La primera medalla en halterofilia en España llegó de la mano de Lydia Valentín. «Persona, no mujer, porque ningún hombre la ha conseguido nunca tampoco». Esa es la matización que la del Bierzo suele hacer cuando se le pregunta sobre el gran hito conseguido. Y es que el deporte de fuerza por el que se apasionó «era un deporte dirigido al género masculino, esta notoriedad ha chocado siempre mucho».
Una Lydia Valentín, ya retirada de la competición, que este próximo 13 de enero recibe el premio María de Villota por toda su trayectoria. Un galardón que se ha ganado por esas tres medallas olímpicas (oro en Londres 20212, plata en Tokio 2020 y bronce en Río 2016) que la impulsaron en el palmarés y en este deporte que ella supo poner en el mapa, la halterofilia.
«Cuando alguien busque las medallas en halterofilia en los Juegos, siempre aparecerá la medalla de oro de Lydia Valentín»
Es una de las claves del éxito deportivo de Lydia Valentín, pues fue a contracorriente de muchos de sus compañeros de colegio que optaban por otras actividades deportivas mientras ella se decantaba por aprender a levantar pesas.
«Siempre digo que la halterofilia me escogió a mí. Yo era una niña a la que me gustaba mucho el deporte, siempre iba a practicar cuando era pequeña, a baloncesto o atletismo, y un día el entrenador de halterofilia me lo propuso», explicó Valentín.
Sobre esto y su exitosa carrera, la española afirmó en una reciente entrevista que puede dormir «tranquila» porque nadie irá a su casa a pedirle las medallas, en referencia a las preseas olímpicas de plata en Pekín 2008 y de oro en Londres 2012 que recibió a posteriori tras conocerse el dopaje de varias competidoras que acabaron por delante de ella.
«Sabía que me habían quitado el momento único del podio, pero soy una persona que mira lo positivo y eso es lo importante. Cuando alguien busque las medallas en halterofilia en los Juegos, siempre aparecerá la medalla de oro de Lydia Valentín», dice la nacida en Ponferrada.
«No subí al podio de Londres ni al de Pekín. En Rio gracias a Dios, sí. Fueron sensaciones encontradas porque por un lado me dieron la medalla, por ejemplo, de Londres, antes de Rio, pero fue una sensación agridulce. Daba gracias porque se había destapado la verdad. Todos sabíamos que había una halterofilia corrupta. No pensé que llegaría a destaparse», indicó la exdeportista.
Esas medallas ‘en diferido’ no solo le arrebataron a Lydia el honor de estar entre las tres primeras deportistas en unos Juegos, sino que también la privaron del acceso a oportunidades materiales, como son los patrocinios.
Medallista olímpica y ganadora de mundiales y europeos
De todo ello ha reconocido que tiene «sentimientos encontrados» con este asunto. «Se descubre bastante tarde y no es o mismo que te cuelguen la medalla, volver a tu país como campeona, la repercusión, la visibilidad, accedes a patrocinios y a otras muchas cosas que, obviamente, después de ocho años…», expresa.
Por supuesto, Lydia considera una «faena» todo lo que ocurrió con esas medallas. «Pero como la carrera deportiva es tan larga y tú sabes que compites con gente que va en desigualdad y que no está en las mismas condiciones que tú, es raro, pero ya está asimilado».
Por último, la medallista hace balance de su carrera y considera que «lo verdaderamente complicado es lograr estar veinte años en alto rendimiento con lo que conlleva de momentos buenísimos como ganar mundiales, medallas olímpicas y europeas«: «Lo consigues con mucho foco en tu deporte de alto rendimiento. Te exige exclusividad y un por y para absoluto, eso es algo que debes tener claro».