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Una preocupación en aumento: las conmociones cerebrales en el deporte de base

El gobierno británico ha elaborado, con la colaboración de la Sport&Recreation Alliance, unas nuevas directrices para mejorar la prevención y tratamiento de las conmociones cerebrales en el deporte de base. 

Para ello, se tendrán en cuenta cuatro elementos clave tras un fuerte golpe en la cabeza —el estado físico, el proceso mental, el estado de ánimo y el sueño— a fin de determinar si se debe permitir que el deportista afectado siga jugando en los días siguientes a un fuerte traumatismo craneal.

🤕 La pérdida de conocimiento no es el único criterio 

La preocupación en el mundo del deporte por estos traumatismos va en aumento. Los aficionados al fútbol, por ejemplo, ya han podido ver desde el Mundial de Catar cómo se aplica un protocolo mucho más estricto cuando los futbolistas los sufren durante un partido, aun cuando no hayan perdido el conocimiento.

Y es que este último punto es fundamental. Muchas gente no experta ha tendido siempre a pensar por intuición que un traumatismo craneal que sucede durante la práctica deportiva solo es realmente grave si los implicados en el incidente pierden inmediatamente el conocimiento.

No es así. De hecho, los afectados pierden el conocimiento sólo en un 10% de los casos, pero esto no quiere decir que el 90% restante no pueda sufrir consecuencias, incluso graves, tras un traumatismo de este tipo. 

Las directrices elaboradas por el Gobierno británico subrayan que en los “deportes rápidos”, como el fútbol, puede ser difícil detectar indicios visibles de conmoción cerebral tras un fuerte golpe en la cabeza. Por ello, instan a los jugadores, entrenadores, profesores, árbitros, espectadores y familias de los deportistas a estar atentos cuando se producen estos incidentes y a retirar inmediatamente del campo a cualquier deportista de quien se sospeche que puede sufrir una conmoción cerebral tras un traumatismo craneal. El informe que contiene sus nuevas directrices tiene un título francamente expresivo al respecto: “Si tienes dudas, sácalos y siéntalos”.

📑 Recomendaciones tras un fuerte traumatismo craneal

Un choque de cabezas, caer pesadamente al suelo y golpearse la cabeza e, incluso, un choque fuerte que no implique un golpe directo en la cabeza pueden provocar una conmoción cerebral. La clave para prevenir graves consecuencias, dicen las directrices del Gobierno británico, es prestar posteriormente atención a cuatro elementos clave: físicos (por ejemplo, dolores de cabeza, mareos o cambios en la visión), de proceso mental (por ejemplo, no pensar con claridad o sentirnos mentalmente “lentos”), de ánimo (por ejemplo, mal humor, tristeza o excesiva emotividad) o de sueño (por ejemplo, no poder dormir o dormir demasiado).

La sensibilidad sobre la necesidad de mejorar el tratamiento de los riesgos de conmoción cerebral se incrementó notablemente en toda Europa tras el fallecimiento en 2011 de un chico británico de 14 años, Ben Robinson, al final de un partido de rugby escolar.

 

La investigación del forense determinó su muerte había sido consecuencia del denominado «síndrome del segundo impacto», una enfermedad poco frecuente que consiste en que el cerebro se hincha tras sufrir varias conmociones cerebrales en un breve periodo de tiempo. El caso generó tanta atención, que la Comisión Europea adoptó ese mismo año una nueva normativa sobre los accidentes y urgencias de esta naturaleza.

Según las nuevas directrices del Gobierno británico, cualquier persona que sufra una posible conmoción cerebral debe abandonar inmediatamente el juego, guardar reposo durante al menos 24 horas y no volver a practicar deportes de competición durante al menos 21 días. 

En particular, si el jugador muestra síntomas tales como pérdida de conciencia, amnesia o dificultad para hablar, debe ser evaluado urgentemente en el lateral del campo por un médico o trasladado a una unidad de accidentes y emergencias.

Además, de acuerdo con esas nuevas directrices, durante las 24 horas siguientes a su retirada del campo, el jugador lesionado no debe estar solo, beber alcohol o conducir. Asimismo, se aconseja que reduzca al mínimo el uso de teléfonos inteligentes y ordenadores durante al menos 48 horas, ya que mirar fijamente una pantalla puede alargar el tiempo de recuperación.

🚨 Preocupación sin alarmismo

Los expertos que están analizando el problema y elaborando recomendaciones subrayan que los casos de conmoción cerebral son más frecuentes de lo que normalmente se suele pensar. Por ejemplo, la organización benéfica Headway calcula que 1,4 millones de ciudadanos en general acuden cada año a los servicios de urgencias en Inglaterra y Gales por traumatismos craneoencefálicos, el 95% de ellos leves.

En el caso más concreto del deporte, y a título de ejemplo, datos de la Rugby Football Union (RFU) inglesa apuntan a que un equipo de jóvenes de entre 15 y 18 años sufrirá por término medio una conmoción cerebral una vez en cada diez partidos, cifra que se eleva a una vez en cada dos o tres encuentros en el rugby profesional.

A su vez, la English Footbal Association (FA) sostiene que no se debe enseñar a los menores de 12 años a cabecear balones en los entrenamientos; y su consejo para el fútbol adulto es que se realicen menos de diez cabezazos semanales de «fuerza máxima» en los entrenamientos.

Los expertos tratan de sensibilizar, pero sin crear alarmismo. Argumentan que la mayoría de los deportistas afectados se recupera al 100% y vuelven a practicar su deporte. Sin embargo, también advierten de que una mala gestión de estas lesiones puede producir circunstancias trágicas…, como en el caso de Ben Robinson.

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