Aficionado del Manchester United.
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Aficionados del Manchester United se manifiestan para exigir la venta total del club

Algunos podrán pensar que “solo” eran 1.000. Otros opinarán que eran “nada menos” que 1.000. En todo caso, parezcan muchos o pocos, el hecho es significativo y muestra hasta qué punto se está emponzoñando la venta del Manchester United (o su “no-venta”, como sospecha un buen número de cuantos siguen el proceso).

Convocados por una agrupación de seguidores denominada “The 1958”, varios cientos de hinchas de los Red Devils —incluso varios miles, según algún medio de comunicación inglés— se manifestaron delante del estadio de Old Trafford poco antes del partido que enfrentó al Manchester United con el Aston Villa de Unai Emery —y que ganó finalmente el equipo local por 1-0— para exigir la venta total del club.

Los manifestantes se reunieron previamente en el pub Nags Head, situado apenas a diez minutos del campo, y marcharon hacia este lanzando furiosos gritos contra los Glazer, los estadounidenses que son propietarios del club. Ya eran odiados por la afición del Manchester desde hace años, pero lo son aún más ahora: anunciaron el pasado mes de noviembre su supuesto deseo de venderlo, para felicidad de los seguidores, y desde entonces están jugando al gato y el ratón con el asunto.

No faltó de nada: varias pancartas (“¡Solo aceptamos una venta total!”, decía alguna), bastantes bengalas, y muchas bufandas doradas y verdes con el lema “Glazers out!”.

Todo francamente simbólico: el nombre del grupo convocante recuerda el año del famoso y trágico accidente aéreo en el que perdieron la vida ocho jugadores del aquel legendario equipo; los colores dorado y verde son los que lucía la camiseta del Manchester a finales del siglo XIX, poco después de fundación; y “The 1958” pidió a los manifestantes que esperaran fuera del estadio durante los primeros 18 minutos del partido para recordar así los 18 años que lleva el club bajo el yugo de los Glazer.

Una cansina y calculada ceremonia de confusión

El mensaje de los seguidores del United subrayando que no aceptarán nada que no sea una “venta total” no es un exceso retórico.

Al parecer, algunas de las ideas que manejan los Glazer es vender solo un porcentaje del capital del club, con el ánimo de quedarse en él. Algo que quizá case bien con el planteamiento de uno de los dos únicos ofertantes claros, el multimillonario británico Jim Ratcliffe, de quien se dice que se conformaría con adquirir entre un 50% y un 69% de la propiedad del Manchester. Por el contrario, el otro ofertante en liza, el jeque catarí Hassim bin Hamad al-Thani, quiere hacerse con el 100%.

Hasta hace poco, parecía que el jeque llevaba la delantera en esta caótica carrera, sembrada por los Glazer de idas y venidas, cambios de plazos y declaraciones contradictorias. Sin embargo, los últimos rumores —esparcidos aviesamente por Raine Group, el banco de negocios al que los Glazer han encargado el proceso de venta…, de modo que como para fiarse— apuntan a que la oferta de Ratcliffe superaría ya los 5.000 millones de libras (5.700 millones euros) y estaría por encima de la de Al Thani.

Para muchos observadores, esta cantidad —habida cuenta del lastimoso estado deportivo y económico del club— es absurda por lo elevada, a pesar de que no llega a los 6.000 millones que quieren los Glazer. Pero juzgue el lector: el valor del Manchester en la Bolsa de Nueva York apenas supera actualmente los 2.600 millones de libras, poco más de la mitad de lo que (dicen que) ofrece Ratcliffe y poco más de un tercio de lo que piden los Glazer.

Y, para que no falte de nada, hay hasta cuatro “hedge funds” estadounidenses —de los cuales solo se ha identificado realmente a dos, Elliott Management y el grupo Carlyle— que estarían dispuestos a aportar la financiación necesaria para que los Glazer se quedaran en el club. Sin embargo, se dice que sus ofertas solo se valorarán, en principio, si se rechazan las dos ofertas principales.

¿Qué quiso hacer Ten Hag?

Un último incidente, ocurrido al término del partido contra el Aston Villa, ha hecho subir aún más la temperatura de este cocido.

Cuando se encaminaba hacia el túnel de vestuarios, el entrenador de los Red Devils, Erik Ten Hag, recogió una bufanda dorada y verde que había caído al suelo, arrojada desde las gradas, y la agitó hacia los aficionados.

Algunos han querido ver en este gesto un claro apoyo del entrenador holandés a la petición de que los Glazer se vayan de una vez. Sin embargo, no faltan quienes, más prudentemente, piensan lo mismo que un seguidor escribió en las redes sociales: «Seamos sinceros: Ten Hag no tiene ni idea de por qué la bufanda es verde y dorada».

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