El Chelsea es, en estos momentos, un “rara avis” de la Premier League por sus problemas para encontrar un patrocinador principal que pueda colocar su logo en la camiseta del equipo.
De hecho, es el único club de la Primera División inglesa que no lo tiene, con el paradójico agravante de ser también uno de los supuestos “gallitos” de la competición —últimamente menos: está fuera de Europa y va 12º en la temporada actual— y de que esta lleva ya cuatro jornadas a sus espaldas.
Una vez que se canceló la relación del club londinense con su anterior patrocinador —la empresa de “telecos” Three—, la lista de candidatos, todos ellos complicados, que han pasado infructuosamente por sus oficinas empieza a ser exagerada y sospechosamente larga.
Cuatro intentos fallidos
Primero lo intentó con Paramount Plus, pero finalmente tuvo que desechar la idea, porque este servicio de streaming ofrece partidos de varias competiciones europeas, lo que habría dado lugar a la Premier League entrara en conflicto con los demás suministradores que tiene en este ámbito.
Luego, probó con la casa de apuestas Stake.com, pero esta funciona con criptodivisas, lo que no gusta en absoluto al organismo regulador británico que supervisa las operaciones de blanqueo de dinero.
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Después, apareció la gran empresas alemana de seguros Allianz, un socio de lo más presentable…, pero que ofrecía la mitad de lo que pagaba Three.
Y, a continuación, la cosa parecía hecha con Infinite Athlete, a razón de 50 millones de euros al año por siete temporadas.
Sin embargo, el regulador británico puso el foco nuevamente sobre el asunto. Se trata de una empresa tecnológica, centrada sobre todo en servicios de Inteligencia Artificial…, pero que fue creada por su matriz, Tempus ex Machina, apenas una semana antes de presentar la oferta de patrocinio.
Además, el regulador británico no se explica (ni nadie) cómo una empresa que declara unos ingresos previstos de 14 millones de euros anuales podría pagar un patrocinio anual casi cuatro veces mayor…
Dos nuevos candidatos para el Chelsea… con problemas
Pero hay más. Lo último, según la prensa británica, es que el Chelsea habría iniciado conversaciones con la compañía aérea Riyadh Air, que es desde hace pocos días patrocinadora… del Atlético de Madrid.
Al parecer, una delegación de la empresa árabe habría visitado el pasado fin de semana las dependencias del Chelsea coincidiendo con el partido que los “blues” jugaron contra el Nottingham Forest —mal momento: perdieron 0-1— para avanzar en la negociación.
¿Será fácil? Pues no. Riyadh Air es propiedad de Public Investment Fund (PIF), es decir, el fondo soberano de Arabia Saudí, que a su vez es propietario del Newcastle.
¿Otra posibilidad? Pues también la hay. Poco antes de la entrada en escena del capital árabe, lo hizo Kaiyun Sports, una casa de apuestas que tiene acuerdos con Real Madrid, Inter de Milán y Crystal Palace. El Chelsea podría intentarlo con ella, pero desde una perspectiva limitada en el tiempo, puesto que el patrocinio por parte de casas de apuestas estará prohibido en la Premier League a partir de la temporada 2026-27.
El problema añadido es que Kaiyun Sports levanta bastantes sospechas, porque frecuentemente tiene que operar a través de “marcas blancas” y, para rematar la faena, no queda claro ni en qué país está ni cuáles son exactamente sus propietarios.
Una compañía aérea que no tiene aviones
Así pues, al Chelsea le quedan en estos momentos tres posibilidades, a cada cual más complicada, para conseguir los 50 o 60 millones de euros anuales a los que aspira.
O despejar las fuertes reticencias regulatorias que se ciernen sobre Infinite Athlete —uno de cuyos principales accionistas, para mayor inri, es el propietario del Manchester City—; o conseguir que se aplaquen las sospechas sobre Kaiyun Sports; o alcanzar un “nihil obstat” para que el fondo soberano saudí pueda estar presente de manera simultánea, sea por vía directa o indirecta, en dos clubes de la Premier.
La verdad es que, si se diera esta tercera posibilidad, la cosa tendría su gracia, porque el acuerdo con Riyadh Air convertiría a Chelsea y Atlético de Madrid en “brothers in sponsorship”.
Aunque también les convertiría en blanco de las ironías de la prensa británica, que ya ha subrayado que a los colchoneros les patrocina una compañía aérea que, por ser de reciente creación… aún no tiene aviones.