Hace casi un año, a pocos días de empezar la Premier League, saltó la noticia en The Molineux. Tras salvar al Wolverhampton, Julen Lopetegui dejó el club por desavenencias con la directiva. Mientras él quería más presupuesto para poder afianzar su proyecto, no quisieron dárselo. Prefirió irse que quedarse a disgusto. Entonces, tuvo claro que quería seguir entrenando, preferiblemente en la Premier League. Le llegaron ofertas, pero aguantó en sus trece. Hasta cuando cambión de opinión y no quiso volver a Inglaterra, los aficionados del Milan denegaron su llegada a San Siro. Todo apuntaba a que volvería, y así ha acabado siendo: el West Ham ha llamado a su puerta. ¿Ha dado comienzo la redención de Lopetegui?
⚽ Lopetegui es un eterno incomprendido
Allá por dónde ha ido, Lopetegui ha tenido problemas. Es más, su último año se queda en nada al lado de su episodio más célebre. Pese a que han pasado seis años, sigue siendo complicado obviar el final de su etapa en la Selección Española y su fichaje por el Real Madrid. El entrenador vasco firmó con el conjunto blanco para suceder a Zinedine Zidane en el banquillo, algo que trajo uno de los giros de guion más inesperados de la historia del fútbol español. A la RFEF no le sentó bien que negociase su futuro cuando el Mundial de 2018 estaba a punto de comenzar, y le despidieron de inmediato. Ni su racha invicta le pudo salvar. Pasaron del amor al odio en un momento.
Para desgracia de Lopetegui, no consiguió remontar el vuelo con el Real Madrid. Así como antes de debutar en la Copa del Mundo, le despidieron a los meses de aterrizar en la Castellana. Su caché estaba por los suelos. Entonces, apareció el Sevilla como un bote salvavidas. Consiguió ganar una Europa League, y estableció al equipo en los puestos de Champions League. El problema llegó a finales de su tercera temporada en el Sánchez Pizjuán. Los resultados dejaron de ser tan brillantes, y la afición sevillista dejó de comprarle el disgusto. Lopetegui apostaba por el control del partido, lo que favorecía a la etiqueta de aburrido que le estaban poniendo. Terminó aquella campaña, pero le despidieron al inicio de la siguiente. Volvía a estar a la deriva… Hasta el Wolverhampton le rescató a mitad de curso. Les salvó, dejó buenas sensaciones, se decepcionó con la directiva y se fue.
Como se puede observar en su currículum, su carrera es cíclica. Menos en el breve periodo que estuvo en el Real Madrid, ha mezclado luces en su inicio con las sombras de su final. Por ello, existe el debate sobre si es buen entrenador, y de ahí nace toda la polémica reciente con la afición del Milan. Su gusto por el control y porque pasen pocas cosas en un partido traen resultados, pero no enamoran a todo el mundo. Ya se vio en Sevilla: su fútbol siempre dependerá de sus buenos resultados. No hay un proceso, sino una búsqueda por la efectividad. Y esto, en clave West Ham, puede tener un regusto agridulce.
Lopetegui, pese a su final abrupto en Nervión, logró que su Sevilla se erigiese como una fuerza dominante en el fútbol español.
⚒️ El West Ham sin Moyes, esa gran incógnita
La salida de David Moyes era algo cantado. Los hammers querían crecer, y el técnico escocés suponía un impedimento. Eso sí, se marcha dejando el listón alto. Con él y su estilo más rudimentario, lograron ganar la Conference League en 2023 y se establecieron en la zona noble de la tabla. El problema es lo que espera la afición del West Ham. Ellos querían entrenadores como Rúben Amorim o Roberto De Zerbi, que apostasen por un fútbol más ofensivo y moderno, pero Lopetegui no es ese tipo de técnico. Sin bien hay una diferencia radical entre lo que proponía Moyes y lo que propondrá el vasco, no será un cambio tan radical. Es un paso hacia delante en el crecimiento del club, uno más sostenido y menos pomposo que el que pueden ofrecer otros.
Luego, aparte, surge un nuevo problema. Tal y como se ha visto a lo largo de su carrera, tratar con Lopetegui no es sencillo. Con más o menos culpa (lo de valorarlo depende de cada uno), siempre ha terminado con polémica y de manera abrupta en sus últimos trabajos. Siempre que parecía que su deseada y merecida redención estaba al caer, ha pasado algo. Ya sea por su estilo de juego o por cualquier otra cosa que ahora se escapa a nuestro entendimiento, todo apunta a que algo nuevo sucederá en el West Ham.
Lo cierto es que, pase lo que pase, todo dependerá de lo de siempre. Si el fútbol control de Lopetegui vive por el resultado, su proyecto respirará por lo mismo. Idealmente, el West Ham United le ha contratado para establecerse entre los grandes, y solo se conseguirá a golpe de triunfo. Es el precio a pagar por ser el nuevo Sevilla de la Premier League, y, de paso, por conseguir esa experiencia redonda que busca el vasco en un banquillo. Ambas partes se necesitan para conseguirlo. A falta de lo que pase en un verano que se antoja largo por la más que posible sanción a Lucas Paquetá, tiene pinta de que les irá bien. O, al menos, en los primeros compases les irá bien. Y es que, pese a lo buen entrenador que es, con Lopetegui nunca se sabe.
