¿Cómo se puede explicar la goleada de un equipo que no convence? No se puede, así como los hitos más sobrenaturales del Real Madrid en Europa. Porque no, ellos no se atienen a las reglas que rigen el mundo, pues son demasiado buenos para hacerlo. Si sacan a Mbappé y Vinícius después de un partido gris, resuelven con brillantez Brahim y Endrick. El Valladolid solo es un equipo más que sufre esta contradicción tras perder 3-0 y plantar cara en el Bernabéu. Y, no, no tiene pinta de que vayan a ser los últimos que sufran los designios de un Real Madrid que vive de su pegada en lo que termina de carburar.
❌ El Real Madrid se atasca (otra vez)
Como en Mallorca hace una semana, la expectación era máxima por ver a este nuevo Real Madrid. Hasta Kim Kardashian estaba en la grada. No por nada se les ha colgado el título de nuevos galácticos, vaya. Y tiene sentido, pues tienen tanto talento en nómina que ni la lesión de Bellingham se percibe como un gran contratiempo. Sin embargo, aún no han ganado en liga. El debut en las Islas Baleares fue la demostración de que no, no se gana sin bajar del autobús. El fútbol exige algo más que tener a los mejores, y ese extra tenían que demostrar ante su público. La cosa es que, como hace unos días, nadie podía sospechar de un escenario desfavorable.
El Valladolid salió a embarrar el impoluto césped del Bernabéu. No por su dureza, ni mucho menos, sino por su competitividad. Ellos estaban en la capital plantarle cara al Real Madrid, ni más ni menos. Si sus rivales tenían un don, ellos tendrían su sudor para igualar las fuerzas. Y lo consiguieron. Provocaron que los Globetrotters blancos dejasen de disfrutar, como si hubiesen perdido las ganas de jugar. Sus filigranas se sentían vacías ante la defensa del Pucela. Esto, sumado al ritmo plomizo de su circulación de balón, apuntaba al peor de los diagnósticos: el equipo no funcionaba, y tampoco iba a funcionar.
El nuevo (y bendito) problema de Ancelotti en el Real Madrid
🆕 La resurrección del segundo tiempo; el nacimiento de Endrick
Por suerte para la parroquia blanca, no hay verdad absoluta en el fútbol que dure más de un descanso. El paso por vestuarios ayudó a descargar la tensión y estirar las piernas. Salieron con otra actitud, y Fede Valverde no tardó en confirmarlo con un lanzamiento directo de falta que recordó al mejor Roberto Carlos. Tuvo fortuna, sí, pero su 1-0 una liberación para todos. Incluso Mbappé, que volvió a marcharse sin anotar, dejó un par de acciones brillantes ante su nueva afición. Y es que, a fin de cuentas, tampoco hay que ser tan tremendistas a finales de agosto. Si le cuesta hasta el nuevo Real Madrid de los galácticos, ¿por qué no le iba a costar al resto del mundo?
Tras asumir que al equipo le va a costar arrancar más de lo esperado, los cambios revitalizaron a los de Ancelotti. Brahim Díaz se reivindicó con un gol digno de delantero de los de toda la vida, chocando con los defensas y anotando con una buena vaselina. No acabó ahí el show, pues Endrick anotó en el último segundo el definitivo 3-0 ante un Valladolid que no merecía tanto castigo. Es lo que tiene jugar contra los Globetrotters del fútbol: cuando salen los titulares, en el banquillo espera un delantero brasileño que promete romper todos los récords. Cosas del ADN ganador del Real Madrid, el único equipo del mundo que, sin convencer, es capaz de golear.