas de otras zonas, a veces, como en Braga, con fotocopias).
Y, sistemáticamente, después de algunas exhibiciones rituales de poderío por la ciudad a la que toque en desgracia ser su víctima, los unos y los otros se personan mezclados a las puertas del estadio, impidiendo la entrada de los seguidores madridistas a los que luego, una vez las gradas, coaccionarán para expulsarles de sus localidades, con el propósito de forzar a la policía a que les deje entrar a todos. Saben de sobra que, entre dos males, el de dejarles campar por la ciudad causando destrozos y el de tenerles sin entrada dentro del estadio, pero bien rodeados de cascos y porras en un lugar del que no puedan escapar, la policía del lugar elige siempre el segundo, convirtiendo a la afición del Madrid en rehén de su violencia.
Hace mucho que pasó la hora de que sucesos como los de Braga no ocurrieran. Llevamos muchos años confiando en que no se nos seguirá forzando a coexistir con unos sujetos ebrios de odio que solo se expresan insultando y amenazando a los madridistas, que gritan como posesos exigiendo la dimisión del mejor presidente del Real Madrid, cuando la mayoría no son ni socios, y que exhiben banderas de organizaciones violentas, así declaradas oficialmente en España, prohibidas en el Estadio Santiago Bernabéu. ¡Lo de Braga no se puede volver a repetir!
El Club tiene que conocer perfectamente quienes son esos socios y esas peñas que utilizan las entradas de afición visitante para dar respiración asistida a Ultras Sur y por lo tanto para promover, en los núcleos de afición visitante de los Estadios y en las ciudades que visita el Real Madrid, la violencia, el racismo y la discriminación, desvalores antagónicos con los valores del Real Madrid. El Club está legitimado por la legislación contra la violencia para negar entradas a esos socios en el futuro, e incluso para promover ante la Comisión de Disciplina Social su expulsión temporal o definitiva, y debe poner todos los medios de investigación y recursos económicos a disposición de la consecución del deber de evitar que los sucesos de Braga vuelvan a ocurrir. En ello tendrá el más completo y absoluto respaldo de todas las peñas madridistas que suscribimos el presente comunicado.