Bandera palestina
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Bandera palestina: ¿libertad de expresión o incitación a la violencia?

¿Es correcto, de acuerdo con la justicia deportiva, exhibir en estos momentos una bandera palestina en un estadio durante un partido de fútbol?

El pasado 15 de octubre, un aficionado ondeó esa bandera durante el encuentro que se celebraba en Ipurúa entre el Eibar y el Huesca. El resultado fue su expulsión del estadio por parte de la Ertzaintza y de los servicios de seguridad privada del Eibar ante su negativa a retirarla.

Pocos días después, LaLiga envió a título de recordatorio una circular de hace dos años, en la que se establece que “en el interior del recinto deportivo podrán exhibirse expresiones de apoyo al Club/SAD en el ámbito deportivo, sin que sea lugar para pancartas o elementos análogos o similares de carácter comercial (fuera de los lugares habilitados y autorizados al efecto), político (no considerándose tales los símbolos oficiales del Estado, las Comunidades Autónomas, Comarcas y Ayuntamientos, así como las combinaciones de estos entre sí y/o con los colores principales o el escudo del Club/SAD) social, religioso o reivindicativo en cualquier sentido, ajenos al deporte”.

La afición del Celtic, reincidente

Ampliemos las fronteras. Diez días después del partido entre el Eibar y el Huesca, una buena parte de la afición del Celtic pobló de banderas palestinas las gradas del Celtic Park de Glasgow, con ocasión del partido de Champions que enfrentó a su equipo contra el Atlético de Madrid. Al mismo tiempo, gritó mensajes de apoyo a la causa palestina y entonó el “Bella ciao” y el “You’ll never walk alone”, al parecer para subrayarlos.

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Las imágenes llenaron las redes y no pasó mucho tiempo antes de que el club escocés se pronunciara al respecto y prohibiera a su afición más radical la entrada al próximo partido. Se adelantó así, cual venda antes que herida, a una posible sanción de la UEFA. Y es que hay antecedentes: la afición ‘Green Brigade’ del Celtic ya provocó que su club fuese multado con 10.000 euros en 2016 por la Comisión de Control, Ética y Disciplina de la UEFA como consecuencia de hechos muy parecidos.

En todo caso, no falta debate. ¿La exhibición en las gradas de una bandera palestina es en estos momentos un ejercicio de libertad de expresión o una forma de transmitir un mensaje de incitación a la violencia que no es propio de un evento deportivo?

Definiciones que no acaban con el debate

Si el acto en cuestión se considera lo segundo, aparte de ser contrario al artículo 16 del reglamento disciplinario de la UEFA, entra en evidente conflicto con la legislación española.

Concretamente, la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, establece en su artículo 6.1, sobre las condiciones de acceso a los recintos deportivos, que queda prohibido “introducir, exhibir o elaborar pancartas, banderas, símbolos u otras señales con mensajes que inciten a la violencia o en cuya virtud una persona o grupo de ellas sea amenazada, insultada o vejada por razón de su origen racial o étnico, su religión o convicciones, su discapacidad, edad, sexo o la orientación sexual.”

Por otro lado, el Código Penal español —que no es del todo ajeno al ámbito deportivo— prevé en su artículo 510 penas de prisión de uno a cuatro años y multas de seis a doce meses para quienes “fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racista, antisemitas, antigitanos u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, aporofobia, enfermedad o discapacidad”.

Lagunas en Europa respecto a las bandera palestina

En cuanto al ámbito comunitario, no existe una definición oficial del concepto de odio o de los “discursos de odio”. Solo el Comité de Ministros del Consejo de Europa ha tratado de dar una definición al respecto en su Recomendación 20 de 1997.

Señala en ella que ese concepto “abarca todas las formas de expresión que propaguen, inciten, promuevan o justifiquen el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo u otras las formas de odio basadas en la intolerancia, incluida la intolerancia expresada por agresivo nacionalismo y el etnocentrismo, la discriminación y la hostilidad contra las minorías, los inmigrantes y las personas de origen inmigrante”

Sobre la incitación a la violencia, sucede lo mismo. No existe una definición clara que sea capaz de “enumerar” con plena precisión aquellos actos que se han de considerar violentos, porque se “sobreentiende” que es fácil identificarlos como tales. Sin embargo, a tenor de lo que sostienen aquellos que opinan que deben ser tolerada actualmente la exhibición de banderas palestinas en los estadios, no parece que sea tan fácil.

Jugadores: declaraciones, insultos y un despido

En el conflicto se han implicado también algunos jugadores. Benzema publicó en las redes el mensaje de que “todas nuestras oraciones por los habitantes de Gaza, que una vez más son víctimas de estos injustos bombardeos que no perdonan ni a mujeres ni a niños” y fue replicado de inmediato con un grave insulto, redactado en cinco idiomas, por ‘Dudu’ Aouate, quien fuera guardameta de Mallorca, Racing de Santander y Deportivo de la Coruña.

A su vez, José Rodríguez, el alicantino procedente de la cantera del Real Madrid que en estos momentos milita en el Hapoel de Tel Aviv, ha declarado, en relación con el reciente ataque de Hamas, que «Israel está sufriendo un holocausto nazi, han asesinado a bebés a sangre fría”.

Más allá de jugadores vinculados al futbol español, el caso con mayores consecuencias laborales ha sido el de un futbolista de nacionalidad holandesa y origen marroquí, Anwar El Ghazi, que hasta hace unos días formaba parte de la plantilla del club alemán FSV Mainz 05.

El delantero escribió en las redes un mensaje —»Del río al mar, Palestina será libre»— que es habitual en las comunicaciones de Hamas. A continuación, el club le apartó de la disciplina deportiva; después le readmitió con una sanción informando de que El Ghazi había presentado excusas; y, posteriormente, este lo negó y se reafirmó en sus mensajes, aunque de manera bastante más amplia y matizada que al principio. El fin del culebrón es que el club le ha despedido.

Por cierto, hay rumores de que El Ghazi podría acabar en el Sevilla en el marco de los fichajes de invierno.

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