En tono muy cortés y educado, pero con bastante claridad, la agencia de calificación crediticia Fitch, una de las tres mayores del mundo junto con Standard&Poor’s y Moody’s, ha advertido en su último informe sobre perspectivas el deporte en 2024 que el mercado europeo de los derechos de televisión “sigue siendo débil”. Y ha apuntado a que sus perspectivas de crecimiento descansarían primordialmente “en los derechos mediáticos internacionales, donde la mayoría de las ligas europeas tiene un mayor potencial”. La Premier, infinitamente más que el resto, cabría añadir como problema añadido.
Más aún: la situación aparentemente estable que viven al respecto los Estados Unidos podría también estar amenazada de contagio. Henry Flynn, director de la agencia, ha reconocido que los ingresos deportivos parecen gozar en el país americano de una cierta estabilidad, ya que “los flujos clave, incluidos los derechos de los medios de comunicación, los patrocinios y la venta de entradas, están en gran medida contratados hasta finales de año».
Sin embargo, advierte que “los fuertes descensos en el consumo de medios deportivos y en el compromiso de los aficionados podrían llevar a Fitch a revisar su perspectiva sectorial para los deportes a deteriorada«. Y el término deteriorada, en la jerga de una agencia de calificación crediticia, son palabras mayores.
El fútbol europeo, en la diana
Peor aún: el problema apunta claramente al fútbol europeo. Cuentan Simon Kuper y Stefan Szymanski en su famoso y brillante ensayo Soccernomics que, cuando la cadena ITV Sports cerró el primer acuerdo para retransmitir partidos de fútbol de la liga inglesa en 1980, pagó solo 12 millones de libras (14 millones de euros al cambio actual, si en 1980 hubiera existido el euro); y aún hubo quien lo saludó como un “dar al fútbol lo que se merece…”.
Pues bien, la última subasta de derechos, celebrada hace pocas semanas, la han ganado las cadenas Sky y TNT ofreciendo 1.675 millones de libras anuales (algo menos de 1.950 millones de euros) para el periodo 2025-2029. Esta cifra es 32 veces superior al valor actualizado de aquella primera venta (que sería de unos 50 millones libras, es decir, menos de 60 millones de euros); e, incluso, un 4% superior al importe de la subasta de los derechos que se celebró para el periodo 2019-2022.
¿Estupendo, entonces? Pues no tanto. El importe de la última subasta de los partidos de la Premier League no es el mayor conseguido hasta el momento, pues el récord está en los 1.712 millones de libras (casi 2.000 millones de euros) de la realizada para el periodo 2016-2019, lo que ratifica los síntomas de estancamiento.
Además, esa cifra se pagará por el derecho a retransmitir 67 partidos más que en el periodo anterior, lo que quiere decir que, aunque la cantidad absoluta haya subido, lo que las cadenas pagarán por cada partido será menor.
Los derechos de televisión fuera de Inglaterra, peor todavía
Y, cuidado, estos síntomas de agotamiento se dan en Inglaterra, que es donde las cosas van mejor, en gran parte gracias a la enorme, creciente e imbatible penetración del fútbol inglés en el mercado de los Estados Unidos. Porque, en el resto de las principales ligas continentales europeas, el panorama no es como para estar tranquilo.
Financial Times ha advertido hace unos días que, “según datos de la consultora Football Benchmark, los últimos acuerdos sobre derechos de retransmisión en Alemania, Italia y Francia han sido por una cantidad entre un 5% y un 20% más baja que en los anteriores contratos respectivos, mientras que la de España ha sido un poco mayor, pero inferior al nivel máximo que alcanzó antes de la pandemia”.
Es verdad que el contrato de la Liga italiana incluye una cláusula de mejora en el caso de que la audiencia real sea finalmente mayor que la inicialmente estimada. Pero, en el extremo contario, la Ligue 1 francesa ni siquiera pudo conseguir que alguien igualara la oferta mínima de 1.000 millones de euros que planteó en la subasta celebrada en el último trimestre de 2023 para el ciclo de temporadas que comienza en 2025.
No se salva ni la UEFA
Por lo que se refiere a Alemania, la situación de riesgo es tal, que los clubes han dado marcha atrás en su reiterada resistencia a vender parte de los derechos televisivos de su liga a algún fondo de inversión.
Tras dos negativas previas, la última en mayo del año pasado, hace un par de semanas han autorizado finalmente a su asociación profesional para que inicie negociaciones con los fondos Advent, Blackstone, CVC Capital Partners y EQT con el fin de analizar la posibilidad de vender a alguno de ellos una participación de menos del 10% en una empresa que controlaría los derechos de las dos primeras categorías del fútbol alemán. Su objetivo es conseguir 1.000 millones de euros.
¿Y la Liga española? Financial Times recuerda que su situación no tiene nada que ver, por desgracia, con la de los clubes alemanes, que disfrutan de una cierta solidez financiera gracias a su particular estructura de propiedad, claramente orientada a preservar los derechos de sus socios. Y añade que, al igual que la francesa, la española cerró hace poco un acuerdo con el fondo CVC para reforzar los maltrechos balances de sus clubes. Y apunta a que, aunque la alternativa de explotar Arabia Saudita como fuente de ingresos está ahí, “resulta impopular, tanto entre los aficionados como entre los jugadores”.
Tampoco la UEFA queda fuera del foco. Fitch ha mostrado su profundo escepticismo sobre la posibilidad de que vaya a cumplir sus muy optimistas previsiones de crecimiento de ingresos.
Al parecer, el organismo espera que estos aumenten un 33% gracias al espectacular —y deportivamente irracional— incremento en un 50% del número de partidos de la Liga de Campeones que se aplicará dentro de poco. «Sin embargo, dadas las incertidumbres, no es probable que se alcance ese ambicioso nivel«, ha pronosticado el director general de Fitch. Y, de nuevo, el término incertidumbres, en la jerga de las agencia crediticias, son palabras mayores.