La UEFA ha abierto una investigación disciplinaria a Osasuna por amañar un partido contra el Betis, celebrado el 18 de mayo de 2014, lo que podría dar lugar a que el club navarro fuera sancionado con no participar en la Conference League del año que viene.
El desencadenante del expediente es que el Tribunal Supremo español ratificó el pasado mes de enero la condena impuesta en su día a varios exdirectivos de Osasuna, así como a dos jugadores del Betis, por el amaño de aquel encuentro.
Sin embargo, el club no suministró ninguna información al respecto en la preceptiva solicitud que hizo llegar a la UEFA el pasado 16 de mayo sobre su participación en la competición europea.
Por ello, la organización tiene dudas sobre si Osasuna cumple realmente el criterio de admisión consistente en no estar directa o indirectamente implicado en ninguna actividad orientada a arreglar o influir en el resultado de un partido, a nivel nacional o internacional, y confirmarlo a la UEFA por escrito.
Dos beneficiados potenciales
En teoría, cabría la posibilidad de que, aun cuando el expediente se resolviera en su contra, Osasuna fuera condenado por la UEFA únicamente al pago de una sanción económica. No obstante, dada la creciente sensibilidad de esta respecto de los incidentes de corrupción deportiva, en Pamplona pueden temerse lo peor. De hecho, en los primeros pasos dados por la UEFA, se menciona expresamente que se la organización tendrá que decidir “si este club debería ser admitido en la Conference League 2023/2024”.
Si no lo fuera, el primer beneficiado, casi con plena seguridad, sería el Athletic de Bilbao, que ha ocupado el puesto siguiente al del club navarro en la clasificación final del campeonato de liga recién concluido y que pasaría así a jugar esa competición europea.
Sin embargo, quizá no fuera el único agraciado. Dado que la UEFA ha abierto el expediente contra el club navarro solo después de que se haya producido la condena en firme del Tribunal Supremo, el Barça podría tener la esperanza de que esto sentara precedente y no ser sancionado por la UEFA como consecuencia del “Caso Negreira”, si es que finalmente lo fuere, hasta que no se pronuncie al respecto el alto tribunal.
Esto despejaría su participación en la próxima Champions League y aplazaría la posible sanción futura —incluido el riesgo de no ser autorizado a competir en Europa— por un largo periodo de tiempo.
En ambos casos, resulta significativo que los principales medios del País Vasco y Cataluña, como El Correo y La Vanguardia, por ejemplo, ya se hayan hecho eco de los beneficios que el expediente abierto a Osasuna podría tener sobre Athletic y Barça, respectivamente.
Aquel Betis vs. Osasuna…
Los hechos relativos al amaño del partido Betis-Osasuna, calificados por el Tribunal Supremo como de “corrupción deportiva”, ocurrieron en la temporada 2013-14.
De acuerdo con las acusaciones formuladas, como el equipo navarro estaba en riesgo de descender de categoría, Miguel Ángel Archanco, expresidente de Osasuna; Juan Antonio Pascual, exvicepresidente; Ángel María Vizcay, exgerente, y Jesús Peralta, exdirectivo— se pusieron de acuerdo con dos futbolistas del Betis —Antonio Amaya y Xavier Torres—, a quienes se les suponía una gran ascendencia en el vestuario de este club, para pagarles 650.000 euros con el fin de que su equipo ganara al Valladolid —que también estaba luchando por la permanencia— el 11 de mayo de 2014 y perdiera a continuación con Osasuna una semana más tarde.
Y así fue. El Betis ganó al equipo de Pucela por 4-3 y fue derrotado por Osasuna en el Benito Villamarín por 1-2. Sin embargo, en un acto de justicia poética, los tres equipos terminaron descendiendo esa temporada a la categoría inferior.
Los exdirectivos de Osasuna antes citados fueron condenados a penas que oscilaron entre 4 años y 10 meses de prisión, en el caso menor, y 5 años y 7 meses de prisión, en el mayor; y las multas estuvieron entre los 221.700 y los 418.000 euros. A su vez, los jugadores del Betis fueron condenados a 10 meses de prisión y una multa de 400.000 euros cada uno.