El mundo entero estaba a expensas de la decisión que se tomase a partir de una asociación casi centenaria que latía en las entrañas de los Juegos Olímpicos. Omega y su tecnología siempre han estado detrás de la historia. Noah Lyles fue quien ganó por cinco milésimas de segundo. La carrera más igualada de siempre. Medalla de oro y el título de hombre más rápido del mundo. Si Omega lo había confirmado, no podía ser de otra manera.
Como cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos desde 1932 y de los Juegos Paralímpicos desde 1992, la empresa suiza lo supervisa todo. El ‘Quantum Timer’, un cronómetro moderno con una resolución de una millonésima de segundo, forma la columna vertebral de su operativa en París 2024, para la que se desplegaron alrededor de 550 empleados de Omega y 350 toneladas de equipo técnico.
La lista de innovaciones nunca para. Por ejemplo, los corredores se preparan en sus posiciones de salida, también diseñadas por Omega, que cuentan con sensores que detectan cambios sutiles en la fuerza aplicada y evitan salidas en falso. Claro, luego la carrera solo comienza cuando el sonido digital de una pistola electrónica (conocida como «bang«) suena a través de los altavoces de Omega.
Luego, los atletas corrieron bajo la atenta vigilancia de los sensores de movimiento y los sistemas de posicionamiento de la popularísima marca suiza, que rastrean sus velocidades, zancadas y otros datos biomecánicos que se utilizan en la retransmisión. Este caso aplicó en la carrera del pasado domingo, cuando la división de 10 metros permitió ver a Lyles rezagado durante toda la prueba para, finalmente, superar a Thompson en la línea de meta.
Mientras que el mayor subequipo de Omega en París, compuesto de 55 miembros, ha estado estacionado en el Stade de France, la influencia de Omega se extiende mucho más allá de la competencia de atletismo. Desde marcadores en las tres docenas de sedes, cámaras de meta para deportes como la vela y el ciclismo, hasta placas de contacto en la piscina y en la pared de escalada de velocidad, la empresa es responsable de registrar y reportar la información más básica pero crítica en los Juegos Olímpicos. ¿Quién gana? ¿Con qué marca, tiempo o distancia?
“Necesitamos las 450 toneladas de equipo y material para medir cada resultado de cada atleta en cada deporte en los Juegos Olímpicos, y luego procesar esos datos y compartirlos con las audiencias globales”, explico Alain Zobrist, CEO de Omega Timing, la división deportiva de la compañía, a Front Office Sports. “Por ejemplo, en atletismo, hasta cuatro sistemas de respaldo funcionan en paralelo, totalmente sincronizados, para que podamos cambiar de uno a otro si es necesario», dice Zobrist. «También operamos con fuentes de energía independientes, y en caso de que eso falle, podemos funcionar con baterías. No dejamos nada al azar y estamos listos para cualquier eventualidad», añade.
⏰ Los orígenes de la alianza entre Omega y las olimpiadas
Omega ha recorrido un extenso camino desde sus orígenes olímpicos en 1932, cuando un solo relojero llevó 30 cronógrafos de mano desde su sede en Bienne (Suiza) hasta Los Ángeles. Omega ha centrado sus esfuerzos en construir sobre los sensores de movimiento y los sistemas de posicionamiento que presentó en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Corea del Sur, alimentando sus datos en modelos de IA específicos para cada deporte que, a su vez, generan datos de seguimiento biométrico que pueden ser retransmitidos a los espectadores. Ejemplos incluyen las revoluciones por minuto de un tiro en tenis de mesa, o el ángulo de lanzamiento de un lanzamiento de jabalina.
Volviendo al atletismo, Zobrist explica que la cámara de foto-finish es un dispositivo puro de cronometraje, pero van mucho más del cronometraje. «Es seguimiento de rendimiento de atletas. Es procesamiento de datos. Es visualización de los datos para retransmisiones u otros outputs», explica Zobrist
Más evoluciones siguieron de manera natural a medida que la tecnología subyacente progresaba. Tal es el caso de la cámara «Scan ‘O’ Vision ULTIMATE». «La lente mejoró, y el hardware y el software que la ejecutan también lo hicieron», explica Zobrist. «Realmente aumenta la calidad de la imagen y permite a los jueces tomar las decisiones correctas un poco más rápido, en caso de carreras cerradas». Lo mismo ocurrió con el cambio realizado hace una docena de años, para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, de una pistola de arranque real al sistema electrónico de Omega.
Así pues, podría concluirse que Omega ha desempeñado un papel crucial en los Juegos Olímpicos de París 2024 al ser la encargada oficial de la medición de los tiempos. Una labor invisible pero imprescindible para que todas las pruebas, cada una con sus debidas concreciones, puedan desarrollarse correctamente. Su tecnología avanzada ha garantizado la precisión en la medición de cada segundo en las competiciones, desde el inicio hasta el final de cada prueba. Esta precisión no solo aseguró la justicia en cada competencia, sino que también ha permitido mantener la integridad y el espíritu de los Juegos Olímpicos en su expresión más pura.