La Summer League de la NBA es el primer contacto de los jóvenes jugadores con la mejor liga de baloncesto del planeta. Una competición corta en la que los equipos pueden ver competir a sus selecciones del draft. Con el paso de las temporadas las elecciones más altas dejaron de participar en la Summer League que quedó relegada a un segundo plano, casi para probar a players de ligas europeas o no draftedos.
Tras la pandemia del covid-19 los rookies de elecciones de lotería y los primeros puestos del draft y que se presuponen las futuras estrellas de la NBA han regresado a la Summer League. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones es más habitual que jugadores como puede ser Victor Wembanyama apenas gasten energías en la liga veraniega. Por lo tanto, dejar actuaciones estelares, coronarse campeón o MVP en dicho torneo no es una garantía de futuro éxito en la NBA.
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🪨 Mucho jugador de rol, poco All-Star
Tan solo tres de los 18 MVP que han jugado en la Summer League hasta el momento han conseguido ser All-Star de la NBA. Estos jugadores son Damian Lillard en 2012, John Wall en 2010 y Blake Griffin en 2009. Desde entonces, nadie ha conseguido ser un jugador estrella en la liga. Este es otro indicativo más de que los jugadores que esperan tener un impacto inmediato en sus equipos juegan en la liga veraniega a medio gas.
Esto no significa que la Summer League sea una pérdida de tiempo para ellos. Muchos de los jugadores que han pasado por Las Vegas han tenido carreras largas y muy prolíficas en la liga. Casos recientes como los de Josh Hart, Brandon Clark, Tyus Jones o Kyle Anderson. Jugadores que han encontrado su hueco como importantes players de rol que son fundamentales en las plantillas de la NBA actual y que deben ser espejo para muchos otros jóvenes que acuden a la liga de verano con la mente puesta en demostrar a los entrenadores que sí merecen un hueco en el roster.
😤 Cam Whitmore se reivindica en la Summer League
Esta temporada no ha sido excepción y los primeros puestos del draft apenas se mostraron en la Summer League. Ni Victor Wembanyama, ni Brandon Miller ni Scoot Henderson brillaron en el torneo de Las Vegas. Los focos quedaron para otros jugadores que sí que necesitaban ese cariño por parte de las franquicias y de los aficionados.
Cam Whitmore fue el mayor ejemplo. El alero de la Universidad de Villanova apuntaba muy alto en el draft de la NBA en este 2023. Sin embargo, cuando llegó el día de la selección Whitmore se hundió de forma sorprendente en la tabla. Todos los expertos le daban como un seguro para las primeras posiciones y terminó en la parte baja de la primera ronda. Los Houston Rockets se arriesgaron pese a su hundimiento y consiguieron lo que puede ser el mayor robo de todo el draft en la vigésima posición.
Otros jugadores como su compañero desde esa noche en Houston, Amen Thompson, se llevaron todos los focos y llegaban con la vitola de favoritos del público a la Summer League. El alero de los Rockets, que finalmente fueron subcampeones del torneo tras perder la final contra los Cleveland Cavaliers, promedió 20,4 puntos, 5,6 rebotes y 2,4 asistencias en 31,5 minutos con un 46,5% en tiros de campo y un 29,3% en triples. Además de liderar la competición en robos de balón.
Cam Whitmore puede ahora romper todos los moldes. Primero, el suyo propio, y reivindicarse por caer hasta la vigésima selección y segundo el de la propia Summer League y su maldición que aleja de ser All-Star a los últimos 10 MVP. Junto a él, Keegan Murray, que comienza a despuntar en Sacramento Kings, y Cam Thomas, que se sale con los Nets, amenazan con poner fin a esa mala racha.