Seguro que alguna vez os ha picado la curiosidad por saber cómo es la vida de un analista táctico, un ojeador o un scout profesional. Esas figuras de las que depende gran parte del éxito de una partida en el Football Manager y que, en la vida real, no es muy diferente. Para conocer los entresijos de esta profesión charlamos con Víctor Serena, antiguo empleado del Albacete, quien relata su experiencia como scout en la segunda categoría del fútbol español.
🗓️ Las rutinas de un scout profesional
Víctor nos cuenta cómo era su día a día y recalca la importancia de organizarse bien: «La principal labor de un scout es ver mucho fútbol. Semanalmente, la media yo la pondría en torno a los 10 o 12 partidos; algunos en vivo y otros en diferido durante la semana. En mi caso, y creo que en el de la mayoría de los que nos dedicamos a esto, reservando los lunes para realizar informes o tareas pendientes del fin de semana. Básicamente, porque no hay tiempo de tomar notas a fondo porque los encuentros van seguidos y tenemos que compaginarlo además con algunos viajes a los estadios».
Su trabajo se resumía, a grandes rasgos, en entregar dos tipos de piezas: por un lado, los informes directos sobre jugadores, en los que aglutinaba un enfoque técnico, táctico, físico y psicológico, junto a un pequeño aporte general del jugador. Y, por otro lado, de los partidos, algo más general sobre cómo ha rendido en un encuentro concreto, marcando un mínimo de 15 minutos disputados, salvo en excepciones en las que destacase sobremanera sin necesidad de alcanzar esa cifra. Víctor añade que le consta que hay clubes que trabajan solo con el análisis de los futbolistas destacados, y comprende que se haga así para agilizar procesos, pero que lo ideal es hacerlo sobre todos ellos, aunque de algunos no haya tantas cosas que decir en ese momento.
La metodología anual de un scout se divide en dos fases, tal y como comparte Víctor Serena con Legal Sport. «La primera, como decía antes, ver muchos partidos y acumular sus informes generales sin ir a lo concreto. Y la segunda, una vez que ya los conoces a los jugadores y sabes lo que te interesa, ahí ya vamos más a lo específico; sin dejar de acumular otros visionados».
🕵️ En Segunda no hay tanta especificidad
Muchos clubes de élite cuentan con una plantilla de scouts, ojeadores, analistas sobre el propio equipo y/o sobre los rivales, lo que permite la especialización y una optimización del trabajo. Sin embargo, en la segunda categoría del fútbol español, y más concretamente del Albacete, Víctor cuenta que debe haber híbridos para poder abarcar el máximo posible. En el cuadro castellanomanchego, por ejemplo, se repartían las labores entre él, un secretario técnico y el director deportivo.
Otra parte importante es el mercado de fichajes, que condiciona el calendario y afecta a algunas de las rutinas anteriormente mencionadas. «Normalmente, lo que se suele hacer después del mercado de invierno, tras elaborar todos estos informes, es acordar una fecha con la dirección deportiva para sacar una lista de futbolistas a seguir como potenciales refuerzos. En nuestro caso eran entre tres y seis nombres por cada demarcación, de diferentes perfiles de juego (interiores diferenciados de base de la jugada, llegadores, o de ida y vuelta…); aunque también sé de otros equipos que sacan dos objetivos claros, y algún que otro nombre secundario para tener en la recámara». Cada maestrillo tiene su librillo.
Respecto al big data, Víctor afirma que lo usa para contrastar información, normalmente después de elaborar los informes o las selecciones de jugadores pertinentes que él cree que les podrían funcionar. «Sobre todo, es algo que realizamos para ver si se podrían adecuar a la división en cuestión, comparando los datos físicos o cuantitativos de nuestra categoría con las del resto de jugadores que nos han dejado buenas sensaciones. Este proceso sirve para corroborar o descartar la selección de futbolistas. Nosotros le dábamos bastante peso a los números».
Por último, Víctor detalla que a la hora de planificar una temporada es importante también repartir bien las ligas a seguir, más allá de sus propias competiciones. Y relata que a veces es complicado jerarquizar o establecer los límites adecuados. Confiesa, incluso, que en su caso se excedió al tratar de seguir otras seis ligas. «Yo me enfocaba en seguir el fútbol del este de Europa, sobre todo, y en esos casos sí que intentamos mirar el dato antes de los partidos para, después, ir a ver jugadores en específico en sus partidos».
Así es como se estructura el trabajo de un scout dentro del fútbol profesional, aunque lejos del máximo nivel. O, al menos, esta es la experiencia de Víctor Serena, quien ahora se encuentra en la búsqueda de nuevos retos en otro club. Ellos son quienes aportan el trabajo sucio en la sombra, invisible a ojos de muchos aficionados, para facilitar la tarea a los directores deportivos, entrenadores y a otros componentes del organigrama de un equipo.