West Brom.
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Seguidores del West Brom amenazan con emprender acciones legales contra el propietario chino del club

Es un club de la Championship, es decir, de la segunda división inglesa, y ha terminado en el noveno puesto esta temporada. La verdad es que se halla bastante lejos de su mejor momento. Pero es un club histórico, con 145 años de existencia, de los cuales más de 80 los ha jugado en la primera división —la última vez, no hace tanto: fue en la temporada 2020-21—; y aunque su único título de Liga se remonta a 1920, ha ganado también la Copa inglesa una vez, la Charity Shield dos y la FA Cup en cinco ocasiones, además de haber jugado torneos continentales de la UEFA en dos oportunidades. Por cierto, lo entrena un español: Carlos Corberán. Se trata del West Bromwich Albion.

Así pues, no es un club precisamente desdeñable, si es que alguno lo es. Por ello, resulta tan destacable como significativo que se halle en medio de una ruidosa pelea que enfrenta a sus seguidores con su acaudalado propietario. Significativo, porque es uno más de los conflictos de este tipo que se están registrando con creciente frecuencia en los clubes europeos; y destacable, porque puede terminar en los tribunales.

En efecto, un grupo de accionistas minoritarios del club, denominado West Brom Shareholders 4 Albion (S4A), ha dado una semana de plazo a Xu Ke, administrador único del club, para que dé respuestas «sustanciales y significativas» a un listado de 38 preguntas sobre diversos aspectos, no precisamente menores, relativos a la gestión del club. En caso contrario, emprenderán acciones legales.

El propietario se niega a dar explicaciones

No va a ser fácil que su interés se vea satisfecho. Xu Ke empezó por no querer recibirles hace semanas y ahora les ha adelantado que no tienen derecho a solicitar el tipo de información que pretenden, por lo que no serán contestados. Lo más que les ha dicho es que ha trasladado su lista de preguntas al accionista mayoritario, el empresario chino Lai Guochuan —propietario del 88% de las acciones del club desde julio de 2016—, pero sin informarles de cuál fue su reacción.

Tampoco esto puede extrañar mucho, ya que Lai Gouchuan parece mostrar un escaso interés por la marcha deportiva del equipo. Reside en China y la última vez que se le vio asistiendo a un partido del West Brom fue allá por enero de 2022.

El problema añadido es que tampoco parece preocuparle mucho su marcha económica. Por ejemplo, los accionistas minoritarios del club aún no tienen claro qué paso con los ingresos y gastos relativos a la venta del jugador Matheus Pereira a un club chino, operación que la FIFA considera que pudo violar sus normas sobre fichajes.

Tampoco ha devuelto en los plazos pactados los 5 millones de euros que pidió prestados al club en 2021 al módico interés de un 1% fijo total para auxiliar a otra de sus empresas, pero no tuvo inconveniente en conseguir poco después otro préstamo de más de 2 millones de Warmfornt Holdings Loan para fines ajenos al club, así como otro más de 20 millones a MSD Holdings, avalado por los activos del club, acordando en este caso el pago de un tipo de interés del 10%, (es decir, diez veces mayor que el debería pagar al club por el préstamo que este le hizo y que aún no ha devuelto).

Riesgo grave de no continuar como empresa

Estos préstamos tan particulares y otras irregularidades que los accionistas minoritarios creen haber detectado en las cuentas del club de los dos últimos años son el origen del listado de 38 preguntas que el empresario chino no parece demasiado entusiasmado en responder.

El asunto es grave, porque, aunque esas y otras cifras que se mencionan en el listado empalidecen frente a las que suelen presentar las operaciones de un Manchester City o un Paris Saint-Germain, pueden causar un destrozo notable en las cuentas de un club mucho más modesto, como es el West Brom.

Así parecen advertirlo algunas frases inquietantes incluidas en sus cuentas. «En caso de que no se lograra la negociación prevista de jugadores, el grupo necesitaría mantener las fuentes de inversión existentes y encontrar otras para cubrir su posición de tesorería hasta que se realicen las adecuadas transacciones de jugadores», se lee en ellas. «Dado que la financiación de las transacciones de jugadores no está garantizada, existe una incertidumbre material que puede arrojar dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como empresa en funcionamiento«. Más allá de la habitual jerga económico-financiera, el mensaje parece claro: riesgo de disolución del club.

El grupo S4A no ha aclarado aún en qué podrían consistir en concreto las acciones legales que amenaza con poner en marcha. Pero sí ha informado de que se está moviendo en el plano político, aprovechando el nuevo marco legal que podría crear la nueva regulación que el Gobierno británico quiere imponer a la gestión de los clubes de fútbol y que podría ver la luz en forma de Ley el próximo mes de septiembre.

En particular, el S4A está trabajando con políticos locales, como Nicola Richards, diputada por West Bromwich East, en la perspectiva de que la nueva Ley permita tomar medidas retrospectivas contra los propietarios actuales que no defienden ni respetan en su gestión los intereses de sus respectivos clubes.

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