Terminó el mundial de pádel 2024. Se disputa cada dos años y, hasta nuevo aviso, en Qatar, lo que implica que las finales se juegan los sábados. Globalización al margen, es una semana fascinante en la que conviven los ocho mejores jugadores y jugadoras de los 16 países clasificados.
El título es una batalla épica entre Argentina y España, que se pasean hasta la final para disputarse las medallas de oro. Así sucede desde los inicios del pádel y continuará hasta nuevo aviso, cuando algún país haya desarrollado el pádel a ese nivel, o bien haya nacionalizado a los mejores a golpe de talonario. Lo que suceda primero.
Los enfrentamientos del campeonato se disputan al mejor de tres partidos. Cada país presenta sus tres parejas, ordenadas como se le antoje a su capitán o capitana y quien gana se lleva la eliminatoria.
Este amateurismo en una competición organizada por la FIP, que además invalida sus propios puntos, es incomprensible. Genera estrategias ridículas, como la de tirar el primer partido para intentar ganar los otros dos, más propias de torneos aficionados de bajo nivel.
🥇 Españolas de oro
La final femenina, la ganó la España de Iciar Montes, aplastante favorita con 8 de las 10 primeras del ranking femenino. Trajeron el título a casa aunque con más apuros de los previstos. Gemma Triay y Claudia Fernández, pareja 2 del mundo, ganaron bien el primer partido, pero Ariana Sánchez y Paula Josemaría, las número 1, sufrieron de lo lindo frente a la mejor pareja argentina, Delfi Brea y Claudia Jensen.
Las argentinas, en un alarde de espíritu de lucha y darlo todo por defender su camiseta, tuvieron incluso bola de partido para llevárselo. Aún más llamativo cuando Delfi tuvo que jugar en su lado menos natural, pues Argentina tiene sequía de jugadoras de revés.
No habría tenido mayor trascendencia porque la pareja 3 española, formada por la legendaria Alejandra Salazar y Bea González, recuperada de su lesión, era claramente superior a la argentina.
😢 Argentina se lleva el masculino
La final masculina, como siempre, fue un duelo épico entre los mejores jugadores del mundo, en varios casos compañeros habituales en el circuito profesional jugando en contra.
El título volvió a ser para Argentina, como en 2022, y de la forma más épica posible. En el tercer y definitivo partido, los jovencísimos Tino Libaak (mejor jugador de la final) y Leo Augsburger vencieron al veterano Paquito Navarro formando pareja con el competitivo Miguel Yanguas. Lo hicieron en el tie-break del último set.
Antes, España había aplastado en el primer partido por 6-1 6-2, con una sorprendente pareja formada por el mejor jugador español, Arturo Coello, y Coki Nieto, debutante. Funcionaron como un reloj suizo y no dieron opción a los “Superpibes”, Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno, totalmente desubicados.
El segundo partido fue el plato principal. Un choque de trenes. Los dos mejores jugadores argentinos, Agustín Tapia, un genio, y Fede Chingotto, un currante, eran la pareja dos. Frente a ellos, el seleccionador español se sacó un conejo de la chistera: devolvió a Juan Lebrón a la derecha y lo emparejó con Alejandro Galán, con el que fue tres años número uno y acabaron a principios de año despotricando el uno del otro.
Una ocurrencia de Juanjo Gutiérrez, como si haber estado entrenando y competiendo durante seis meses en el otro lado no significara nada, incluso para un jugador tan talentoso y versátil como Lebrón. El seleccionador había además afirmado repetidamente que no haría jugar a Lebrón en la derecha, haciéndolo visible además con la convocatoria en la que sólo había tres jugadores de revés más.
Quiso engañar a todos, en una versión rancia y poco actualizada del Lazarillo de Tormes y de la picaresca española en general. Como si la primera potencia del pádel mundial necesitara engañar a sus rivales para poderlos ganar. Y ni así.
El partido eso sí fue espléndido hasta que los argentinos, bien dirigidos por Gaby Reca desde el banquillo, encontraron la fórmula: Chingotto trituró a Lebrón y Tapia puso las gotas de magia. Cosas del trabajo.
Los países emergentes en el pádel
Más allá de las dos superpotencias, el mundial dejó un buen puñado de noticias interesantes:
— La espléndida salud del pádel en Italia y Portugal, que pelearon en las dos categorías por el tercer y cuarto puesto, llevándose un bronce cada uno.
— Francia, que también está a ese nivel, peleó hasta el final con buen pádel y malas formas al celebrar de forma antideportiva su victoria contra Uruguay, haciéndose tristemente virales por eso.
— Emiratos Árabes Unidos nacionalizó a cuatro jugadores profesionales españoles pero aún así Portugal los apeó de la lucha por el bronce masculino para el que parecían favoritos. Fue grotesco ver como su tercera pareja formada por jugadores locales era apalizada por todos los rivales.
— Brasil ha tenido épocas mejores, es llamativo cómo un país con esa población y que ya había desarrollado el pádel, incluso con jugadores profesionales top, ha dado un paso atrás. Pablo Lima es ahora el seleccionador y recién retirado podrá liderar la remontada de un país que en su momento llegó a apear a España de una final.
El pádel es una realidad a escala mundial, todos los países juegan, abren nuevos clubes y compiten en diferentes estadios. Suecia, Holanda, Bélgica, Estados Unidos, Paraguay, Chile, Alemania… son los que están ahora calentando antes de salir.
