Isabel Díaz Ayuso quiere que Madrid sea el escenario de un Gran Premio de Fórmula 1, algo que no sucede desde 1981 —circuito del Jarama—. La presidenta quiere acoger un circuito urbano, desmontable, que se convierta en la envidia de todo el mundo. Está obsesionada y decidida a apostar por ello. El capricho de la política del Partido Popular sobrepasaría los 70 M€ al año, aunque las inversiones privadas y el retorno económico pueden hacer rentable este negocio. El primer paso, no obstante, depende de Barcelona.
Barcelona debe decir adiós
Madrid depende en estos momentos de Barcelona. Es una realidad. Montmeló tiene contrato en vigor hasta 2026. En caso de renovar, Ayuso se quedaría sin cumplir su sueño en la próxima legislatura. Liberty Media, el nuevo mandamás en el ‘gran circo’, tiene una política clara: expandir la F1 a todos los rincones para diversificar su audiencia. Cada vez más circuitos en Estados Unidos y Asia y menos en Europa —un tercio de todo el calendario—. Pero, ¿por qué iba a decir que no el Govern a seguir en la F1?
Principalmente debido a que las cuentas no salen ni siquiera con la inyección de dinero público. En 2021 el Circuit De Catalunya —que también acoge el Mundial de motociclismo— perdió dos millones de euros, pese a los 30 que abonó la Generalitat. De ahí que en los últimos años se haya especulado constantemente con el posible adiós a la F1.
El canon, de 22 millones de euros, es otra de las trabas. Y la organización, claro. En 2022 se batió récord de espectadores —más de 144.000 personas—, en una edición que será recordada por el caos que se vivió en Montmeló. Colas de horas para acceder al recinto, insuficientes puestos de comida y bebida y baños públicos que presentaban un estado desolador. Una odisea para el espectador que comienza mucho antes, con un servicio de transporte público insuficiente y atascos infinitos.
¿Por qué quiere Ayuso un GP de F1 en Madrid?
Más allá de ser un boom mediático que ensalzaría su figura como líder en Madrid, Ayuso justifica sus planes porque los nuevos proyectos «dan alegría, puestos de trabajo, atraen turismo…». La presidenta prefiere la F1 a los Juegos Olímpicos porque son «muchas veces» y porque el ‘gran circo’ mueve muchísimo. Razón no le falta: si Barcelona ha aguantado todos estos años es por el impresionante retorno económico.
La Generalitat ha invertido un dineral cada año porque las actividades que se desarrollan, según cifras del diario Economía Digital, producen alrededor de 326 millones de euros, generan un PIB de 181 M€ y más de 2.500 puestos de trabajo. En materia fiscal, el retorno es de en torno a 5o millones de euros.
Trasladado a Madrid, la F1 podría suponer un impacto directo e indirecto de casi 5.000 millones de euros en 10 años, según una auditoría de los promotores, a la que ha tenido acceso Gran Madrid. Con un alto porcentaje de espectadores extranjeros durante tres días, la cifra anual rondaría los 400 o 500 M€, casi cinco veces más de lo que mueve el Mutua Madrid Open, por ejemplo, durante sus casi dos semanas de actividad.
¿Cómo sería el circuito de Madrid y cuánto costaría?
La propia Ayuso desveló qué tipo de circuito quiere. Sería urbano, para desgracia de los aficionados, porque los adelantamientos serían casi nulos —como se ve cada año en Mónaco o como recientemente ha sucedido en Bakú—. No obstante, en la cabeza de la presidenta solo está el dinero. Y, de esta forma, podría juntar el circuito «con la milla de los musicales, con restaurantes, tiendas…». Es decir, un circuito que prime más el postureo que la emoción sobre el asfalto, como tantos otros.
El lugar escogido también está decidido. «Utilizaríamos las mejores infraestructuras que ya tiene IFEMA», recalcó Ayuso hace solo unas semanas. Con las dimensiones habituales de un circuito —entre tres y cuatro kilómetros— rondaría Valdebebas, IFEMA y Barajas, con la ventaja de situarse cerca del aeropuerto. El plan de la presidenta de la Comunidad de Madrid es un asfalto que se monte y se desmonte. Algo similar a lo que se llevó a cabo el año pasado en Miami. Era la primera vez que se corría allí y el gasto aproximado fue de 40 millones de euros. A esa cifra, Ayuso debería sumarle un canon más elevado que el de Barcelona, que fácilmente se podría acercar a los 30 millones de euros.
El proyecto de Ayuso es conocido por los altos mandos de la F1. Stefano Domenicali, CEO de la competición y exjefe de Ferrari, reconoció en MARCA a finales de marzo que en Madrid «están trabajando para traer una carrera» y que estaban contentos de «tener tantos aspirantes». La realidad es que Madrid tiene la competencia de otros territorios como Londres, que aspiran a estar próximamente en el calendario. Ayuso tiene un plan, y por muy cara que sea la F1, inversores privados y el elevado retorno económico son un aliciente más que suficiente para persistir en la lucha.