Garbiñe Muguruza
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El desplome mediático de Garbiñe tras un año en el ostracismo

Garbiñe Muguruza ha pasado en una década de copar los informativos al ostracismo. En 2016, con el título en Roland Garros, puso fin a casi dos décadas de sequía para el tenis femenino español —Arantxa Sánchez Vicario en 1998—. Un envite, por cierto, que se convirtió en su momento en la segunda emisión más vista de la historia de Eurosport. Después llegó Wimbledon y el número uno. Tras un bajón de nivel, la española ha parado en seco en 2023, algo que le pasa factura a nivel mediático.

Garbiñe y un parón… ¿necesario?

La tenista ha pasado a un segundo plano por decisión propia, tras unos resultados impropios de alguien de su talento. Garbiñe Muguruza, que no compite desde final de enero, cosechó su último triunfo hace prácticamente un año —el 21 de septiembre en Tokio, frente a Despina Papamichail—. Más allá de la irregularidad que ha marcado muchos momentos de su carrera, en la pasada temporada y en el inicio de la presente se vislumbró a una Garbiñe más inestable que de costumbre, con victorias más que encarriladas que se le escaparon de la mano.

El ‘sorpaso’ financiero de Paula Badosa a Garbiñe Muguruza

La española no era feliz sobre la pista. Necesitaba un break y no dudó en tomárselo. En su momento el parón apuntaba a ser de algunas semanas, pero la propia Garbiñe se encargó de posponer una y otra vez su regreso, hasta confirmar su ausencia en lo que restaba de año. Una decisión que adoptó para airear su mente, desconectar y disfrutar de los suyos. Y durante este tiempo, en las escasas apariciones públicas que ha hecho, como cuando recogió la medalla a la real orden del mérito deportivo, se la ha visto feliz.

Esta iniciativa tendrá sus consecuencias. La vuelta de Garbiñe al circuito será compleja, con un ranking realmente bajo —ahora no está ni entre las 1.000 mejores— que le deparará choques frente a cabezas de serie en las primeras rondas. No obstante, el nivel de Caroline Wozniacki, que ha vuelto tres años después de anunciar su retirada, es un aval para confiar en que la española todavía puede retomar su mejor versión.

El mundo se olvida de Garbiñe

Este impasse también le afectará económicamente. Garbiñe no solo ha dejado de ganar miles de euros en premios, sino que ha puesto en jaque algunos de sus acuerdos publicitarios de forma indirecta. La tenista gana 2,5 millones de euros gracias a sus sponsors —lo mismo que Paula Badosa—, una cifra inferior a la de hace un lustro. Estar alejada de las pistas no contribuye a mejorar su posición, sobre todo porque su popularidad desciende, y también el interés de las marcas.

Los grafismos obtenidos a través de Google no muestran duda alguna: en el último año ha caído en picado el interés por Garbiñe. Carlos Alcaraz (en amarillo) o Paula Badosa (en rojo) suscitan más atención.

Este parón de Garbiñe también le ha pasado factura en las redes sociales, donde su actividad también ha sido inferior a la habitual durante todo este tiempo. La española, en lugar de crecer, como suele ser costumbre a esos niveles, ha perdido seguidores: casi 5.000 solo en este mes de septiembre. En Instagram no llega a los 900.000 seguidores, cuando Paula Badosa ha alcanzado el millón con menos méritos sobre la pista.

La española todavía no ha fijado una fecha de regreso, pero lo más probable es que reaparezca para preparar el Abierto de Australia. Muguruza tendrá en 2024 la última oportunidad para recuperar ese nivel que asombró al mundo.

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