La FIFA ha confirmado de manera pública que Perú no será sede del Mundial sub-17 que ha de celebrarse entre el 10 de noviembre y el 2 de diciembre de este año.
El motivo fundamental es que el Gobierno del país andino se ha negado a terminar los trabajos necesarios para que todos los estadios previstos estén disponibles.
Solo podrían utilizarse dos en Lima (San Marcos y Alberto Gallardo) y uno en El Callao (Miguel Grau), pero no los de las ciudades de Piura (también llamado Miguel Grau) y Chiclayo (Elías Aguirre), ni probablemente el de Tacna (Jorge Basadre).
La negativa del Gobierno peruano se basa en las consecuencias de un grave fenómeno natural: el ciclón Yaku, una inusual depresión tropical que impactó a primeros del pasado mes marzo y de manera devastadora en el norte del país, especialmente en regiones como Piura y Lambeyeque (cuya capital es Chiclayo), dejando a su paso cerca de 70 muertos, graves daños en carreteras, hospitales y otras infraestructuras, y 10.000 familias damnificadas, según datos provisionales.
A mediados de marzo, ya empezó a circular la sospecha de que el Gobierno presidido por Dina Boularte no veía factible la organización del torneo, porque considera que “se han de poner todos los esfuerzos en la recuperación de las zonas afectadas por los desastres naturales”, según señalaba un periodista del diario peruano La República. Además, añadía este, “desde el Gobierno tienen información de que embates de la naturaleza volverían a darse antes de fin de año”, coincidiendo prácticamente con la celebración del Mundial.
Por añadidura, los graves efectos causados por el ciclón se sumaron, por un lado, a un retraso preocupante en las obras de remodelación de varios de los estadios citados, que eran necesarias por requisitos de seguridad de FIFA y cuya última evaluación de costes pendientes se acercaba a los 75 millones de euros; y, por otro, en clave más política, porque Dina Boularte (presidenta de la nación desde el pasado 7 de diciembre, cuando sustituyó en el cargo a Pedro Castillo, tras el autogolpe de Estado que este quiso poner en marcha días antes), es menos entusiasta que su predecesor a la hora de organizar eventos de este estilo.
Ni Perú, ni Indonesia
En definitiva, que Perú se queda sin Mundial Sub 17. No obstante, la FIFA ha adoptado una actitud comprensiva y, al tiempo que le retiraba los derechos de organización del torneo, ha afirmado que “desea dar las gracias a la Federación Peruana de Fútbol por su esfuerzo y no descarta organizar un torneo en Perú en el futuro”. Consecuentemente, no se esperan sanciones como consecuencia de esta cancelación.
Cabe recordar que la FIFA debe afrontar las consecuencias de este problemas apenas días más tarde de haber tenido que retirar a Indonesia como país anfitrión del Mundial Sub-20, que también se va a celebrar este año, a consecuencia de las inquietudes generadas sobre la seguridad de los estadios del país por los graves incidentes acecidos en el estadio de Kanjuruhan el pasado 1 de octubre.
Ese día, tras el partido que enfrentó al Arema y al Persebaya Surabaya, una invasión de campo de los seguidores del primer equipo dio lugar a una estampida humana que causó más de 130 muertos y más de 500 heridos.
Nuevamente, FIFA fue conciliadora tras la cancelación de la sede y recalcó que “a pesar de la decisión adoptada, sigue comprometida con ayudar a la PSSI (Federación Indonesia de Fútbol), en colaboración estrecha con el Gobierno del presidente Widodo, a llevar a cabo el proceso de transformación del fútbol nacional tras la tragedia ocurrida en octubre de 2022”.