Ahora que el buen tiempo ha llegado para quedarse y los días de vacaciones están más cerca, apetece disfrutar al máximo del periodo de descanso y descubrir nuevos rincones, lugares y pueblos que habitan por toda España. Uno de ellos está en Huesca.
Una España donde es más que posible hallar sitios que merecen una visita obligatoria al menos una vez. Esto parece que es lo que ha ocurrido con el prestigioso diario francés Le Monde, el cual ha tenido a bien elegir un pueblo situado en la provincia oscense como el más bonito de España… y el séptimo de todo el mundo.
Riglos, en Huesca, el pueblo más bonito de España para Le Monde
Playa, montaña, pueblos con encanto… hay destinos para todos los gustos en España, tanto si somos más del ajetreo de las zonas turísticas, como si preferimos rincones más tranquilos. Esto último es lo que ha destacado Le Monde con el pueblo de Riglos, situado en Huesca. La publicación lo ha situado como el pueblo más bonito de toda España y el séptimo del mundo.
Hablamos de un pequeño pueblecito al que el periódico francés incluyó en 2022 en la lista de los mejores destinos para visitar. ¿Los motivos? Una impresionante maravilla natural que parece sacada de otro mundo Como tal, se refieren a los Mallos de Riglos, las cuales son formaciones geológicas que llegan a alcanzar los 300 metros de altura y que dejan atónitos a quienes los visitan.
«Recuerdan a edificios construidos por el hombre con la mezcla de piedras, argamasa y arcilla. La primera vez que los ves desde la carretera te preguntas si son reales», explica el artículo de Le Mond escrito por el periodista Bénédicte Boucays.
El caserío en su entorno urbano contiene la imagen románica del pueblo
Esta localidad de Huesca, de no más de 250 habitantes, ha recibido numerosos elogios por estos imponentes mallos, las cuales «hipnotizan y modelan el paisaje». Igualmente, no es por lo único que llama la atención este pintoresco pueblecito de Huesca. También suscita interés porque parece un puntito blanco en el paisaje que le rodea y que conserva el encanto de los lugares en los que el tiempo parece que no pasa.
De él destaca, por ejemplo, su entramado urbano con los Monolitos, construcciones que los Montañeros de Aragón levantaron en homenaje a los montañeros y escaladores fallecidos en la zona. Todo ello nos adentra en el caserío, donde se presenta la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Mallo, construida en el siglo XVII, y que guarda en su interior dos bellas imágenes románicas, la de la Virgen del Mallo y la de la Virgen de Carcavilla.
Para completar el viaje es vital acudir al castillo de Loarre, lo que nos deja visitar el Monasterio de San Juan de la Peña, clavado en la roca. También son de interés la ciudad de Jaca y la cercana con Huesca capital.
Deporte y gastronomía
Al mismo tiempo, y con esas formaciones de Mallos de Riglos como los protagonistas indiscutibles de este pueblo oscense, tenemos con ellos la principal actividad, tanto deportiva como turística: las rutas de montaña, senderismo y la escalada, pero también deportes de aventura como el rafting.
Ello lo hace ser un destino ideal para aquellos que disfrutan de la naturaleza. Esta zona es conocida por su paisaje único con vistas al valle del Ebro, sus inmensos cañones y sus impresionantes valles de montaña.
En lo relativo a la gastronomía, como paseantes y amantes de la buena comida, podemos acudir a la gran cantidad de restaurantes y bares que desprenden la mejor gastronomía local de Huesca. Estas son, por ejemplo, las chiruetas, uno de los platos más representativos de la provincia, y puede describirse como la tripa del cordero cosida y rellenada con arroz condimentado, jamón, tocino y vísceras del animal.
También están presentes las migas a la pastora, un plato que lleva siglos de historia en el recetario alto aragonés. Se fundamenta, básicamente, en pan duro, ajos, aceite de oliva, acompañado de embutido y uvas al gusto. Una delicia del Pirineo aragonés. No nos podemos perder la longaniza de Graus, elaborada de forma artesanal por grandes maestros de la Ribagorza.
