Se siguen viviendo tiempos convulsos en Vigo. Tanto, que el Chacho Coudet, el mismo que llegó hace exactamente dos años para insuflar una energía diferente y esperanzadora al RC Celta, se ha terminado convirtiendo en uno más de la lista de técnicos que no llegan ni a comprar el turrón. Y eso que cada vez lo anuncian antes. Su sustituto es un Carlos Calvalhal que viene de una exitosa etapa en el Sporting Clube de Braga
Allí, en sus dos temporadas al frente del equipo, levantó la tercera Taça de Portugal en la historia del club, alcanzó los cuartos de final de Europa League el pasado curso e hizo debutar hasta a 31 jugadores sub 23. Su plena confianza en los jóvenes y competitividad en torneos cortos, dentro de un club de cantera y falto de adrenalina en Copa del Rey el último curso, son buenos ingredientes para ilusionarse. Aunque conviene no hacerlo, viendo los precedentes en el banquillo.
Supervivencia de entrenadores del #Celta al mes de Noviembre:
2018: ❌ Antonio Mohamed
2019: ❌ Fran Escribá
2020:❌ Óscar García
2021: ✅ Coudet
2022:❔— Jesús López (@_JesusLopez_) October 29, 2022
⚽ Así es el estilo de Calvalhal
Futbolísticamente, Carlos Carvalhal construyó un equipo competitivo en Portugal, aunque con claras debilidades. Y, curiosamente, las plantillas de su SC Braga y este RC Celta de Vigo guardan bastantes similitudes entre sí: trequartistas habilidosos y con gran golpeo (los hermanos Horta, Medeiros, Galeno / Aspas, Oscar Rodríguez, Veiga, Cervi, Carles Pérez), ausencia de un «9» goleador y falta de talento defensivo. ¿Cuál fue entonces su decisión? ¿Potenciar al talento o tratar de esconder sus limitaciones? Mayoritariamente, sucedió lo primero. Propuso muchos partidos abiertos, con intercambio de golpes ante rivales de cierta entidad.
Y dado que, mientras no se acuda al mercado, la única receta para paliar esto último es adaptarse a los recursos de los que dispone, Carvalhal puede ser también un técnico que diseñe planes acordes a su plantilla. Es bastante camaleónico en ese sentido, no se casa con un solo sistema –viene ya alternando 4-4-2, 3-4-3 o 5-4-1–, muy fan de esta tendencia de mutarlos en función del rival y la fase del juego. En sus dos partidos en Vigo ha dejado claro que no se le caen los anillos por meter un cerrojazo coherente, con las líneas juntas y anchas para minimizar a un Rayo Vallecano que ataca con gran ritmo y mucha insistencia por fuera.
Lo más complicado de cambiar en el fútbol, palabras de Jorge Valdano, es la naturaleza de un entrenador o futbolista.
La naturaleza de Carlos Calvalhal es ofensiva, quiere partidos donde pasen cosas. Así fue en Braga, donde no tenía problemas para generar peligro y marcar goles pese a contar con cifras bastante pobres en sus centro-delanteros —Vitinha promedió un gol cada 211 minutos y Abel Ruiz cada 692—, pero careciendo de solidez atrás y una escasa capacidad para conservar la ventaja en el marcador.
🔵 Primeras sensaciones
Sus grandes rasgos característicos desde su aterrizaje en Galicia están siendo la ausencia de presión alta y la existencia de fluidez asociativa. Fútbol-control defensivo, a grandes rasgos; e intenciones osadas cuando tiene el cuero, pero sin riesgos en zonas comprometidas. Salida de balón con solo pases sencillos para atraer al rival a su propio campo y, después, verticalizar desde el desmarque, el pase —pocos toques en corto o saliendo en largo— o la conducción, más por fuera que por dentro.
Tal vez, algo acelerado por momentos, pero siendo incómodo con la posesión, al fin y al cabo. No le importa cederla, pero, cuando la tenga, quiere música electrónica. En caso de pérdida, ahí sí es muy enérgico presionando en campo contrario y haciendo faltas para parar la transición del rival.
Imagen 1 VS Osasuna: defensa 4-4-2 y ataque 3-4-2-1 | Imagen 2 VS Rayo: 3-4-2-1 / 3-4-3, cambiando por momentos a línea de cuatro en el segundo tiempo.
👨🏻🏫 Importancia de las bandas
En las mencionadas conducciones exteriores, Óscar Mingueza tuvo gran protagonismo contra Osasuna, en un rol de lateral derecho en defensa (4-4-2) y tercer central (3-4-2-1) atacando. Javi Galán o Carles Pérez también mostraron ante el Rayo esa determinación y verticalidad transportando el balón desde los carriles. Los tres, además, comparten que son grandes centradores para un equipo que tiene envergadura para cargar el área con Gonçalo Paciencia o Jørgen Strand Larsen. Aunque, esto, se ha visto mucho menos, porque Carvalhal parece preferir ataques llegando que no estando.
Iago Aspas no notó demasiado el cambio en el debut del nuevo técnico. O, al menos, no lo transmitió. Fue el faro ofensivo de los suyos, siempre dependientes de su creatividad, movilidad y pundonor.
👎 Puntos débiles
Los grandes problemas, enormes y heredados, de hecho, se vieron en su propia área. En este caso, coincidiendo en ambos encuentros que fue más defendiendo el área que haciéndolo lejos de ella. Una excesiva fragilidad ante centros laterales, tanto a balón parado como corrido y, además, no cerrando bien la frontal en las segundas jugadas. Ahí reside el endémico problema celeste, que parece condenado a no dominar las áreas por los siglos de los siglos. Algo que, en la Edad de Aspas, no debería suceder.
