El reciente informe de AXA sobre la salud mental en 2024 revela un panorama alarmante: el bienestar mental global ha retrocedido a niveles observados durante el pico de la pandemia de COVID-19 en 2021. Según el Índice de Salud Mental de AXA, el porcentaje de personas «plenas», como las denomina el informe, ha disminuido al 24%, mientras que el porcentaje de población que está lidiando con obstáculos mentales ha aumentado al 15%; datos que subrayan la urgente necesidad de priorizar la salud mental a nivel mundial.
Estrés, juventud, mujer y trabajo, presentes en los problemas de salud mental
Uno de los hallazgos más inquietantes del informe es el aumento del 5% en el número de personas que viven con enfermedades mentales, que alcanza al 32% de la población. Casi una cuarta parte (23%) sufre de depresión, ansiedad o estrés severos. Este problema afecta desproporcionadamente a las mujeres (25%) y a los jóvenes (39%) en comparación con los hombres y las personas mayores de 34 años. La brecha de género se ha ampliado, con más mujeres afectadas, principalmente debido a factores como la imagen corporal, la discriminación de género y una distribución desigual de las tareas del hogar.
El informe también destaca una preocupante desconexión entre la percepción y la realidad de la salud mental. 7 de cada 10 personas que sufren de depresión, ansiedad o estrés creen que su salud mental es buena o promedio. Este déficit de percepción impide que muchos damnificados busquen la ayuda necesaria. Además, aunque el número de personas con problemas de salud mental ha aumentado, la proporción de aquellos que reciben atención profesional ha disminuido. Actualmente, 4 de cada 10 personas autogestionan su salud mental, un enfoque que resulta insatisfactorio para el 60% de ellos.
El entorno laboral juega un papel crucial en la salud mental. El 40% de la población trabajadora ha experimentado al menos un problema de salud mental relacionado con su ambiente de trabajo. Sin embargo, estos problemas a menudo no son reconocidos como tales por los empleadores. Las condiciones de trabajo, incluyendo el teletrabajo y el trabajo híbrido, han tenido efectos paradójicos en la salud mental, beneficiando en algunos casos mientras que en otros trabajadores ha provocado mayores niveles de estrés y desconexión.
El informe de 2024 enfatiza la necesidad de una mayor conciencia y acción tanto a nivel individual como institucional para mejorar la salud mental. La atención a la salud mental debe ser tan prioritaria como la que prestamos a la salud física. Buscar ayuda profesional no debe ser visto como una señal de debilidad, sino de fortaleza y autoconsciencia. Las empresas y los empleadores tienen una responsabilidad crucial en apoyar la salud mental de sus empleados y deben fomentar un entorno que promueva el bienestar. Mejorar la salud mental es una tarea colectiva que requiere el compromiso de todos los sectores de la sociedad. Solo así se podrá revertir esta preocupante tendencia y construir un futuro donde el bienestar mental esté al alcance de todos.
