El próximo 3 de enero, 578 participantes partirán desde Bisha para enfrentarse a la 47ª edición de la icónica competición. Según David Castera, director de la carrera, este Dakar no será un simple esprint, sino una prueba de pura resistencia. Desde el inicio, las expectativas están claras: los competidores, como Carlos Sainz, que defiende corona, tendrán que afrontar una primera semana intensa que incluye, en la segunda etapa, el primer gran reto del recorrido. Se reintroduce la etapa de 48 horas con casi 1.000 kilómetros, marcada por seis vivacs ubicados a partir de la mitad del trazado, donde se empezará a perfilar quiénes están realmente en la lucha por la victoria. Y como gran protagonista, las dunas vuelven a dominar el escenario hasta que el reloj decida otra cosa.
Ya desde el segundo día, el terreno arenoso hará su aparición en una edición que acumulará más de 5.000 kilómetros cronometrados, de los cuales casi el 20% transcurrirán entre dunas (unos 1.000 kilómetros). Aunque este año se evitarán los tramos más extremos que causaron complicaciones en la última edición, especialmente para los camiones, el desafío sigue siendo colosal. “Nunca habíamos tenido tantas dunas”, recalca la organización, y los pilotos deberán enfrentarse a 350 kilómetros de arena al inicio, un poco más en la mitad del recorrido y un cierre con muchas más. La etapa final, diseñada para no dar tregua, incluye un impresionante tramo de 315 kilómetros por la arena. En esa última jornada, el 17 de enero, las sorpresas aún podrían cambiarlo todo: una salida en línea con hasta 20 vehículos avanzando en paralelo hacia el vivac de Shubaytah promete emoción hasta el último momento.
Este año, las novedades también alcanzan a la categoría principal, donde los coches tendrán rutas diferentes a las motos en el 45% de las etapas, un cambio significativo que se introducirá desde el segundo día. En el mismo inicio de las 48 horas, los pilotos afrontarán además una etapa maratón durante la cuarta jornada, diseñada para dificultar cualquier intento de “trampa”. Las tripulaciones de coches, en particular, deberán esforzarse en navegación, ya que no contarán con las trazas de las motos, algo que será especialmente crucial en las etapas siete y ocho. Además, los primeros en salir no recibirán bonificación por abrir pista, lo que podría alterar las estrategias habituales.
La clave para afrontar este Dakar, según los organizadores, es mantener el equilibrio: no ir demasiado rápido, pero tampoco perder tiempo. Evitar errores será fundamental, ya que el desierto siempre guarda sorpresas. Sin embargo, no hay que olvidar que las carreras también se ganan con velocidad. En esta edición, 137 pilotos de motos y 68 equipos de coches, entre un total de 444 vehículos inscritos, intentarán demostrarlo. España estará ampliamente representada con 102 competidores, solo superada por Francia. Durante las 13 etapas, la cifra puede reducirse considerablemente, pero nadie puede prever lo que el desierto deparará. Lo que sí es seguro es que esta edición promete ser tan exigente como emocionante. “Será épica”.
