De acuerdo con diversas estimaciones, las personas que arriesgarán su dinero con apuestas relacionadas con el Mundial de Catar en todo el mundo gastarán en ello unos 35.000 millones de dólares, es decir, más de 33.000 millones de euros. Una cantidad superior al Producto Interior Bruto anual (PIB) de países como Letonia, Libia o Paraguay.
Esta cifra supone, además, un incremento del 65% en comparación con lo que se apostó sobre los partidos del Mundial de Rusia 2018. Según algunos expertos, el principal motivo de este incremento no sería una súbita intensificación de la pasión por el fútbol a escala planetaria, sino el resultado de que, como consecuencia de la pandemia y del largo confinamiento en casa, el hábito de apostar se ha disparado de manera espectacular en todo el mundo desde el año 2020.
En todo caso, si al lector le parece que la cantidad antes expuesta es desorbitada, tenga en cuenta que otras estimaciones la elevan a una apuesta media más de 1.000 millones de dólares por partido (es decir, más de 65.000 millones de dólares, una cantidad muy superior al PIB de uno de los semifinalistas, Croacia); o hasta 160.000 millones de dólares, lo que nos lleva cerca del PIB de Hungría o a superar el de la propia Catar.
Una intensa actividad en los Estados Unidos… y en China
Los datos de las apuestas que se harán en Estados Unidos también llaman la atención, si tenemos en cuenta dos importantes factores que, en principio, podrían haber moderado las cifras totales.
El primero tiene que ver con la popularidad del fútbol en ese país. Es verdad que su selección nacional ha hecho un papel muy digno en Catar y ha llegado incluso a octavos de final. También lo es que su liga, la Major League Soccer (MLS), consiguió un récord histórico de más de 10 millones de espectadores en sus estadios durante la pasada temporada… una cifra, por cierto, bastante mayor que la de la Primera División española, que no llegó a 9 millones, por sorprendente que parezca. Pero es asimismo verdad que el fútbol o soccer no está ni de lejos entre los deportes más populares del país. Concretamente, es el quinto, por detrás de fútbol americano, baloncesto, el béisbol y el hockey sobre hielo.
El segundo factor es que, aunque solemos relacionar de manera bastante “natural” y automática el juego con los EE. UU., seguramente por influjo de infinidad de películas y series de TV, y el papel emblemático de Las Vegas, se trata de una actividad que está prohibida nada menos que en uno de cada tres Estados.
Pues bien, a pesar de estos factores moderadores, se estima que algo más de 20 millones de adultos estadounidenses, es decir, 7 de cada 100, apostarán un total de 1.800 millones de dólares en relación con el Mundial.
Claro, que el panorama parece estar mucho más desbordado en otro gigante económico: China. Y el foco está allí puesto en un colectivo muy especial: los jóvenes cuadros del Partido Comunista nacidos en los años 80 o 90, entre los cuales el hábito del juego da la impresión de haberse desatado.
Los responsables del Partido han emitido hace días un comunicado en su web advirtiendo que la costumbre de apostar puede conducir a casos de corrupción. “No es inusual que cuados del Partido pierdan la fe y caigan en el abismo de la corrupción a través de las apuestas sobre partidos de fútbol”, señalan en él. “Tenemos aún por delante un largo camino hasta conseguir erradicar las apuestas sobre los partidos de los deportes con balón, y reforzar la educación y supervisión de nuestros jóvenes cuadros”.
Expectativas y realidades
En todo caso, las expectativas que se hacían los apostantes días antes del Mundial no se han visto escandalosamente defraudadas hasta el momento. Dos de los cuatro semifinalistas (Francia y Argentina) estaban inicialmente entre las cinco favoritas en las apuestas, al igual que seis de los ocho combinados que llegaron a cuartos.
Bien es verdad que, al mismo tiempo, las sorpresas les habrán dado más de un susto… este sí, escandaloso. Por ejemplo, su favorita era Brasil, que no ha pasado de cuartos… una vez más. Y tampoco son mancas las sorpresas de España, Alemania y Bélgica, que estaban entre las ocho selecciones favoritas: como es bien sabido, nuestra selección no llegó a cuartos y las otras dos no pasaron de la fase de grupos.
¿Y los dos outsiders de las semifinales? Bueno, Croacia no lo era tanto: aparecía en el puesto once. Pero Marruecos lo hacía en el 23º, dos por debajo de Catar…