En el deporte, incluso los más grandes prueban el sabor de la derrota. Carlos Alcaraz no es una excepción. Su paso casi imperial por la hierba londinense, con una racha de 20 victorias consecutivas en Wimbledon y 24 en total, se detuvo bruscamente ante un Jannik Sinner desatado. El italiano firmó una de las victorias más importantes de su carrera al imponerse en cuatro sets (4-6, 6-4, 6-4 y 6-4) y levantar por primera vez el trofeo más prestigioso del tenis.
Alcaraz revalida la corona en Roland Garros tras una épica remontada a Sinner
Fue una revancha cargada de cuentas pendientes. Sinner, de 23 años, por fin se sacó la espina tras cinco derrotas consecutivas ante el murciano, incluidas algunas en finales de alto voltaje. Esta vez no falló. En un duelo tenso, físico y mental, acabó dictando sentencia con autoridad y temple, justo donde Alcaraz suele brillar. En la catedral del tenis, el italiano se proclamó campeón y, de paso, apretó aún más la carrera que mantiene con Carlitos por el trono del tenis masculino. Desde el Open de Australia, entre ellos se han repartido todos los grandes, y el marcador ya señala un apretado 5-4 a favor del español.
Alcaraz, de la euforia al desconcierto
La final arrancó como tantas otras: con Alcaraz encendido, dinámico y afilado. Tras un arranque parejo, fue Sinner quien rompió primero, pero el español reaccionó con esa mezcla de inspiración y garra que lo ha elevado al olimpo en tiempo récord. Cerró el primer set con un parcial fulminante y el gesto desafiante de quien parecía tener la situación controlada. Pero no era el día para confiarse.
La historia cambió en cuanto el saque de Alcaraz empezó a titubear. Con solo un 55% de primeros y seis dobles faltas, el español abrió una grieta por la que se coló la versión más sólida y ofensiva de Sinner. El italiano, que ya había dejado señales de peligro en los intercambios largos, se adueñó del ritmo. A partir del segundo set, fue él quien impuso el guion: sólido desde el fondo, preciso en la red y con una mentalidad inquebrantable.
El giro definitivo
En el tercer parcial, ambos ofrecieron pasajes de tenis espectacular. Dejadas imposibles, globos quirúrgicos y aces de segundo saque con sabor a genio. Pero en los momentos clave, el número uno del mundo fue más frío, más letal. Mientras Alcaraz buscaba fórmulas sin encontrarlas, Sinner leía el juego con una claridad abrumadora. El murciano llegó incluso a dudar de sí mismo en voz alta. La cabeza, que tantas veces ha sido su aliada, le jugó una mala pasada.
El cuarto set fue una carrera cuesta arriba para Alcaraz. Sinner ya no soltó el control del partido, y cuando la grada rugía pidiendo una quinta manga, el italiano apagó cualquier intento de rebelión con un saque directo demoledor en su primera bola de campeonato. Con los puños cerrados y la mirada encendida, selló su nombre en la historia como el 23º campeón de Wimbledon en la Era Open.
Un nuevo orden
Con este triunfo, Sinner completa su palmarés en Grand Slams y confirma que el reinado de Alcaraz no será plácido. El tenis italiano, que había acariciado la gloria en ediciones recientes, por fin tiene su corona. Matteo Berrettini se quedó a las puertas en 2021, Jasmine Paolini lo rozó en 2024, pero ha sido Jannik quien ha convertido la promesa en conquista. Y lo ha hecho, además, ante el rival más exigente de su generación.
Wimbledon ya tiene nuevo monarca. Y aunque Alcaraz se marcha sin la copa, este revés no es más que otro capítulo de una rivalidad que, salvo sorpresa, marcará una era.






