Resultaba complicado esperar un gran espectáculo en el España-Dinamarca, por las lesiones y el debate acerca de la sobrecarga de encuentros. Esto, aunado al lento desarrollo del partido, hizo que todo pareciera encaminado a un empate sin goles, hasta que Zubimendi, con una volea inesperada, descolocó a Schmeichel, que no pudo evitar el tanto. Al final, tres puntos y liderato de grupo como recompensa a un partido en el que el auténtico espectáculo estuvo en las gradas.
Murcia se entregó por completo a La Roja. Desde la llegada del equipo al estadio Enrique Roca, el público mostró su entusiasmo, y Morata ofreció el trofeo de campeones de Europa, logrado en julio en Berlín. España, con muchas caras nuevas debido a las lesiones, contó con Lamine Yamal luciendo el mítico dorsal número diez, un número que ha acompañado a leyendas como Pelé, Maradona, Platini o Messi. A pesar de que solo ha pasado un año desde que debutó con la selección, Lamine ya impone respeto en el campo. Cada vez que tocaba el balón, los jugadores daneses reaccionaban rápido, dejándole claro que no tendría una noche fácil. Dinamarca, cerrada en un 5-4-1 y apostando únicamente al contragolpe, mostró la misma estrategia que emplea la mayoría de los rivales de España: defensa férrea y escaso riesgo.
Dolberg, un peligro aislado
Más allá de un par de sustos iniciales, donde Dolberg inquietó a David Raya, España dominaba el juego. Zubimendi se encargó de distribuir el balón, tratando de suplir la ausencia de Rodrigo, y Fabián fue su mejor aliado, buscando desarmar la defensa danesa con pases interiores. Sin embargo, el ataque español parecía desequilibrado por la banda izquierda, ya que Oyarzabal no lograba generar peligro, a diferencia de Lamine, más activo por la derecha. Se notó la ausencia de Nico Williams, cuya energía ha revitalizado la banda izquierda en los últimos meses.
También se echó en falta la mejor versión de Pedri, colocado en una posición más adelantada y lejos de la zona de creación, donde suele ser más efectivo. Dinamarca, que llegaba como líder de grupo, resistía con Eriksen y Hojbjerg como sus piezas clave. España tuvo pocas oportunidades claras en la primera parte: un disparo cruzado de Morata y un mano a mano de Lamine que terminó por encima del travesaño.
A pesar de tener la mayor posesión, un 60%-40%, y acumular más remates (11-3), el equipo de Luis de la Fuente no encontraba la fluidez de otras noches. Las bandas, con Porro y Grimaldo, no se explotaban lo suficiente y ni siquiera con los cambios llegó el impulso necesario para romper el muro danés. Mediado el segundo tiempo, Merino entró por Pedri y Baena por Oyarzabal, buscando más dinamismo, pero el juego seguía en la misma línea.
Con el avance de los minutos, Dinamarca se replegó aún más, usando el juego brusco para contener las embestidas de España. Morata estuvo cerca de marcar, pero Schmeichel volvió a salvar a su equipo. Justo cuando el empate parecía inevitable, Zubimendi apareció para asumir el liderazgo que necesitará durante la ausencia prolongada de Rodrigo.
Un centro al área, un despeje que cayó en la frontal, y ahí, el mediocampista de la Real Sociedad conectó una volea que, tras desviarse en un defensa, descolocó al portero danés. No fue el remate más limpio, pero valió lo suficiente para dar a España una ajustada victoria por 1-0 y el liderato del grupo. Con Zubimendi al mando, esta selección demuestra que todos aportan, y ese es su verdadero ADN