Si no paga a finales de agosto lo que debe, el Nottingham Forest puede enfrentarse a una cascada de reclamaciones legales difícilmente sorteable.
Un elevado número de jugadores y sus respectivos agentes no han cobrado aún las primas o comisiones que se les deben desde el término de la temporada pasada. Y hay que incluir en ellas las derivadas de que, no sin apuros, el club consiguiera finalmente eludir el descenso.
En efecto, aunque el Forest cuenta sus vitrinas nada menos que con dos Champions League consecutivas (1979 y 1980), lejos quedan ya esos éxitos. De hecho, la temporada pasada jugó en la Premier League por primera vez en 23 años, tras ganar el play off de ascenso previo. Y, después unos comienzos francamente inquietantes, se salvó de bajar otra vez a la segunda división gracias a que terminó en el puesto 16º, a solo cuatro puntos del descenso.
Fiebre de fichajes en el Nottingham Forest
Eso sí, parece que en el éxito se ha llevado también la penitencia. Para mantenerse en la Premier, fichó nada menos que 30 jugadores: 21 el verano pasado y nueve más en enero de este año. Y tanto los que después se han ido del club como los que se han quedado en él están a la espera de cobrar las primas que se les adeudan desde finales de julio.
Súmese a lo anterior las comisiones por traspasos que, al parecer, tampoco han cobrado los respectivos agentes y se llega a una cantidad de “muchos millones” de libras que nadie ha sido aún capaz de precisar.
Después de esa fiebre de contrataciones (y de sus posibles consecuencias legales), el club se ha contenido en los últimos meses. Pero hay quienes apuntan que ello no se debe a un mayor criterio de prudencia, sino a que a esas deudas le impedirían hacer otra cosa.
Siete jugadores se han ido con la carta de libertad —se dice que, entre otros posibles motivos, precisamente por no haber cobrado aún— y solo ha habido tres nuevas incorporaciones: Anthony Elanga, Chris Wood y Ola Aina.
Por todo ello, han surgido ya voces que advierten que el Forest podría afrontar una oleada de denuncias legales dentro de pocos días; y, sobre todo, verse ante el riesgo de que ningún jugador ni ningún representante quieran negociar con el club a partir de ahora posibles contrataciones futuras.
Un propietario irritado
¿Es este el único frente “en los despachos” que podría tener abierto el Forest? No, por cierto.
Al parecer, su propietario —Evangelos Marinakis, un millonario que es CEO de Capital Product Partner, una empresa especializada en el comercio marítimo de petróleo, y dueño también del Olympiakos griego— está a punto de presentar una queja formal ante el Professional Game Match Officials Board (PGMOL), organismo responsable del arbitraje en Inglaterra, por la labor del colegiado Stuart Attwell en el partido que su equipo perdió este fin de semana con el Manchester United.
Los hechos fueron bastante dramáticos para el Forest, porque terminó perdiendo por 3-2 —después de haber cerrado el primer tiempo con un 0-2 a favor— tras sufrir la polémica expulsión de Joe Worrall, recibir un discutido penalti en contra que transformó Rashford, y ver cómo un jugador del United, McTominay, sólo era sancionado con una amarilla tras propinar una patada a Kouyaté.
A todo ello que hay que añadir que estas decisiones fueron adoptadas por un colegiado que ya estaba en el punto de mira del Nottingham por actuaciones pasadas…
En la actualidad, los ‘Tricky Trees’, que es su apodo popular, no se hallan en zona de descenso, pero tampoco están como para tirar cohetes. Después de tres jornadas, se encuentran en el puesto 14 de la Premier League, a solo tres puntos de los puestos de cola.