“Amazing. Thank you”. Estas fueron las palabras que esbozó por radio Fernando Alonso tras ganar en Brasil su segundo Mundial con Renault. El piloto español cerraba una etapa irrepetible que le situó como el bicampeón más joven de la historia de la Fórmula 1. Pasó de ser anónimo a premio Príncipe de Asturias en solo tres años. Ese joven, que logró que los coches eclipsasen al fútbol en España, estaba llamado a quebrar todos los récords. Más de tres lustros después en su currículum sigue sin presumir de ese ansiado tercer título.
Las decisiones de Fernando Alonso han sido cuestionadas, pero su tino no siempre erró. Cuando ganó en Malasia con McLaren —segunda cita del calendario 2007— la tendencia general era aplaudir ese movimiento, que hubiese sido redondo si Ron Dennis no hubiese tenido esa obsesión por hacer campeón a un novato Lewis Hamilton.
Después llegó su regreso a Renault y un periplo por Ferrari, donde la heroicidad de mantener el pulso a Red Bull solo le sirvió a Alonso para conseguir tres subcampeonatos. Con la Scudería ganó su última carrera —España 2013—, antes de una etapa en McLaren que le frustró hasta el punto de retirarse. Volvió fuerte al ‘Gran Circo’ en 2021, con ganas y con un ‘Plan’ que nunca pudo ejecutar. Alpine dudó a la hora de renovar uno o dos años al asturiano, que alentado por su mala relación con Ocon decidió emprender una última aventura. Las dudas que generó esta salida han sido disipadas.
Fernando Alonso cumplirá en julio 42 años. Ni Red Bull, ni Ferrari, ni Mercedes han mostrado interés alguno en él. Los equipos punteros tienen a sus respectivos jefes de filas y ni siquiera un piloto experimentado y contrastado como el asturiano encajaba en sus planes. Aston Martin fue una oportunidad sin previo aviso que surgió con la retirada de Sebastian Vettel. Dos años de contrato, respeto, nuevas instalaciones y fichajes de renombre. El equipo británico tiene la misma hambre que el español y los recursos necesarios para trazar su misión.
Aston Martin solo necesita tiempo. Por lo visto en Bahréin, no demasiado. Las dos banderas rojas que provocó el AM23 quedarán en una mera anécdota. Como las vueltas rápidas. La historia dice que las tablas de tiempos en pretemporada no tienen nada que ver con la primera carrera. La ilusión de Alonso viene por el ritmo —mejor que el de Ferrari— en tandas largas, donde el equipo degrada menos de lo esperado y por la estabilidad de un coche que ha evolucionado exponencialmente desde la llegada de Dan Fallows, exingeniero de Red Bull.
Alonso, más optimista que nunca
El objetivo de Aston Martin era colocarse como cuarta escudería, algo ambicioso si se echa la vista un año atrás, cuando en el primer trato de temporada solo Williams rodaba más lento. A solo unos días del Gran Premio de Bahréin la sensación en el paddock es que los británicos pueden estar más arriba.
De la Rosa dejó en el aire qué equipo está tras Red Bull. Alonso escenificó en un acto que fueron mejores que Ferrari. Y Mercedes, directamente, se colocó detrás de Aston Martin. Todo ha llevado a un hype desorbitado, que ha alimentado aún más si cabe la fe en ver la victoria número 33 de Fernando Alonso.
Con la ilusión también ha crecido la presión. Alonso ha vivido de todo y es capaz de evadirla, pero el aumento de las expectativas se puede traducir en un mazazo si finalmente Aston Martin no hace algo grande en Bahréin. Pero no es momento de rebajar la ilusión. El salto de Aston Martin es real. Y sí, Red Bull estará por encima del resto. Los expertos dicen que con holgura, lo que dejaría un Mundial algo soso como en el prime de Mercedes.
Pero, ¿después? El abanico se abre. Si Aston Martin está ahí, que nadie dude de que Fernando Alonso peleará por la 33. Si este equipo es capaz de dar el salto que ha ofrecido —a falta de confirmarse— en solo un año, de cara a 2024 o 2025 el español debería cumplir la misión. No se si la de su tercer Mundial, pero sí la de la 33. Fernando volvió para ganar y esa quimera, ese imposible, se torna real. Solo es cuestión de tiempo.