💰​ Economía

La propiedad de los clubes europeos: no sólo son los árabes

Está de moda que hablemos de la creciente irrupción del capital árabe en el fútbol europeo. Sea mediante la compra de participaciones mayoritarias o minoritarias en diversos clubes o —lo que es más llamativo, pero no necesariamente más influyente— los fichajes de un elevado número de jugadores de primer nivel para las ligas de esa zona geográfica, especialmente por parte de Arabia Saudí. Las noticias al respecto se suceden una semana sí y otra también.

Sin embargo, damos menos eco a un fenómeno quizá no tan ruidoso, pero no por ello menos importante, que se está produciendo de manera creciente en los últimos años: la fuerte entrada de inversores de Estados Unidos en el capital de los clubes de las cinco principales Ligas del continente (Inglaterra, España, Alemania, Italia y Francia).

La revolución económica de Leo Messi en Estados Unidos

🇺🇸 Capital de EE. UU. en más de 30 clubes

Un reciente estudio de PitchBook, empresa especializada en información sobre mercados de capitales, entre otros servicios, subraya que hasta 34 clubes de esas Ligas —es decir, más de la tercera parte— cuentan en su capital con participaciones de inversores estadounidenses.

La palma se la llevan los clubes de la Premier League, con diez casos, pero no andan muy lejos la Serie A italiana y Ligue 1 francesa, con ocho casos cada una. A su vez, la liga española presenta seis y la Bundesliga alemana cuenta con solo dos.

Esto último es más que comprensible si tenemos en cuenta que en este último país se aplica la denominada “regla del 50+1”. De manera simple, esta regla estipula que los clubes deben ser propiedad mayoritaria de sus socios, es decir, de sus aficionados, lo que conduce a que los inversores extranjeros se retraigan de entrar en ellos, ante la imposibilidad de convertirse en sus accionistas mayoritarios y, por tanto, con plena capacidad de decisión.

💰 Tres fórmulas principales de inversión

Básicamente, las entradas de capital extranjero en los clubes de las cinco grandes ligas europeas se llevan a cabo a través de tres fórmulas. En primer lugar, private equity capital o capital inversión, es decir, la adquisición de un porcentaje mayoritario de acciones de la entidad, generalmente con una perspectiva de permanencia a largo plazo.

En segundo lugar, venture capital o capital riesgo. Esto no implica necesariamente la compra de la mayoría de las acciones y es más típico para entrar en clubes de tamaño medio o pequeño, que no pueden acudir a la Bolsa para financiarse, y con la perspectiva de estar en ellos un menor periodo de tiempo. Esto es, solo el necesario para obtener una elevada rentabilidad.

Y, por último, private debt participation, es decir, la operación mediante la cual un inversor privado adquiere una parte de la deuda del club y se convierte en su acreedor, en principio a largo plazo.

🫰 Atractivos muy poderosos

El estudio de PitchBook advierte que el capital estadounidense prefiere la primera de las tres opciones, pues 21 de los 98 clubes analizados presentan inversiones de ese país en forma de private equity capital.

Subraya asimismo que las crecientes necesidades financieras de unos clubes que tienen o quieren asumir gastos muy elevados a corto plazo. Especialmente, en fichajes y salarios. estos últimos suponen entre un 59% de sus gastos totales en la Bundesliga y un 97% en la Liga 1 francesa, con la española en un inquietante 73%. Por el contrario, obtienen ingresos a mucho más largo plazo y les hacen fuertes demandantes de financiación ajena para cubrir ese “hueco”.

A su vez, los inversores extranjeros estarían interesados en asumir parte de esa financiación por un amplio abanico de factores francamente atractivos. Entre ellos, cabe considerar que el fútbol es actualmente un negocio creciente, que muchos clubes se están revalorizando en el mercado muy deprisa, que la mayor parte de ellos están muy mal gestionados, o que los retornos esperables de las inversiones son mucho más elevados de que los importes y riesgos que estas implican.

También, que facilita una diversificación de los negocios, que los inversores pueden aprovechar importantes posibilidades comerciales o altos beneficios que hace posible el desarrollo de grandes infraestructuras (estadios, campos de entrenamiento, etc.). Y, por qué no decirlo —aunque esto parece más cuestionable si se atiende a algunos ejemplos muy sonoros, como el de los Glazer en el Manchester United—, porque proporciona una mejor reputación pública.

Ir al contenido