La actualidad manda y el Everton es penúltimo. Hablando mal y pronto, estas son la principales causas de la destitución de un Frank Lampard que deja la pobre cifra de un partido ganado en Merseyside de cada tres disputados. De los últimos diez, sin embargo, solo empató dos y perdió los otros ocho. La situación era difícilmente sostenible para Lampard que, quién lo diría, salvó al equipo del descenso (no sucede desde 1954) agónicamente hace un año, terminó septiembre invicto y entre las jornadas 4 y 8 consiguió que nadie le hiciera más de un gol a los suyos. La temporada no pintaba tan mal… hasta que se torció.
Frank Lampard deja de ser entrenador del #Everton:
• 12 victorias en 44 partidos en total.
• 35 puntos en 38 jornadas de PL.
• En la presente Premier League: club con menos triunfos (3), segundo menos goleador (15) y 1 victoria a domicilio. pic.twitter.com/rPwY516RLg— Marcos Allué (@alluemarcos) January 23, 2023
🪨 Su Everton no era un caramelito
El estilo de Lampard en la Premier League, tras recoger el testigo del pragmatismo de la mano de Steve Bruce o Sean Dyche en la liga, ha sido de lo más rudimentario y antiestético posible. Un equipo que terminó la 2021/2022 con el promedio de 39,8% de posesión, solo superado por el 39,7% del propio Burnley de Dyche. La presente campaña, aunque ascendió hasta el 46,1%, ni mucho menos es la representación de un plantel que buscase ser protagonista desde la tenencia de la pelota.
Su plan, de mínimos, consistía en plantear partidos cerrados y salir en largo con Calvert-Lewin como hombre boya o contragolpear gracias a las piernas de Demarai Gray, Anthony Gordon o un Iwobi reconvertido a director de orquesta. Esta última quedará como una de las cuestiones más positivas de su pobre legado. Coherente, eso sí, con los perfiles de los que disponía. Y también con cuáles eran sus rivales. La prioridad de construir de atrás hacia delante le llevó a ser el equipo menos goleador (15 dianas en 20 partidos) de la categoría, solo por delante de un Wolverhampton que ha firmado a Lopetegui para tratar de revertir la dolorosa cifra de 12 anotaciones.
Ahora bien, cuando las superpotencias de la Premier League se tuvieron que medir al Everton de Lampard, otro gallo cantaba. Esta temporada, 0-0 ante el Liverpool y 1-1 frente al Manchester City. La pasada, 1-0 contra Chelsea y Manchester United. Los resultados acompañaron a lo que se vio sobre el césped. Porque el Everton era un dolor de muelas, por mucho que resultase simplón en cuanto a forma y menos ambicioso de lo que se esperaba por fondo. Con una plantilla que, seguramente, no sea de las tres peores de la liga, pese a perder jugadores importantes como Digne hace un año o Richarlison en verano, llegaron otros contrastados en Inglaterra como Coady, Maupay, Tarkowski o McNeil.
🤔 Clave en la resurrección del Chelsea
Tras rozar el ascenso a Premier League con el Derby County en su primer periplo en el mundo de los banquillos y salir de allí por la puerta grande, este ha sido su segundo fiasco en la élite. El primero llegó en un Chelsea en el que tampoco supo aprovechar los 250 millones de euros que el club invirtió en el verano de 2020, pero donde también se hizo fuerte a partir de la escasez. A Londres no llegó en 2019 con el equipo en descenso, pero sí con el Chelsea sancionado sin poder fichar.
En esa tesitura, además de clasificarlo para la Champions que ganarían un año después, nada más llegar Thomas Tuchel, pulió a varias de las figuras que brillan hoy en día. Con Marina Granovskaia atada de pies y manos, hizo debutar en la Premier League y consagró a talentos como los de Reece-James, Mason Mount o Fikayo Tomori, además de dar galones a un Tammy Abraham o Callum Hudson-Odoi en el que nadie confiaba para el máximo nivel. Cuando tuvo billones de euros en plantilla, defraudó. Y cuando se le pidió convertir al Everton en el equipo de antaño, más de lo mismo. Pero para transformar el agua en vino y el pan en peces, la carrera de Lampard no es tan mala como la pintan.