Javier Tebas laliga
💰​ Economía

Tebas y la calculada confusión entre la “industria del fútbol” y la “industria que genera el fútbol”

Hace apenas unos días, el presidente de Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas, intervino en el podcast de gestión deportiva Folha Seca. Entre las diversas declaraciones que realizó, hubo varias que, aunque hechas con la contundencia de quien comparte obviedades, resultan no solo cuestionables, sino francamente contradictorias.

De todas ellas, hay una que merece ser contrastada con los datos disponibles, pues tiene toda la apariencia de ser una verdad indiscutible… y, sin embargo, no lo es. Dijo Tebas que el fútbol “es el deporte más visto del mundo y genera una de las mayores industrias del mundo”. Lo primero, en efecto, es incuestionable; pero ¿lo es también lo segundo?

Pocos días antes de la participación de Tebas en Folha Seca, la LFP hizo públicos los datos económicos de la temporada 2021-22; y expresó su indisimulada satisfacción por el hecho de que los ingresos totales de los clubes que son miembros de la organización alcanzaran en conjunto los 4.838 millones de euros, una cifra casi un 23 % superior a la de la temporada anterior —que estuvo aún muy afectada por el COVID— y cercana al récord histórico de 5.065 millones que consiguieron justo antes de la pandemia.

Casi 5.000 millones de euros. Una enormidad. Así pues, tiene razón Javier Tebas… ¿O no?

En puestos de promoción… o descenso

Suponga el lector que los 42 clubes de la Primera y Segunda División del fútbol español que integran la organización que preside Tebas fueran las compañías filiales de un gran grupo empresarial —Corporación LFP, por ejemplo— que, como queda dicho, obtuvo en conjunto 4.838 millones de euros de ingresos en el ejercicio 2021/2022.

¿Adivina qué puesto ocuparía este gran grupo entre las 10 primeras empresas españolas ordenadas por su cifra de ingresos de 2021, según datos de Informa D&B? Ninguno. No entraría en la lista. ¿Y entre las 20 primeras? Tampoco. Estaría en el puesto 27.º, justo detrás de —¡vaya por Dios!— la empresa ACS que presidente Florentino Pérez.

No queda ahí la cosa, porque, en realidad, esta comparación no es correcta. En efecto, si hacemos el cálculo anterior, estaríamos comparando un grupo empresarial de 42 filiales, por un lado, con empresas individuales, por otro, lo que sería una ventajosa trampa en favor del primero.

Vale, no hay problema. Tres clubes españoles —según la consultora Deloitte— están entre los 20 primeros de Europa por cifra de ingresos: Real Madrid (714 millones de euros en 2021/2022), Barcelona (638 millones) y Atlético de Madrid (394 millones); y esto tiene que ser algo muy gordo.

Prescindamos —que ya es prescindir— del hecho de que esos tres clubes supongan en conjunto el 36 % de los ingresos totales de los miembros de la LFP, lo que hace que los 39 restantes registren unos ingresos anuales medios de menos de 80 millones de euros (que ya quisieran algunos de ellos). Porque, aún más significativo e inquietante, es que el Real Madrid sería solo la 261.ª empresa española con más ingresos, el Barcelona la 289.ª y el Atleti no estaría siquiera entre las 500 primeras. O sea, que los dos primeros clubes jugarían probablemente la promoción y el segundo descendería.

Un modelo y una gestión cuestionables

Por consiguiente, ¿es mentira que el fútbol “genera una de las mayos industrias del mundo”? No. Lo que ocurre es que, al hacer esta afirmación, Javier Tebas confunde —hay que suponer que de manera consciente y calculada; sería tremendo que lo hiciera por ignorancia— la “industria del fútbol” con la “industria que genera el fútbol”.

Esta segunda, es decir, la industria generada por el fútbol (ropa deportiva, construcción de infraestructuras, ingresos televisivos, publicidad, soportes digitales, viajes, turismo, hostelería, restauración, derechos de imagen, publicaciones, programas y un agotador, etcétera) alcanza niveles siderales.

Por el contrario, la primera, es decir, la industria del fútbol entendida como la que incluye exclusivamente a los clubes considerados como las empresas específicas de ese sector, no da ni de lejos en España para estar entre las principales compañías del país; y sí para tener 160 millones de pérdidas y una deuda superior a los 2.000 millones de euros, como reconoce la propia LFP.

Eso sí, como mal de muchos…, etcétera, la LFP y su presidente se consuelan advirtiendo de que las otras cuatro grandes ligas europeas pierden más dinero que la española y que solo la Premier inglesa la supera en ingresos (aunque no por poco: consigue casi un 75 % más).

Sin embargo, se trata este de un peligroso argumento, porque, en el fondo, solo consigue poner el foco en que el modelo económico basado en asociaciones profesionales de clubes, que es común a todas esas ligas, resulta manifiestamente impotente a la hora de conseguir que una parte sustancial de esa enorme “industria que genera el futbol” revierta más razonablemente en favor de la “industria del fútbol” en la cual la primera descansa.

¿Más claro? Que es inevitable pensar que, a pesar de la sorprendente pasividad de los clubes al respecto, el modelo de la LFP es ineficaz, está mal gestionado o las dos cosas.

Por ello, es de suponer que, cada vez que LFP y su presidente sacan pecho con resultados económicos tan poco presentables, Florentino Pérez y sus aliados sonreirán seráficamente asumiendo que se equivocaron en el torpe diseño y pésima comunicación de la Superliga. Pero no en que el modelo y gestión que encarna la LFP es tan ineficaz, que pone en bandeja plata la propuesta de una alternativa, por peligrosa que esta sea para el futuro del balompié.

Ir al contenido