Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hacer deporte aumenta la segregación de endorfinas, dopamina, oxitocina y serotonina. Las hormonas de la felicidad, vaya. Estas son las responsables del placer, de la mejora de la autoestima, así como de aumentar la confianza en uno mismo.
Por tanto, el deporte, además de servir como un motor para elevar la competitividad, también es capaz de mejorar nuestro estado de ánimo. Y de empeorarlo, claro.
👍 Los beneficios de practicar deporte
En términos tangibles, nuestro cerebro recibe más oxígeno y mejora el flujo sanguíneo durante la práctica del ejercicio, lo que ayuda a mejorar diversas funciones cognitivas. Antes y después de la práctica de la actividad física, el cuerpo experimenta una reducción en el nivel de cortisol, que es la hormona del estrés. El ejercicio físico estimula también la creación de nuevas neuronas, por el aumento de los niveles de neurotrofinas. Un proceso conocido como neurogénesis. Alivia los síntomas de trastornos mentales y previene la ansiedad o la depresión. Ralentiza el deterioro cognitivo y reduce la probabilidad de sufrir enfermedades neurodegenerativas.
Ayuda, incluso, a completar más fácilmente necesidades cotidianas como el aprendizaje, la memoria, la concentración; a la vez que favorece el sueño y mejora el descanso. Otros estados que se pueden ver alterados por la práctica del deporte son la confianza, disciplina, autoestima, determinación o motivación.
👎 Algunos posibles perjuicios
Principalmente, están relacionados con la salud mental y se producen en el momento que uno percibe que los objetivos marcados no se podrán cumplir o no se desarrollarán en los tiempos previstos. Por eso es importante gestionar bien las expectativas y adecuar el entrenamiento a ellas.
En caso de no hacerlo, puede derivar bien en la pérdida de motivación por las actividades diarias, o, en la cara opuesta de la moneda, en una obsesión por el deporte, que lleve al cuerpo al extremo. En el peor de los casos, se traduciría en trastornos como los de la alimentación, el descanso o en que el deportista se frustre y caiga en depresión.