Samu Omorodion
✍️​ Opinión

El ‘Dieguenazo’: Samu Omorodion y el indigno oficio del delantero

Ayer, mientras apuntaba jugadas y sensaciones de la primera parte para la crónica del Barça-Alavés, no podía evitar sentirme cansado. Todo venía por ver el esfuerzo de Samu Omorodion. El delantero de los babazorros volvió a presentarse en sociedad, esta vez en Montjuïc, para exhibirse como uno de los atacantes que dignificarán la liga española en los años venideros. No tardé en comentar con un par de amigos lo que me gustaba Samu. Entonces, se me cayó el mundo encima con su respuesta. «Pues manda narices con las dos que ha fallado», comentó uno de ellos. Había marcado gol, le había dado aire al equipo y se había matado a correr, pero no era suficiente. Y, por eso mismo, Samu Omorodion merece un ‘Dieguenazo’.

💔​ Las penurias de los delanteros como Samu Omorodion

Sé que el partido del atacante del Alavés gustó mucho y que esa opinión discordante no es mayoritaria, pero no quiero ir por ahí. Los delanteros como Samu Omorodion, por mucho aire que le den al equipo, solo tienen focos por los goles. Si volvemos a su actuación contra el Barça, el lunar de haber fallado dos ocasiones siempre estará ahí. Esos errores pesan más que sus múltiples aciertos durante el partido, y eso que el fallo está muy interiorizado en la naturaleza del fútbol. Otro ejemplo claro, salvando la enorme distancia cualitativa entre ambos, es el de Karim Benzema. No empezó a ser considerado como una leyenda del Real Madrid hasta que sus cifras de goles engordaron. Con sus nuevos registros, se empezó a entender el resto de su juego y a valorarse, por más que esa parte siempre hubiera estado ahí.

Samu Omorodion Barça

Samu Omorodion torturó a la defensa del Barça durante la primera parte.

El partido de Samu Omorodion ante el Barça fue el domingo, y me ha venido como anillo al dedo para sacar un tema que llevaba un tiempo rondando mi cabeza. El oficio del portero es poco agradecido, pero me da la sensación de que el de delantero no se queda lejos. Te promete los focos… siempre y cuando no falles. Y yo, como soy una persona muy comprometida con esta columna, llevo unas semanas jugando arriba en las pachangas con mis amigos. Sé que suena ridículo (lo es), pero esos espacios son mi pequeño laboratorio de pruebas para luego tener sustento del que alimentar a mi yo columnista. Además, siempre he jugado como lateral o como pivote y, por si fuera poco, estoy completamente tieso; así que esa era una de las únicas opción que tenía para comprobar qué se siente al ser delantero.

El experimento fue un fracaso. O un éxito, según se mire, porque entendí esa frustración que solo entienden los delanteros. Echaba mucho de menos mi zona, porque no me acababa de convencer lo de presionar para que el defensa del otro equipo se riera de mí. Luego, si recuperábamos, tocaba correr mucho hacia arriba, y eso conjuga regular —tirando a mal— con mi forma física actual. Entiendo a los que les guste jugar arriba porque deben tener algo que yo no tengo, pero no me gusta correr tanto para una sola oportunidad. Tampoco tirar un desmarque que nadie ve. Es pelear contra el mundo y estar obligado a ganar. Samu Omorodion debió de sentirse así cuando estiró al equipo y acabó fallando ante Ter Stegen. Por ello, prometo valorar tanto a los currantes del área como valoré al delantero babazorro en una tarde de domingo. Tienen el cielo ganado. Y yo, aunque no lo tenga, prefiero quedarme donde estoy en las pachangas.

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