En la alta competición, los títulos no solo los ganan los más fuertes o los más rápidos, sino los que trabajan mejor en equipo. No importa si se trata de una selección nacional, un equipo olímpico o un club de barrio: sin cohesión, liderazgo y confianza, el talento individual se diluye, como ya revelamos en otro de nuestros artículos de esta sección.
Por eso, en colaboración con Affor Health, consultora especializada en salud psicosocial y entornos laborales saludables, adaptamos sus “9 claves para trabajar en equipo de forma productiva” al ámbito del deporte moderno. Porque si el entrenamiento físico se trabaja a diario, el entrenamiento emocional y relacional no debería quedarse atrás.
1.🎯 Definir bien el objetivo que se busca
“Definir bien el objetivo nos ayudará a definir adecuadamente las necesidades a cubrir por el equipo y sus características” — Affor Health
En el deporte, no es lo mismo preparar una temporada entera que enfocarse en un torneo puntual. Por ejemplo, cuando Scariolo convocó a la selección española de baloncesto para el Mundial 2023, su meta no era solo competir, sino formar un bloque sólido tras la salida de figuras históricas. El enfoque condicionó roles, dinámicas e incluso el liderazgo compartido.
2. 🧭 Buen liderazgo
Un equipo puede tener talento, pero si el líder no es el adecuado, “es cuestión de tiempo que termine desintegrándose”, afirma Elena Rubio en Affor Health. En el deporte, esto se ve a menudo en entrenadores que dominan la táctica, pero fallan en la gestión del grupo.
Un caso paradigmático es el de Jon Rahm en la Ryder Cup 2023: no era el capitán formal, pero asumió un liderazgo emocional y motivacional que elevó el rendimiento del equipo europeo. Un buen líder no necesita títulos ni autoridad impuesta: necesita credibilidad, empatía y visión de conjunto, entre otros factores.
3. 📣 Buena transmisión de objetivos y normas
Por muy bien que se entrene, si el equipo no entiende qué se espera de él, la desconexión está garantizada. Affor Health lo resume así: “Conocer los objetivos y metas hace que se comprometan más, porque pueden sentirse parte de ese objetivo”.
Un ejemplo claro fue la selección femenina de fútbol en el Mundial 2023: pese a un contexto tenso fuera del campo, el cuerpo técnico logró transmitir objetivos claros partido a partido, sin perder el foco. Transparencia y claridad fueron claves para mantener la cohesión.
4. 🤝 Fomentar el espíritu de equipo
Cuando se habla de espíritu de equipo, a veces se confunde con buen rollo. Pero va mucho más allá. Es confianza real entre compañeros, saber que el otro va a responder. Y eso se construye día a día.
Un ejemplo muy claro lo vimos en el Real Madrid de Ancelotti en el año de la decimoquinta Champions. Más allá de los resultados, lo que ha llamado la atención es cómo jugadores con roles muy distintos (de Vinícius a Joselu) celebran los éxitos del grupo como propios, sin egos. Esa cultura no nace de casualidad: se trabaja, se cuida y se contagia desde arriba.
5. 🔍 Conocer la motivación del equipo
No todos los deportistas se mueven por lo mismo. Algunos necesitan estabilidad, otros buscan reconocimiento, y muchos se motivan por superar sus propios límites. Lo que impulsa a una promesa de 19 años no tiene por qué coincidir con lo que mueve a una leyenda con 15 temporadas en la élite.
Un ejemplo claro es el del FC Barcelona masculino campeón de Liga y Copa en 2025. El equipo ha combinado a la perfección veteranos como Lewandowski, con trayectorias consolidadas y liderazgo desde la experiencia, con jóvenes como Lamine Yamal, Cubarsí o Fermín López, que empujan con hambre, talento y frescura. El cuerpo técnico ha sabido entender qué motiva a cada uno, y ha construido un grupo con energía nueva pero bien guiado. Esa gestión emocional ha sido tan clave como el sistema táctico.
6. 🧠 Promover la proactividad
Los grandes equipos no solo ejecutan bien lo que les piden, también anticipan, proponen y actúan sin esperar órdenes. La proactividad es ese plus que diferencia al buen jugador del que cambia partidos.
Lo vimos con Carlos Alcaraz en su victoria en Wimbledon 2023 frente a Djokovic. No esperó a que el partido se le pusiera de cara: arriesgó, leyó los momentos clave y propuso un juego valiente cuando más lo necesitaba. Fue un ejemplo de cómo tomar la iniciativa, incluso ante gigantes, puede cambiar la historia.
7.🌍 Fomentar el sentido de pertenencia y del trabajo
El ejemplo más reconocible en los últimos años es el del Liverpool de Jürgen Klopp. Más allá de títulos, lo que construyó Klopp fue un sentido de identidad brutal, donde todos —jugadores, cuerpo técnico, afición— se sentían parte de algo más grande.
Ese “This Means More” que repetían no era solo un eslogan: era una cultura interna que daba sentido al esfuerzo diario y conectaba el vestuario con la grada. El resultado: un equipo emocionalmente implicado, que no bajaba los brazos nunca.
8.🔥 Gestión de los conflictos
El conflicto es inevitable. Lo importante es cómo se gestiona. En el deporte, donde la competitividad está a flor de piel y los egos son tan grandes como el talento, los roces forman parte del día a día. Pero cuando no se interviene a tiempo, esos roces pueden convertirse en fracturas que terminan afectando al rendimiento colectivo.
Un ejemplo paradigmático es el de Fernando Alonso y Lewis Hamilton durante la temporada 2007 en McLaren. Sobre el papel, el equipo tenía una alineación soñada: un bicampeón del mundo consolidado y un joven talento que prometía dominar la Fórmula 1 durante años. Pero la gestión interna fue desastrosa. La falta de jerarquía clara, los favoritismos percibidos, y la incapacidad del equipo para mediar entre ambos pilotos acabaron desatando una guerra interna que rompió la cohesión del equipo y que propició que fuera un piloto de otra escudería (Kimi Räikkönen) el que ganara el Mundial.
La lección es clara: los problemas no se tapan, se trabajan. Detectar las tensiones a tiempo, establecer mecanismos de mediación y mantener una comunicación honesta son claves para que los desacuerdos no se conviertan en crisis. En el deporte, como en cualquier organización, la armonía interna no es un lujo: es una necesidad competitiva.
9.📡 La comunicación: pilar básico del equipo
En equipos de élite, la diferencia está en los detalles. Y la comunicación es uno de ellos. El año pasado, varios jugadores del Barça de baloncesto mencionaban en entrevistas cómo la falta de claridad interna les generó confusión en momentos clave de la temporada.
Affor Health lo resume perfectamente: “Un equipo donde no hay buena comunicación, estemos seguros de que va a fracasar”. No basta con hablar mucho, hay que saber escuchar, aclarar y alinear.
🧠 El entrenamiento invisible… que marca la diferencia
Estas 9 claves no solo aplican a empresas u oficinas: son fundamentos del alto rendimiento deportivo moderno. La buena noticia es que se pueden entrenar, igual que la resistencia o la técnica. Cada club, federación o equipo que quiera competir en serio debe apostar por la salud emocional, la cohesión y la inteligencia colectiva.
Desde Legal Sport, en colaboración con Affor Health, apostamos por este nuevo enfoque del deporte: uno donde se compite con el cuerpo, pero se gana con la mente y el equipo.