De acuerdo con cálculos realizados por el Bank of Baroda —el segundo banco del sector público más importante de la India, solo por detrás del State Bank—, el Mundial de cricket celebrado en el país asiático entre los pasados 5 de octubre y 19 de noviembre generó 1.300 millones de euros en derechos de TV y patrocinio, 550 millones en consumo de alimentos y bebidas, 240 millones en venta de localidades… hasta totalizar unos 2.500 millones de ingresos.
Es decir, el torneo consiguió más de la tercera parte de lo que ingresó el último Mundial de fútbol celebrado en Catar a finales de 2022. No está mal para un deporte al que colocamos habitualmente la etiqueta de “minoritario”…
Cifras mareantes del Mundial de cricket
¿Un deporte minoritario? Los partidos del Mundial fueron seguidos en vivo y en directo por más de 1,25 millones de espectadores presentes en los terrenos de juego; solo en la India, más de 500 millones los vieron por televisión, de los cuales 57 millones contemplaron la final entre Australia y el país anfitrión; 130.000 espectadores llenaron en esa final el Narendra Modi Stadium de la ciudad de Ahmedabad… (una final que, por cierto, ganaron los australianos por los pelos y contra pronóstico).
Aunque aún no hay datos definitivos sobre la audiencia televisiva en todo el mundo, estas cifras —las mayores que ha registrado un Mundial de cricket hasta la fecha— hacen pensar que se superarán ampliamente los 2.600 millones de visionados que alcanzó la edición de 2019.
Otro dato también sintomático. El artículo más leído en Wikipedia en lo que va de 2023 ha sido el relativo a ChatGPT, con cerca de 50 millones de visitas, seguido del relativo a fallecimientos, quizá de manera un tanto morbosa, con más de 42 millones. No resulta sorprendente. Pero quizá sí lo resulte que el tercero haya sido precisamente el Mundial de Cricket celebrado hace unas semanas en la India, con más de 38 millones. ¿Y el cuarto? La Liga de Cricket de la India, con 32 millones…
Algunos partidos de esta última atraen más de 200 millones de telespectadores cada año y algunos de la Liga de Pakistán superan los 100 millones. Y, en ambos casos, con tendencia creciente.
Por ello, no es de extrañar que el coste de sus derechos televisivos se haya disparado. El último contrato al respecto, firmado por la Indian Premier League el año pasado, superó la cifra de 5.700 millones de euros para las siguientes cinco temporadas. Esto la convierte en la segunda liga profesional más cara del mundo, solo por detrás de la NFL de fútbol americano.
La sombra alargada del capital árabe
Todo ello explica asimismo que los patrocinadores de las competiciones sean, de manera cada vez más repetida, firmas de primer nivel internacional.
Es cierto que el principal espónsor del reciente Mundial fue una empresa india, “aunque” multinacional: el fabricante de neumáticos MRF Tyres. Pero los otros tres más relevantes fueron empresas más globales y conocidas a escala global: Booking.com, Mastercard y —¡cómo iba a faltar el capital árabe!— el gigante petrolero Saudi Aramco.
Ciertamente, como ya habrá hecho le lector mentalmente, todos estos datos, que “casan” mal con la etiqueta de “minoritario” que alegremente solemos asignar a este deporte, deben quedar matizados por el hecho de que es un deporte que se concentra en muy pocos, pero muy poblados países del globo.
Por ejemplo, la India tiene cerca de 1.450 millones de habitantes, lo que más que triplica los que hay en el conjunto de la Unión Europea, que no llegan a los 450 millones. De hecho, hay muchísimos más ciudadanos indios que se declaran seguidores del cricket (1.100 millones) que habitantes totales, de cualquier condición o afición, en la Europa comunitaria.
Tampoco es casualidad que un deporte nacido en Inglaterra tenga su arraigo fundamental no solo en su propio país de origen, sino en otros que fueron su día parte del Imperio británico: India, Pakistán, Bangla Desh, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica… Y no ayudan mucho a su expansión internacional sus reglas y tanteos, más bien enrevesados. Pero lo cierto es que el International Cricket Council, aunque únicamente cuenta con 12 miembros de pleno derecho autorizados a jugar los partidos de primer nivel, agrupa ya a 108 naciones del mundo, entre ellas España.
Por cierto, la sede del International Cricket Council, tras casi 100 años ubicada muy lógicamente en Londres, está ahora en… Dubai.