aurelien tchouameni
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¿Vale más Tchouaméni que Camavinga?

Football Benchmark, una plataforma de análisis estadístico perteneciente a la consultora de negocios deportivos Ace Advisory, ha publicado su ranking de jugadores con mayor valor de mercado, según datos del pasado mes de marzo.

Si decimos que el primer lugar es para Mbappé y el segundo para Haaland, el lector pensará muy justamente que, para este viaje, no hacían falta alforjas. Tampoco le extrañará mucho el tercero, Bellingham, porque su salida del Borussia Dortmund con destino aún indefinido está “calentando” mucho el mercado.

Sin embargo, a partir de ahí, hay un poco más de espacio para la sorpresa. Una sorpresa relativa, por supuesto, porque no aparece en el top 10 de la lista ningún nombre cuya inclusión pueda parecer del todo extravagante… pero sí quizá algo inesperada, al menos por la posición que ocupa.

Por ejemplo, el madridista Vinicius se halla en el cuarto puesto y el inglés Phil Foden, otro del City, como Haaland, está en el quinto. Extraordinarios jugadores, quién lo duda, y en un estado de forma envidiable, pero de los quizá se pudiera esperar un menor valor de mercado en comparación con otros futbolistas más famosos.

Hay dos jugadores españoles en la lista, concretamente en los puestos 7 y 8, ambos del Barça: Gavi y Pedri. ¿Le extraña al lector que el segundo, jugador más fino, creativo y estilista, esté por detrás del jugador andaluz? Y hay otros dos jugadores más de la liga española: los madridistas Fede Valverde (9º) y Tchouaméni (10ª).

Cuando los datos no gustan

Aquí sí que nos vamos a permitir la hipótesis de que la sorpresa es mayor. Quizá no tanto en el caso del ‘Pajarito’ —o del ‘Halcón’, según quiera el lector apuntarse a un apodo o al otro—, pues hay coincidencia generalizada en que el futbolista uruguayo, tras una mala etapa justo después del Mundial de Catar, que fue tan funesto para su selección, ha recuperado el nivel que mostraba antes de ese torneo. Pero sí en el caso del francés, cuyo rendimiento tras ese Mundial sigue cuestionado, hasta haberse convertido en poco menos que un tópico recurrente en cualquier barra de bar que se precie.

En estos casos, cuando hay sorpresas, suele darse la tendencia a considerar que los datos “están bien” cuando coinciden con nuestras expectativas iniciales —Mbappé, Haaland— y tienen un grave error cuando no es así —Tchouaméni—. Un pernicioso maniqueísmo, por supuesto, pero lo cometen a diario los Presidentes de las grandes compañías, o sea que el pecado es más bien venial…

Sin embargo, aunque venial, el pecado puede resultar esta vez contumaz si se tiene en cuenta que el muy cuestionado De Jong, del Barça, y los muy poco mediáticos Gvardiol, del Leipizig, y Ruben Dias, otro del City, se hallan, quizá insólitamente, entre los veinte más valiosos de la lista. Más aún, aparecen por delante de Darwin Núñez (Manchester United), Luis Álvarez (otro del City, y van…), Bruno Fernandes (United), Lautaro Martínez (Inter), Salah (Liverpool), De Ligt (Bayern) o Vlahovic (Juventus).

Ah, y por delante de Camavinga, que está doce puestos por debajo de Tchouaméni, seguramente para escándalo de los seguidores blancos.

Un completo algoritmo

No obstante, conviene bajar el nivel de intensidad de tal escándalo, si es que se produce. Los datos de Football Benchmark no están elaborados “al aliguí”, sino que son resultado de la aplicación de un algoritmo que tiene en cuenta hasta once factores: posición del jugador (por ejemplo, portero, defensa, centrocampista, delantero); perfil de juego y función del jugador (por ejemplo, delantero polivalente, rematador puro); edad y nacionalidad; situación contractual; rendimiento en el terreno de juego (por ejemplo, goles, asistencias, minutos jugados, regates, entradas, goles evitados…); rendimiento comparativo con otros jugadores similares; sanciones (faltas y tarjetas); rendimiento con su selección; potencial mediático y comercial; rendimiento y características de su equipo; influencia del jugador en el desempeño de su equipo; y posibles clubes interesados en contratar al jugador.

Los datos tampoco se basan precisamente en una muestra limitada: abarcan a todos los jugadores de 18 ligas de Europa, América y Asia (en algunos casos, de Primera y Segunda División) y a todos los jugadores de otros 68 clubes que no forman parte de ellas.

Quizá todo ello, y en especial la variedad de los elementos que se tienen en cuenta en ese algoritmo, que toman en consideración aspectos del juego que muchas veces no son muy visibles —pero sí muy importantes—, explique la relativa sorpresa que generan algunos de sus resultados.

Además, habrá que concederles que, como mínimo, tienen la virtud de ayudar a no confundir valor con precio. Las cifras de Football Benchmark se refieren a lo primero; lo segundo, por el contrario, y por desgracia, depende mucho de factores que apenas se perciben cuando el balón echa a andar y el rendimiento del jugador se pone realmente a prueba: el impacto mediático del futbolista, los caprichos de tal presidente, las urgencias de tal club, la habilidad de tal o cual representante (y sus comisiones), los “flecos” de los contratos, los incentivos, las cláusulas de rescisión, las ambiciones del jugador, la influencia de eso que llamamos habitualmente “su entorno”…

Quizá por ello se esté publicando en algún medio de comunicación que Bellingham podría terminar costando 280 millones de euros, aunque, según Football Benchmark, “solo” valga 152 millones.

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