Antes de empezar una temporada o como consecuencia de una nueva incorporación en el equipo es habitual ver a los deportistas pasar los exámenes médicos antes de incorporarse a un club o cuando están de vuelta de las vacaciones. Es el momento en el que se ven las típicas imágenes de un deportista rodeado de cables y personal sanitario con batas blancas. Pero, ¿qué pruebas están realizando? ¿En qué consisten esos reconocimientos que prueban la aptitud física de un jugador para la alta competición a la que se enfrentará próximamente?
Es cierto que suele ser un control rutinario, aunque más de una vez ha habido alguna sorpresa que ha echado atrás la incorporación de un jugador a su nuevo club.
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🏥 Pruebas de carácter general
En primer lugar, un deportista se tiene que someter a un reconocimiento cardiorespiratorio y a las pruebas antropométricas para determinar el peso, la altura, la longitud de los brazos en extensión y la masa muscular y corporal. Tras esto, también se efectúan pruebas para comprobar la audición, la visión o el equilibrio. Algo que podría mandar cualquier médico de cabecera.
Toni Kroos, durante las pruebas médicas con el Real Madrid.
Tras eso, también se ejecuta un análisis de sangre y de orina, un electrocardiograma y ecocardiograma, pruebas de fuerza y de flexibilidad general. Asimismo, los doctores recomiendan revisar el estado de la función pulmonar y del aparato locomotor.
🏃♂️ La típica prueba de esfuerzo
Una de las pruebas características dentro de un reconocimiento a un deportista es la de esfuerzo. Se suelen hacer en una cinta de correr o en una bici estática. Es un control que sirve para determinar el consumo de oxígeno y el estado aeróbico y anaeróbico de la persona. Además, también sirve para prevenir o detectar posibles problemas cardíacos. Este control suele tener una duración de 10 a 15 minutos y se trata de llevar al límite al individuo inspeccionado para poder obtener los resultados deseados.
Es habitual que para las nuevas incorporaciones también se realice una resonancia magnética. En esta prueba se puede ver el nivel de resistencia de las articulaciones y el funcionamiento del cerebro. Va bien para ver si el deportista ha tenido alguna lesión anterior o si tiene riesgo de lesionarse con asiduidad. Esta prueba puede ir acompañada de algunas radiografías si se quiere ahondar en alguna zona en especial.
Aunque este tipo de pruebas suelen ser generales para todos, hay variantes. Por ejemplo, a un portero se le observan con más detenimiento las muñecas o los hombros, mientras que a un jugador de campo se le indaga en caderas, rodillas y tobillos. Paralelamente, se le pueden empezar a dar al deportista algunas pautas de correcta alimentación para tener un examen médico completo y para darle el consentimiento de cara a proceder a la actividad física.
🛑 Las pruebas médicas han parado fichajes
Los clubes que invierten su dinero en la incorporación de nuevos jugadores quieren saber al detalle el estado del atleta que quieren sumar a la plantilla. Con un examen de este nivel, se pueden sacar conclusiones muy específicas del estado de un deportista. En algunos caso, los doctores han desaconsejado al club la incorporación de un jugador. Es recordado el caso del fichaje frustrado de ‘Gaby‘ Milito por el Real Madrid por el estado de su rodilla. Sin embargo, tiempo más tarde, terminó fichando por el Barça.
En octubre del 2000, Raúl Tamudo lo tenía todo arreglado con el Glasgow Rangers, pero todo quedó en nada cuando le dijeron que no pasó las pruebas médicas por una supuesta lesión en la rodilla. En 2013, Marko Arnautović fue tanteado por el Chelsea hasta el punto de llevarlo a realizarle las pruebas médicas. No las superó y terminó llegando al Stoke City, donde se convirtió en un auténtico ídolo. Y más recientemente, el Sevilla descartó al centrocampista Reine-Adélaïde en el mercado de invierno y el Al-Nassr no incorporó a Hakim Ziyech al no pasar el reconocimiento médico.
