El nombre es carismático a más no poder, pero Kaoru Mitoma nos gusta por mucho más que eso y por el pelo tazón tan de dibujos animados nipones que usa para tapar sus buenas ideas. El carrilero o extremo izquierdo no para de correr, vive a toda velocidad y, para la hiperactividad con la que nació, acierta mucho. Si avista espacios, los devora. Y si no, se busca la vida para estirar a su equipo para que aparezcan.
Su cambio de ritmo fue un suplicio para los laterales rivales desde que llegó a la Premier League, tras rozar la super hazaña europea del curso pasado. Eso lo vimos venir. Lo que no intuíamos es que sus goles fuesen a llegar con tal frecuencia (marca cada 189 minutos), y que los fuese a convertir, además, contra rivales de entidad. Los dos últimos, para cerrar 2022 y estrenar 2023, ante Arsenal y Everton.
🏃♂️ De Saint-Gilloise a Brighton, sin pedir permiso
Uno de los mayores clubes animadores de la 2021/2022 fue la Royale Union Saint-Gilloise. Un histórico del fútbol belga venido a menos, campeón de la Jupiler Pro League en once ocasiones (ninguna desde 1935), que regresó a la élite hace un año y medio y que estuvo a punto de ganar la liga. Finalmente fue segundo, tras el Club Brugge, y se clasificó en verano para una Europa League donde ahora es también revelación.
Uno de los grandes artífices de esa gesta fue Kaoru Mitoma, autor de siete goles y tres asistencias en los 28 partidos que disputó la temporada pasada, hasta el punto de que el dueño de la entidad de Bruselas se planteó sacarle aún más partido. Números, por cierto, que no mejoraron los que promedió en la J1-League japonesa, a sus 22 y 23 años, como uno de los jugadores insignia del Kawasaki Frontale.
🎌 Revolucionario de Moriyasu en Catar
El seleccionador nipón no dejó indiferente a nadie en Catar. Muchos pensamos que su plan era dormir los partidos de inicio, hacer que el rival se confiara y, una vez hecho el trabajo sucio, sacar a sus mejores samuráis para que ellos asestasen los golpes definitivos. Eso fue Mitoma; tal vez, el mejor revulsivo del Mundial.
No hizo ningún gol, pero sembró el caos allá por donde pisó, que mayoritariamente fue el carril izquierdo. Moriyasu debió pensar que, si así le había funcionado Kaoru en el clasificatorio, para qué cambiar. Y el Ted Carter de la vida real, extremo de profesión, con pildoritas de Tom Baker por su naturaleza nómada, le dio la razón. Es un cambia partidos el bueno de Kaoru. Por eso somos Mitomaniacos.