Los dos clubes que lideran en estos momentos la liga española han anunciado, a través de sendos comunicados, que no participarán en la Asamblea General Extraordinaria que LaLiga ha convocado “con carácter de urgencia” para que se celebre el próximo 7 de diciembre en Dubái, capital del emirato árabe del mismo nombre.
El Real Madrid subraya en su nota pública que la cita supone un “dispendio” injustificable, pues implica desplazar a más de 100 personas a 5.000 kilómetros de distancia de la sede de la organización. Añade que “los clubes afrontan momentos muy difíciles en el plano económico, lastrados por la caída de ingresos sufrida en los últimos años, por lo que resulta incomprensible que se sufraguen gastos desmesurados e innecesarios”.
En efecto, hay que recordar que las pérdidas conjuntas en la temporada 2020-21 de los equipos que integran la Liga de Fútbol Profesional fueron de casi 900 millones de euros. Unas pérdidas que, al parecer, no fueron obstáculo para que los directivos de la asociación se subieran sus sueldos en más de un 11% en ese mismo ejercicio, situándolos en un total de 6,15 millones de euros, de los cuales más de la mitad corresponden al salario de su presidente, Javier Tebas. Los “números rojos”, por un importe nuevamente muy millonario, volverán a repetirse al cierre final de la 2021-22. Una situación muy delicada que, en definitiva, explica los argumentos del club de Concha Espina.
A su vez, el club azulgrana argumenta que en esa Asamblea Extraordinaria se abordarán “asuntos muy relevantes, relativos a la modificación de los Estatutos y el Reglamento General de LaLiga, que requieren un mayor debate previo y un análisis más extenso y participativo”. Por ello, “no creemos oportuno realizar este viaje a Dubái para un acto que bien podría celebrarse en la sede de LaLiga”.
“Mirar antes lo que pasa en casa”
Lo cierto es que, a pesar del carácter “extraordinario” y “urgente” de la Asamblea, el viaje promovido por la Liga contempla que se desplacen “acompañantes” junto a los directivos de los clubes, así como la posibilidad de que esas 100 personas asistan al partido de octavos de final que jugaría probablemente España (Dubái está a unos 650 kilómetros de Doha, la capital de Catar). Y, aunque al parecer los temas que se han de tratar en esa Asamblea son especialmente relevantes para la competición, LaLiga ha advertido de que la presencia de los clubes en el acto es solo “voluntaria” y que el viaje servirá para “hacer inmersión” en la zona y “conocer de primera mano los hábitos de consumo de entretenimiento de sus habitantes”.
Cabe señalar a este respecto que el pasado martes 29, apenas cuatro días después de formalizar la convocatoria de la Asamblea en Dubái, el presidente de LaLiga, Javier Tebas, declaró que “yo no hubiera hecho un Mundial en Catar como no lo hubiera hecho en Arabia Saudí; hay unos principios de derechos humanos que hay que respetar”. Pues bien, aunque Catar aparece en el puesto 114 de los 167 países incluidos en el Índice de Democracia que elabora The Economist desde el año 2006, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), a los que pertenece el de Dubái, no se hallan mejor situados, pues aparecen en el 134. Y tanto Catar como los EAU figuran calificados en el índice como “regímenes autoritarios”.
Por otro lado, es importante tener asimismo en cuenta que el Madrid ha considerado que la convocatoria de esta Asamblea es “ilegal” y fuentes del Barça han dejado saber que el club estudiaría impugnar los acuerdos que se adopten en ella. Así pues, el acto puede convertirse en una nueva fuente de conflictos en el seno de LaLiga.
Por ello, parecen cobrar ahora un alcance profético las declaraciones hechas ayer por Gabriele Gravina, presidente de la Federación Italiana de Fútbol, en las que contestaba a los duros ataques realizados por Javier Tebas y LaLiga contra la Juventus por el reciente escándalo que afecta al club turinés. En ellas, Tebas y LaLiga se felicitaban de la dimisión de su presidente, Andrea Agnelli, y se pedían sanciones ejemplares para la “Vecchia Signora”. Ha dicho Gravina al respecto que “no necesitamos ninguna injerencia por parte de sujetos externos que harían mejor si miraran antes lo que ocurre en su propia casa”.
Seguro que Gravina no se refería al conflicto generado por el viaje de LaLiga a Dubái, pero la coincidencia no deja de resultar ilustrativa.