El Real Madrid se alzó con la Copa Intercontinental con una contundencia incuestionable. Aunque el partido comenzó de manera discreta, los goles de su trío ofensivo de lujo (Mbappé, Rodrygo y Vinicius) confirmaron el dominio en esta competición. Con este título, Ancelotti supera a Miguel Muñoz como el entrenador más exitoso de la historia del club. Es el Real Madrid de 2024: campeón de todo, salvo de la Copa. Encomiable.
El desarrollo del encuentro, sin embargo, no será recordado con entusiasmo, especialmente por una primera media hora carente de brillo. Un espectáculo anodino, sin ritmo ni chispa. Los factores externos jugaron su papel: un césped seco y lento, un rival bien organizado pero limitado, y un calendario que invita a no gastar energía de más. El Madrid parecía cómodo esperando un error que le permitiera aprovechar su velocidad. Los primeros intentos a puerta, de Luis Rodríguez e Idrissi, obligaron a Courtois a intervenir. Durante esos instantes, el Pachuca soñó con la hazaña.
Fue entonces cuando Ancelotti empezó a dar indicaciones con firmeza. Adelantó a Mbappé junto a Rodrygo y Vinicius, una fórmula que en ocasiones anteriores había desbalanceado al equipo defensivamente. La consecuencia: los laterales rivales tenían demasiado espacio, obligando a los mediocampistas, Valverde y Camavinga, a realizar esfuerzos extras. No fue hasta que el balón comenzó a fluir con más rapidez y precisión que el juego del Madrid tomó forma, en gran parte gracias a Bellingham.
El primer tanto allanó el título del Real Madrid
El mediocampista inglés vive un momento excepcional. Su presencia incrementa el peligro en cualquier acción ofensiva. Sin importar si persisten o no las molestias en su hombro, como admitió antes del partido, Jude ha asumido la responsabilidad de romper las líneas defensivas con pases incisivos. Una de estas jugadas llevó al primer gol: un pase vertical de Valverde encontró a Bellingham, quien habilitó a Vinicius con precisión quirúrgica. Frente al portero, el brasileño dejó atrás a su marcador con un regate espectacular y cedió el balón a Mbappé, que solo tuvo que empujarla. Así llegó el 1-0, sin que el Madrid hubiese desplegado su mejor juego.
A partir de ahí, el dominio blanco fue evidente. El equipo se instaló en campo contrario, generando múltiples ocasiones, aunque sin demasiada claridad. Pachuca, por su parte, intentó responder con un par de llegadas por la banda derecha, pero el Madrid no concedió más oportunidades. En el segundo tiempo, Rodrygo tomó protagonismo. Una jugada individual suya en la frontal del área terminó en un disparo ajustado al palo que significó el 2-0. Pese a las protestas por un supuesto fuera de juego posicional de Bellingham, el VAR y el árbitro confirmaron la validez del gol.
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Con el partido bajo control, Ancelotti tomó decisiones estratégicas, sustituyendo a Mbappé y Camavinga para protegerlos físicamente. Los ingresos de Ceballos y Brahim aportaron frescura al juego, mientras Pachuca buscaba desesperadamente un gol que los devolviera al partido. Rondón estuvo cerca con un cabezazo que pasó rozando el travesaño, pero el Madrid seguía siendo superior.
Vinicius, imparable, tuvo otra oportunidad tras un pase brillante de Bellingham, pero su disparo fue bloqueado por el portero. Minutos después, un penalti señalado por el VAR tras una falta sobre Lucas permitió al brasileño anotar el tercer gol, sellando la victoria con autoridad. El Real Madrid añadió otro trofeo a su colección, demostrando por qué es un equipo histórico. En finales, simplemente no falla.
